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«En el San Agustín aprendí que la parte afectiva es muy importante»

«En el San Agustín aprendí que la parte afectiva es muy importante»

 

 

25.09.11 - 02:39 -

FERNANDO DEL BUSTO fdelbusto@lavozdeaviles.es | AVILÉS.

     

«No me cesaron, llevaba muchos años aquí y quería cambiar. Hablé con el consejero y llegué a un acuerdo con él para marchar»

Alfonso Flórez Díaz Exgerente del Hospital San Agustín

«¿Que me faltó mano izquierda? Eso es muy subjetivo, en un sitio así siempre hay partes encontradas»

«La plantilla de trabajadores del hospital está muy comprometida con el centro»

«Me gustaría que me recordasen como persona, por las amistades que unen»

«Este es un centro que trabaja, con capacidad para aumentar sus competencias»

«Lo más difícil en la gestión es tener que decidir, como siempre pasa en la vida»

 

La semana que hoy concluye ha sido especialmente intensa para Alfonso Flórez Díaz. El martes se conocía que abandonaba la dirección del Hospital San Agustín de Avilés para convertirse en el nuevo director gerente del Complejo Hospitalario de Toledo, donde era presentado el pasado viernes por la tarde. Ese día acudía durante la mañana al Hospital San Agustín para despedirse de los que fueron sus compañeros de trabajo desde 2003 y atender una entrevista con LA VOZ DE AVILÉS.

-¿Qué referencias tenía del Hospital San Agustín cuando se incorpora en 2003?

-Era un centro que estaba en obras y que había que venir para terminarlas con rapidez y abordar un cambio en la organización y el funcionamiento del hospital. Eso había que hacerlo con agilidad.

-¿Cómo se encontraba el hospital cuando llegó?

-Llevaba muchos años en obras, lo que condicionaba todo. Pudimos terminarlas y eso nos permitió comenzar a trabajar con las personas, con un nueva organización. Poco a poco ese cambio organizativo se fue realizando. Son cambios lentos, que se hacen con el cariño, contando con la gente y se fue realizando. Creo que lo más importante es que hoy existe una organización consolidada, madura, que sabe lo que quiere. Cada una de las personas que está en el hospital sabe lo que tiene que hacer para atender mejor a los pacientes. Al menos es lo que me consta a mí.

-¿Cómo surge el traslado a Toledo, buscaba un nuevo trabajo cuando sabía que sería relevado o recibió la oferta?

-A mí no me cesaron. Hablé con el consejero y llegué a un acuerdo con él para marchar. Llevaba muchos años aquí y no es bueno estar en un sitio tanto tiempo. Quería cambiar. Me llegaron varias oportunidades y, entre ellas, la de Toledo. Es una oferta que encaja en mi forma profesional y voy con mucha ilusión, para hacer lo que pueda.

-El Complejo Hospitalario de Toledo es un centro comparable al HUCA. ¿Cuestiona la política de Recursos Humanos del Principado permitir la fuga de profesionales a otras regiones?

-Cada uno tenemos que estar en su momento donde debemos estar. Yo soy un hombre de la sanidad pública. Igual en estos momentos yo no soy la persona más adecuada para dirigir el HUCA, o no quiero... Hay muchas cosas. Lo de Toledo me parece muy importante, me parece un proyecto muy interesante y voy para allí.

-¿Ha tenido momentos duros?

-En la vivencia de una organización de estas características, como puede ser un hospital, hay momentos duros y muy dulces; hay momentos para ver que las cosas van hacia adelante y te ayudan a reformar tu pensamiento, tu forma de actuar. Y eso es muy importante: escuchar y saber cómo la gente lo puede hacer mejor, cómo atender a los pacientes.

-El San Agustín es el noveno hospital que dirige. ¿Aprendió aquí algo nuevo?

-Todos los días se aprende algo nuevo. Avilés me dio unos aprendizajes importantes en cuanto que las cosas que parecen que son como son, no son realmente lo que son. Ir conociendo a las personas durante un periodo de ochos años es muy importante. Llegas a un conocimiento y una relación familiar con las personas. Y eso es lo que creo que prima en las organizaciones: la parte afectiva, comprender y saber hasta donde podemos llegar y exigir a las personas.

-En su despedida con los jefes de servicio, el doctor Jorge aseguró que usted había sido el mejor gerente del hospital, pero que le había faltado mano izquierda en algunos casos.

-¿Mano izquierda? Eso es muy subjetivo. Yo no creo que me falta mano izquierda con algunas personas, sino, como a todo el mundo, para todo. Cuando estás en una organización tan compleja como un hospital, que es sistémica, de todos los componentes siempre tendrás alguna parte encontrada, que no tratas debidamente. Tienes que conformar a todo el organismo. Hay determinadas cosas a las que hay que hacer frente: posturas, determinadas conductas, formas de actuar que van en contra de todo el organismo. Eso va en la gestión. Hacerlo bien o mal, en el momento adecuado... Eso es muy difícil. Pero en eso estamos, aprendiendo.

-¿Cómo será recordada su gerencia?

-Me cuesta responder a una entrevista tan personal. Prefiero pasar desapercibido. Que me recuerden como persona y punto, por las amistades que unen.

-¿Se queda con el refuerzo a la cirugía ambulatoria, las habitaciones individuales para maternidad, las jornadas gastronómicas...?

-Eso forma parte de los estilos directivos, de todo el equipo. Son cuestiones que elegimos, como las jornadas gastronómicas o tener unos jardines bien cuidados, preocuparnos por los residuos, hacer un hospital sin barreras y recibir un premio por ello; preocuparnos por pintar y conservarlo, tratar a la gente como queremos que sea y sin dar contestaciones porque estamos en una línea de educación y formación continua, que la empresa de limpieza haga un trabajo exquisito... Son cosas que forman parte del diario del hospital. Eso acompaña al modelo organizativo en el que sabemos que lo más caro del hospital son las horas de trabajo y se dedican a trabajar; aprendiendo todos a trabajar y convivir sin tensiones, creando un clima que lo favorezca.

-¿Lo más difícil de la gestión?

-El tener que decidir -risas-, como siempre pasa en la vida.

-¿Cómo es el hospital que deja?

-Antes de que llegase yo, el San Agustín era un hospital donde se trabaja, se atiende las necesidades de la población asistida y con capacidad para aumentar sus competencias. Es una facilidad que tiene la organización y que se mantiene. Es una plantilla muy comprometida y con un gran orgullo de pertenecer al hospital.

-¿Da algún consejo a su sucesor?

-No, es una persona con la suficiente preparación para saber lo que debe hacer.

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