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La ciencia asturiana, portada de la principal revista de genética en el mundo

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Un artículo cofirmado por el director del grupo de Epigenética del Cáncer del IUOPA, Mario Fraga, alerta sobre la incidencia del medio ambiente

Foto: Mario F. Fraga.

Lne.es » Sociedad Oviedo, Eduardo GARCÍA

Un investigador del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA) abrió ayer la revista «Nature Reviews Genetics», la más importante del mundo en su campo, con un artículo científico sobre los efectos del medio ambiente en nuestra genética. Mario F. Fraga es responsable del grupo de Epigenética del Cáncer del IUOPA, con sede en el Hospital Central (HUCA), y firma el trabajo con Robert Feil, uno de los grandes expertos mundiales en epigenética durante el desarrollo embrionario.

 

Se trata de un trabajo que resume y explica distintas investigaciones, solicitado ex profeso por los editores, y que viene a confirmar el prestigio del grupo de trabajo asturiano. «Sabemos que el medio ambiente tiene un efecto importante sobre nuestros genes, tanto en el estado embrionario como en la vida adulta, aunque nos quede aún un largo camino para descifrar con precisión los mecanismos moleculares», explicaba ayer Mario Fraga, que es investigador del Centro Nacional de Biotecnología, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tras conocerse la publicación de «Nature Reviews Genetics». Estaba feliz «porque no es fácil publicar aquí. En Asturias lo hace López Otín y nadie más», declaraba.

 

Cuando Fraga y Feil hablan de medio ambiente se refieren «a un todo» que va desde las condiciones en los primeros momentos de la gestación hasta nuestros hábitos alimentarios y de vida, ya en la edad adulta. «Los genes no lo determinan todo, el entorno tiene un papel importante a la hora de moldear nuestro fenotipo». Parece obvio, pero el problema es que en los humanos los estudios son meramente asociativos.

 

En el estudio de «Nature Genetics» se citan algunos ejemplos que demuestran hasta qué punto nuestro destino genético está determinado por cuestiones aparentemente nimias. «En Gambia se ha hecho recientemente un estudio que demuestra que los niños gestados en época de lluvias, tiempo con menor acceso a los alimentos, presentan alteraciones metabólicas y epigenéticas en relación con los gestados en época seca». Algo tan simple como el día en que un padre y una madre gestan a su hijo «marca el metabolismo para toda la vida».

 

El feto tiene mecanismos moleculares que lo preparan para el ambiente que se va a encontrar. Los niños nacidos en países africanos, por ejemplo, están programados para vivir en condiciones de muy poco alimento, la llamada teoría del fenotipo ahorrador.

 

No somos en este aspecto muy distintos a otros animales, ni siquiera a las plantas. «Para que se produzca la floración en primavera es condición que haya habido frío en invierno. El frío regula los genes y los prepara. Si no hay frío, no hay flor», explica Mario Fraga.

 

Con la dieta de la madre pasa algo parecido. «El reto para el futuro será determinar en qué medida se producen esos efectos». Y no digamos nada con el tabaco y el alcohol, o con los ambientes laborales. «El entorno nos afecta mucho más de lo que pensamos porque hay variantes infinitas. En realidad todas las moléculas a las que estamos expuestos forman parte de esta gigantesca ecuación». El «baile» comienza con las primeras células generadas a partir del cigoto, apenas unas decenas. En el ser humano llegarán a los 50 billones

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