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«El gasto sanitario, por desgracia, no se soluciona prescribiendo fármacos genéricos»


Juan Tamargo, ayer, en Luanco.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

«El "Informe Abril" de Felipe González aún está vigente; es decir, hemos dilatado 20 años la evaluación del sistema de salud»

 

Luanco,

Myriam MANCISIDOR

 

Juan Tamargo (Posada de Llanera, 1946) estudió de niño en la «escuela del pueblo» y ya de adolescente cursó bachiller con los Dominicos. Más tarde se licenció en Medicina en la Universidad de Valladolid y desde 1972 trabaja en la Universidad Complutense, donde ejerce como investigador y catedrático de Farmacología. Su especialidad: los fármacos que se utilizan o prescriben para el tratamiento de enfermedades vasculares. Estos días, Juan Tamargo descansa en Luanco (Gozón) aunque sus vacaciones tienen los días contados: el 1 de septiembre se reincorporará al laboratorio, en Madrid.

 

-Cada vez hay más ancianos, pero la mayoría envejece con pastillero...

 

-Creo que el mejor ejemplo de que hemos avanzado muchísimo en el campo de la farmacología es que han aumentado muchísimo las expectativas de vida de la población. Un ejemplo muy claro: hace veinte años un paciente que sufría un infarto de miocardio tenía muy malas perspectivas, ahora es un enfermo que puede sobrevivir durante muchísimos años. Hemos mejorado también la prevención de la hipertensión, la diabetes... Estamos en un momento en que están saliendo muchos fármacos, pero al mismo tiempo asistimos a una serie de desastres.

 

-¿Por ejemplo?

 

-Conocer el juego de los fármacos es una área muy dinámica pero con una cantidad de riesgos extraordinariamente altos: fármacos fantásticos que presentan reacciones adversas, por ejemplo.

 

-Bien, surgen más y más medicamentos, ¿pero estamos cerca de acabar con enfermedades como la diabetes o el ictus?

 

-No, estas enfermedades tienen que seguir existiendo. Un ejemplo: yo tengo un corazón que late entre 60 y 80 veces por minuto. ¿Tenemos alguna máquina que se contraiga unas ochenta veces por minuto y que al cabo de unos años no nos de problemas? La puerta de la lavadora, del armario... El corazón, como estos muebles, también se estropea. Lo que sí sabemos cada vez más es cómo y por qué sufre y aquellos factores que hacen que se estropee más rápido. Así, nuestra obligación no es solo tratar al paciente sino prevenir.

 

-Parece que el corazón no se acostumbra a nuestro ritmo de vida...

 

-Sí se acostumbra pero llora de vez en cuando. Estamos en una sociedad sometida a estrés, ansiedad y de vez en cuando es necesario tomarse una temporada como estoy yo ahora mismo en Luanco, de relax, sin que suene el móvil o el «mail». Aunque esto no es lo único para tener un corazón sano. Comemos mal, si ingerimos muchas grasas las arterias se deterioran y tenemos hábitos de vida poco saludables: todavía hay mucha gente que fuma y tenemos una nueva epidemia que es la obesidad.

 

-¿Le preocupa la obesidad infantil?

 

-Mire, hace veinte años un colega me dijo después de un estudio con niños que éstos presentaban cifras muy altas de colesterol. Mi respuesta fue: que vuelvan a repetir las pruebas. No parecía posible que esos niños tuvieran cifras tan altas. Ahora somos una población con altas cifras de obesidad. En este sentido podemos avanzar mucho con los fármacos, pero los medicamentos no son la panacea. El primero que se tiene que ayudar a sí mimo es el paciente.

 

-Hablando de fármacos, ¿qué le parece que los médicos estén obligados a recetar genéricos?

 

-Desde un punto de vista teórico esos fármacos están perfectamente establecidos y me parece bien que se receten. Ahora bien, hay algunas cosas que no me gustan tanto como que se piense que con los genéricos se va a solucionar el gasto farmacéutico porque, desgraciadamente, no va a ser así. Otra cosa que no me gusta es que algunas comunidades distingan entre genéricos y genéricos de marca si no hay diferencias de precio. Otra cosa a mi juicio criticable es que de determinados compuestos hay muchísimos genéricos. Pero repito, el gasto sanitario no se soluciona prescribiendo genéricos. Hace muchos años, con Felipe González (PSOE), se hizo famoso el «Informe Abril» (redactado en 1991). Este documento sigue estando vigente hoy en día, esto quiere decir que hemos dilatado durante al menos veinte años la evaluación del sistema de salud.

 

-¿Consumimos más fármacos de los que deberíamos?

 

-Consumimos demasiados. Necesitamos que la gente comprenda que los medicamentos no son un bien de consumo, los medicamentos son algo que están para prevenir, tratar y, si podemos, curar enfermedades. Quizá si uno supiera lo que cuestan los medicamentos empezaría a ser más cuidadoso porque se daría cuenta de que está despilfarrando el dinero de todos.

 

-¿Cree que las medidas de austeridad aprobadas por el Gobierno para el Sistema Nacional de Salud afectarán a la investigación?

 

-El presupuesto del Ministerio de Ciencia y Tecnología va por otro lado, pero hay una cosa que es muy importante: la industria farmacéutica es la que más invierte en investigación y desarrollo. A esta industria se le están recortando cada vez más sus beneficios -no voy a juzgar si eran muchos o no- y si eran los que más invertían en I+D ahora están retrocediendo. Esa inversión tenía doble dirección: Farmaindustria daba millones al Gobierno para que financiara la investigación biomédica y, por otro lado, los propios laboratorios financiaban investigación en hospitales...

 

-La situación parece delicada...

 

-La situación es difícil. Cabe el riesgo de que alguna industria farmacéutica abandone España y si lo hace no vuelve. Estamos hablando de muchos puestos de trabajo, tecnología e investigación. A largo plazo habrá que preguntarse ¿quién va a financiar las reuniones científicas?, ¿y la formación?, ¿y parte de la investigación en hospitales?

 

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