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Las caras del paro en Avilés

El desempleo disminuyó en la comarca en 362 personas

 

06.06.12 - 00:01 - JESÚS GONZÁLEZ jaizpurua@lavozdeaviles.es | AVILÉS.

 

Las oficinas de empleo encierran miles de dramas personales agudizados por la crisis. La desconfianza en el futuro y en la clase política se apodera de quienes buscan trabajo en la ciudad

«Hoy en día, por desgracia, el único lugar en el que vas a encontrar algo de estabilidad es en el paro. Es en el único sitio que, por ahora, sabes que vas a cobrar mes a mes», afirma con un indisimulado tono socarrón Leudy Carmona Disla, metalúrgico que esta semana se estrenó como parado tras meses de impagos, promesas incumplidas y progresiva precarización de su situación en una empresa del sector. Llevaba diez años trabajando «fijo», en la empresa, pero la crisis y, sobre todo, a su entender, «las soluciones que se han planteado únicamente para salvar a los de arriba», han acabado llevándole a engrosar las listas del paro.

Él es uno de los 12.000 vecinos de la comarca que no tienen trabajo. Doce mil personas que arrastran otras tantas historias de frustración y desconfianza en el futuro y en unas clases dirigentes que no acaban de aportar soluciones. «Llevo más de un año en paro. No encuentro nada... tenía un contrato fijo en un restaurante, pero me vi en la calle», afirma Carmen, una mujer que no acaba de entender cómo las cosas se han torcido tanto. «En mi caso, además, podrían tener ventajas por contratarme, por ser víctima de violencia de género... Pero ni con ayudas», se lamenta. «La cosa está realmente mal. Podrán mejorar algo las cifras, pero la situación es la que es», añade esta mujer que prefiere no identificarse, dado que cuenta con una orden de protección frente a su agresor.

Su larga estancia en la lista del paro no es, ni de lejos, una excepción. Ángel Manuel Estrada es albañil, y lleva desempleado desde enero de 2011. Ese tiempo en el paro sólo se vio interrumpido durante un mes, entre noviembre y diciembre del pasado año. Ni él ni su pareja tienen trabajo, ni su cuñada, y otros dos de sus hermanos. «¿Dónde bajó el paro?», afirma al ser preguntado por los últimos datos del balance del Servicio Público de Empleo del Principado de Asturias, que señalan un ligero descenso del desempleo en la comunidad autónoma. «Soy albañil, pero he buscado trabajos de todo tipo, de peón, de lo que sea. Pero no hay nada y no tiene pinta de que la cosa vaya a mejorar», afirma con evidente desconfianza en el futuro.

Algo parecido le ocurre a Joaquina Díaz, que después de llevar seis años trabajando como cocinera en un restaurante, vio cómo un problema de salud acabó truncando su estabilidad laboral. «Tuve que someterme a una operación y me echaron», afirma con amargura. Desde entonces, lleva dos años entrando y saliendo de la oficina del Servicio Público de Empleo de González Abarca. «¿Estabilidad? Ya no creo que la consiga. Sólo puedo aspirar a cubrir bajas y vacaciones», afirma al ser preguntada por cómo ve su futuro laboral.

Autónomos

Para Eduardo Andrés Rojo y su mujer, también autónoma como él, la situación es igualmente frustrante, con el agravante de los muchos inconvenientes de ser un trabajador por cuenta propia. «No tenemos derecho a nada, ni siquiera a una prestación por desempleo. Si además llegas a una edad y te encuentras sin trabajo ves que lo que has cotizado durante toda la vida apenas sirve para nada», afirma junto a su marido. Eduardo Andrés se vio en la tesitura de incorporarse a trabajar como autónomo después de que dos infartos acabaran con toda una vida laboral en una empresa del sector metalmecánico. «Me vi en la calle con una minusvalía que no me incapacitaba para otros trabajos y, si decidía jubilarme, me daban de pensión el 40% de lo que me correspondería», afirma.

Su situación no es un caso aislado, asegura. De hecho, tanto él como su esposa asumen ya que los trabajadores autónomos son, sin duda, uno de los eslabones más débiles y desprotegidos de la cola del paro.

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