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«A Garzón le tenían ganas, iban a por él y lo han condenado»

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Cantautor. Entrega el Premio 13 Rosas en la Casa del Pueblo. Presenta el martes su nuevo trabajo grabado en el Centro Niemeyer.

Foto: El cantante y compositor Víctor Manuel, ayer, en el hall del Hotel AC Forum de Oviedo. Daniel mora

25/02/2012 00:00 / Andrea Suárez Oviedo

Víctor Manuel vuelve a casa. A sus 64 años, y lejos de jubilarse, presenta nuevo trabajo sobre el concierto que grabó en septiembre en el entonces Centro Internacional Oscar Niemeyer.

 

Vivir para cantarlo es un repaso a toda su discografía, sus grandes éxitos, en directo en un espectáculo participativo en el que contó experiencias, recuerdos y motivaciones de cada tema. Un repaso a su carrera que presenta el próximo martes. No obstante, su presencia en Oviedo, ciudad a la que llegó el jueves por la noche, esta motivada por la entrega del Premio 13 Rosas, que recibirá hoy Angelita Andrada y las víctimas españolas de los campos de concentración nazis, representados por la Asociación Amical Mauthausen desde la Casa del Pueblo de Oviedo.

 

‘Vivir para cantarlo’ es el resumen de su carrera.

 

Es el resultado de tres años de gira. Surgió porque en medio de la gira alguien dijo “esto hay que grabarlo”, no puede pasar así. Hicimos una grabación en el Campoamor en 2010, y Luis García Sánchez pensó hacer una película, pero se lió y al final el 2 de septiembre se grabó en forma de disco en el Niemeyer con invitados como Ana Belén, Serrat, Miguel Ríos..., que cantaron algunas canciones y eso es lo que hay en el disco.

 

Entre las colaboraciones de este álbum está una muy habitual, la de su mujer.

 

Trabajamos muy bien juntos, como nadie nos obliga… Hemos hecho solo un disco de estudio, pero en vivo ya tenemos unos cuantos, y con Serrat y Miguel Ríos… Llevaba ya tres años en solitario y me apetecía cantar con ella, aunque ahora en marzo ella empieza una gira, así que tendremos que esperar. Como nunca he vivido con otra persona no me cansa. Supongo que si fuera matemática o arquitecta o fotógrafa quizá, pero hay un territorio de entendimiento. Toda la familia sabemos de lo que hablamos y se comprende mejor el trabajo del otro. Nos conocimos muy jóvenes y crecimos juntos y también nos fuimos haciendo conocidos a la vez, eso hace que compartas amigos. Nos hemos dado la vida que queremos, hemos procurado no estar mucho tiempo separados, no fuimos una temporada a América por estar con los chavales… Unos hijos que finalmente se decantaron también por el mundo del espectáculo.

 

David, el mayor, tocaba el piano desde los cinco años. Empezó con el método de Kodaly, un músico húngaro, que hace a los críos jugar y mezcla músicas. Un chavalín que toque en Asturias tocaría Paxarín parleru , el Asturias patria querida y algo de Mozart muy sencillo todo a la vez. Todo es un juego y acaba aprendiendo mucho. Lo primero que nos preguntó la profesora fue “¿queréis que se examine?”, nosotros solo queríamos que tocara. Efectivamente a los quince años ya controlaba todo. Al acabar Bachiller dijo que quería estudiar Informática, se fue al año porque se aburrió como una ostra. Pensaba aplicar la informática a la música y se encontró con que aquello era un erial. Luego estuvo otro año haciendo Ciencias Químicas y se aburrió más todavía y luego fue ya cuando dijo que quería estudiar música. Se fue a Berklee a la escuela de música y ya vino sabiendo todo lo que le faltaba por saber, así que no sabíamos que podía acabar en la música también.

 

Su hija, en cambio, se decantó por la actuación.

 

Marina siempre fue muy teatrera. Ya de pequeña se coló en alguna función de su madre y salió y también dijo que quería estudiar teatro. Se fue al Laboratorio de Teatro William Layton de Madrid a estudiar los tres años. Hizo muchos castings y empezó haciendo teatro, ya ha hecho seis y sobre todo lo que más popularidad le dio fue Amar en tiempos revueltos .

 

El álbum hace un resumen de vida, de carrera… Es un disco especial. Tampoco es un punto final. Es un punto y aparte, un camino para empezar a hacer otras cosas. También es el concierto más atípico que he hecho nunca, el más extraño, en el sentido que nunca hice un concierto de hablar mucho, de comentar con la gente. Lo veo como una isla, porque no haré más nada parecido. Lo siguiente será un disco de estudi o con nuevos temas. No sé ni que número es de mi discografía, lo que sé es que quedó muy bonito. Más de lo que esperaba.

 

Se grabó en el Niemeyer...

 

Fui viendo nacer el Niemeyer, porque mientras se construía volví en varias ocasiones. Sobre todo tengo una imagen muy clara. Cuando arrancamos los conciertos en Palacio Valdés, en 2009, estaban depositando los materiales para empezar y fue como cerrar un círculo cuando volví a cantar. Los asturianos a veces cuando queremos podemos… tendría que haber añadido que también podemos joderlo todo visto lo visto.

 

Se refiere a la gestión del actual gobierno autonómico del complejo. ¿Ha dado Asturias un paso atrás al respecto? Desde luego. Espero que las nuevas elecciones lo corrijan, es un disparate. Nunca vi a la gente de Avilés más feliz, el comercio rebosante de gusto. Cuando caímos por aquí, íbamos a algún restaurante y estaba todo lleno. “Desde que abrió el Niemeyer no paramos”, nos decían. Es algo muy difícil de valorar económicamente. Se implicó mucho la ciudad y el comercio, que veía Avilés salir en los telediarios de todo el mundo, con ese juguete tan bonito… Eso se desfondó un poco.

 

Cascos marcó un antes y un después en poco tiempo.

 

No vivo aquí, entonces no lo puedo valorar en primera persona, pero abro la prensa todos los días y noto que tiene poca cintura, que es incapaz de llegar a pactos con nadie, incluso con los de su propia ideología. Y eso es malo, porque un político que no sabe pactar… eso no es política. Hay que saber ceder cuando tienes que ceder y ganar cuando tienes que ganar y tengo la sensación de que él no sabe.

 

La motivación de su visita es la entrega del premio Trece Rosas a Angelita Andrada, una niña correo de la Segunda Guerra Mundial.

 

Es una mujer valerosa, extraordinaria, es una alegría que la gente, a pesar de las dificultades, sigue caminando, defendiendo sus valores… y a esa gente hay que cuidarla.

 

El diccionario de la Academia de la Historia, homenajes a Fraga, el juicio a Garzón por la Memoria Histórica, las revueltas de los estudiantes de Valencia... ¿Recuerda esto a otras épocas? Son signos de una situación en la que estamos. La enciclopedia sale cuando está el PSOE gobernando y no van a cambiarlo ahora. A Fraga me parece bien que le hagan un homenaje los suyos. Lo que no me parece normal es que se retransmita en entierro en la segunda cadena pública, eso es un disparate. Son esos pequeños signos los que te hacen ver que estas personas ocupan un lugar que no deberían ocupar. No creo que haya nadie que tenga alguien enterrado en una cuneta que quiera desenterrarlo para llevar a juicio a no sé quién. Aquí el único juzgado ha sido Garzón y ya se le ha castigado. Se vio claramente que le tenían ganas, que iban a por él y que han aprovechado el mínimo resquicio, con un rasero que nunca se aplicaría a otros jueces. Hay alevosía. Es todo... inquietante… ciertamente. También las actuaciones policiales de Valencia, por la torpeza y la estupidez.

 

Hay descontento en la calle.

 

Las cosas ocurren porque la gente se va cargando. A veces uno piensa lo raro que es que este país esté tan tranquilo con los problemas que hay. La gente es civilizada y no quiere romper farolas. Si alguien puede actuar con libertad son los estudiantes, que no dependen de un puesto de trabajo. Es mucho más complicado que una persona con empleo precario haga una huelga, eso es impensable a estas alturas. Se irá formando un tejido de descontento que en algún momento saldrá. Es como si se acumula pus bajo la piel. En algún momento tendrá que explotar.

 

¿La reforma laboral contribuye a ese reparo a las protestas por parte del trabajador? La reforma laboral juega a meter miedo, a acosar al trabajador, a precarizar su labor más que nunca y hace que la gente que tiene responsabilidades se piense cualquier paso antes de protestar.

 

La música vive su crisis particular. Las ventas, la piratería...

 

Lo que me irrita de esta crisis, que viene de más lejos que la económica actual, no es que no se escuche música, porque se escucha más que nunca, sino que han cambiado las fuentes para hacerse con esa música. Es una realidad. No creo que se trate de modelos de negocio. Ahora cualquiera sabe que por ejemplo en la plataforma Spotify por una mínima cantidad al mes, tienes toda la música que puedas imaginar, novedades que puedes escuchar y luego adquirir si te gustan en otros portales, como Itunes. Pero como se puede piratear… Si con hacer un click puedes bajarte lo que quieras te lo bajas, el problema es que ha habido una laxitud tremenda por parte de las autoridades. La piratería física no se combatió con el argumento de que mientras estuvieran pirateando no vendían otras cosas… con internet igual. Ha pasado el tiempo y resulta que ya no hay nada que vender, el mercado está tan deteriorado que se ha acostumbrado toda una generación a que todo eso es gratis. De ahí no pueden surgir nuevos modos de negocio, es imposible.

 

¿Purgará la crisis la música? Parece un mercado con exceso de oferta...

 

Malos siempre los ha habido y que vendían muchísimo. También ha habido gente extraordinaria y que vendía muchísimo igualmente. Son las condiciones económicas las que cambian. Esta crisis a quien más daña es a la gente joven. Yo siempre digo a los chavales que se vuelven locos con 10.000 canciones en el IPod que a quien joden es a sus músicos. A Mick Jagger no le tocan el pelo, ni a Alejandro Sanz, ni en otra medida a mí, porque ya vendí todos los discos que tenía que vender. El chaval que empieza interioriza que de esto ya no se vive. Que tienes que trabajar el resto de la semana donde puedas y hacer música los sábados y los domingos. La música no va a dejar de existir, pero estaría bien que a una persona con talento a la que le bajan 30.000 veces una canción en cualquier portal, que eso le permita profesionalizarse y seguir creando. No va a poder hacerlo, si solo escribe canciones. Al que canta le puede ir más o menos bien con los conciertos. Al que ha escrito la canción no.

 

En en este contexto la Gala de la Música se cae del cartel.

 

Las informaciones fueron muy tajantes. Lo que tratamos es de hacer una academia de la música más homogénea. Básicamente antes solo estaban los intérpretes y autores. Se trata de meter a todo el mundo; técnicos, distribuidores… se trata de lograr eso y cuando ocurra intentar hacerla hacia noviembre. Antes se pedía que fuera en mayo, porque era la temporada más floja, en la que la curva estaba más baja. Ahora como es flojo todo el año, prefieren acercarla a la campaña de Navidad para dar un empujón.

 

La Sociedad General de Autores vive ahora momentos tensos… Usted tiene clara la defensa de Teddy Bautista.

 

Siempre he estado a favor de la Sociedad General de Autores y en el caso particular de Teddy, cuando se me ha preguntado por cuestiones concretas. Hay una comisión de autores que actualmente está haciendo que la SGAE funcione con normalidad. Esta próxima semana convocaremos elecciones para una nueva junta y esperamos que sean muy participativas y que la gente con ganas salga para trabajar por ella.

 

¿Aprovecharán para repensar algo? Hay que repensar muchas cosas, pero no las que piensa mucha gente. Seguramente hace falta una reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, que está obsoleta. Nosotros no recaudamos nada que no recaude ninguna de las otras sociedades europeas, como el caso de la copia privada. Aquí todo llega muy tarde.

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