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El recorte del empleo público deja en la incertidumbre a cientos de opositores

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Las academias lamentan que el negocio lleva camino del «desastre» y afirman que el 50% de sus alumnos ha renunciado a examinarse

Foto: Las oposiciones celebradas el año pasado en el Principado para optar a 115 plazas de maestro de Primaria. :: MARIO ROJAS

05.05.12 - 03:39 - AZAHARA VILLACORTA | OVIEDO.

«Es un dolor ver aquí a gente de 40 y pico»

Protesta por el cierre de la farmacia de Silicosis

Cristina Fernández vive a medio camino «entre en cabreo generalizado y la desmotivación más absoluta», a pesar de que cuenta con el respaldo incondicional de su familia. Esta joven de Pola de Lena y 27 años lleva los tres últimos preparando oposiciones a Judicatura. El problema es que «este año no se convocan plazas y el siguiente sacarán a oposición 55 vacantes para todo el Estado, mientras que, antes, sumaban 400».

Cristina, que aspira a convertirse en fiscal más pronto que tarde, está asumiendo lentamente que los buenos tiempos, las décadas de los setenta y los ochenta, cuando el empleo manaba del sector público, no volverán. Que tendrá que esperar, al menos, hasta 2014, cuando «convocarán plazas de titulares». Y que, en estos tiempos, al igual que ella, los cientos de jóvenes asturianos que han apostado por el empleo público se enfrentan también a las estrecheces económicas que ahogan a las administraciones, obligadas a reducir la oferta de empleo a mínimos históricos.

La encrucijada es tal que esta joven lenense está pensando en renunciar a preparar las oposiciones a tiempo completo y en ponerse a trabajar, aunque sabe que le resultará difícil «encontrar un empleo, sobre todo con la dedicación que exige el primer trabajo, que pueda compatibilizar con los estudios».

Pero tampoco puede abandonar del todo lo que ella considera «una inversión» en la que lleva inmersa tres años. Porque, además, explica, «preparar una oposición no es como tener un título académico. No lo pones en el currículum».

El resultado es que los futuros opositores siguen preparando exámenes sin fecha, sin conocer cuándo se convocarán las plazas. Y, por lo tanto, «cada vez, con menos motivación», explica Chema Fernández, al frente de la gijonesa Academia Civil, encargada de guiar a los opositores hacia su ingreso en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Aprobar es más difícil

Normal, piensa el director del centro de estudios. «Antes estaban acostumbrados a tener 3.000 ó 5.000 plazas y a entrar con la gorra, mientras que ahora mismo tienes que ser un cerebrito para sacar una». Máxime, apunta, «cuando el nivel que se exige es el de la ESO», con lo que «ponerse a la altura de gente mucho más formada, que es la que está en condiciones de aprobar, es muy difícil».

A 120 euros por mes, Chema Fernández no engaña a nadie: «Se necesitan dos años de preparación como mínimo». Y lamenta «vivir en la incertidumbre de si habrá o no convocatoria». Porque, además, «muchos policías y guardias civiles que tienen la opción de pasar a segunda actividad o a la reserva optan por seguir trabajando a los 65». Con la que está cayendo, subraya, «a ver quién deja de cobrar 200, 400 ó 500 euros por prejubilarse».

Así las cosas, se atreve a traducir la situación a números: «La gente que se presenta se ha reducido, por lo menos, un 50%. Si sabes que hay 150 plazas de Policía para toda España, muchos ni se lo plantean. Pero es que, si miramos a la convocatoria de la Guardia Civil, son 38. Eso, este año. Pero es que las expectativas para el año que viene tampoco son muy buenas».

A pesar de que hay muchos que se ven obligados a renunciar a preparadores y academias y se ponen a estudiar por libre, ese es el mejor de los supuestos. Porque, en el peor, no hay previsiones fiables, como ocurre con la convocatoria de oposiciones por parte de la Consejería de Educación y Universidades del Principado.

Este año era el turno de los profesores de Secundaria, pero no ha podido ser en «un ejercicio que ha ido camino del desastre», admite Jorge Moirón, formador del centro de estudios avilesino Tándem.

Allí no sólo han asistido al vaivén del «ahora sí, ahora no» de la convocatoria protagonizado por las distintas comunidades, sino que, además, han sufrido dos cambios de temarios en pocos meses.

El primero, a manos del PSOE, unos días antes de perder las elecciones. El segundo, el pasado febrero, auspiciado por el PP. Y, con ellos, «la correspondiente pérdida de meses de preparación». Pero el baile todavía no ha acabado: «Ahora, va a haber otro cambio más que no hicieron antes porque sería tirar por la borda un montón de sus votos». En resumen: «Un cachondeo si no fuese porque está en juego el futuro de muchas personas».

Al borde de la desesperación

«La gente está al borde de la desesperación», añade Moirón, que concluye que «hay gente con familia, con muchas cosas que hacer, que no puede permitirse estar perdiendo el tiempo».

La prueba de este intento de salida en el laberinto se produjo el pasado día 15, cuando casi 6.000 aspirantes se examinaron para cubrir 42 plazas de ordenanza de la Universidad, dos de ellas reservadas para personas con discapacidad. 143 opositores por cada una.

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