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Menos mal que alguien lo dice alto y claro… este informe de la fundación BBVA es un “arrimando el ascua a su sardina” en el negocio en el que quieren convertir nuestra salud: la colaboración público-privada (la privatización).

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Un estudio del sistema sanitario sesgado y poco riguroso

Por Marciano Sánchez Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública

nuevatribuna.es

Acaba de hacerse público el estudio “El sistema sanitario público en España y sus comunidades autónomas: Sostenibilidad y reformas” financiado por la fundación BBVA y lo más sorprendente es la falta de rigor de  su metodología y de sus principales conclusiones.

El estudio asegura que “se prevé  que el gasto sanitario público crecerá a una tasa media anual del 4,4% de aquí a 2016”, contra toda evidencia y que por lo tanto “la economía debería de crecer un mínimo del 1,4% anual para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario”, y por ello, reclama “reformas para controlar el gasto”.

Es evidente que se parte de unas premisas falsas que parece mentira que sean sustentadas por economistas. Se utilizan series históricas que acaban en 2010 por lo que la tendencia no incluye el periodo de crisis económica (mejor dicho solo el último año de la serie donde empieza el decrecimiento del gasto sanitario (se pasa del 6,1% del PIB y de 1.376 euros per cápita en 2009 al 6% y 1.349 euros en 2010), por lo tanto la previsión que se hace esta sesgada y no se corresponde con la realidad (un error metodológico de bulto).

Es bien conocido que entre 2010 y 2013 los presupuestos sanitarios públicos de las CCAA per cápita han experimentado una disminución del 11,4%, con decrecimiento promedio anual del  3,91 %, es decir la previsión no solo no se está cumpliendo sino que sucede todo lo contrario, en lugar de un aumento del gasto sanitario público estamos ante una disminución del mismo

Incluso los últimos datos de la OCDE (junio 2013) ya señalan que el gasto sanitario español está en clara disminución. Así el gasto sanitario público per cápita se sitúa por debajo del promedio de la OCDE (2.224,2 dólares/poder partitario de compra –ppc– versus 2.436,7 dólares ppc) y ha disminuido desde 2009 (pasando de ser el 74,9% del gasto sanitario total en este año al 73% en 2011), con un crecimiento negativo de  -1,2% en 2010 y de -4,3% en 2011,mientras el gasto sanitario total en % sobre el PIB también disminuye 0,3 puntos en % en 2011 (situándose en el promedio de la OCDE). Por otro lado conviene recordar que el crecimiento del gasto sanitario en España nunca estuvo descontrolado (la OCDE en 2008 señalaba que el crecimiento del gasto sanitario anual en los últimos diez años era  en España del 2,7% frente al 4,1% del promedio de los países de la OCDE)

Es decir los datos conocidos demuestran que lejos de producirse este incremento continuo del gasto sanitario que señala el Informe, está ocurriendo justamente lo contrario, desde hace años, a partir de 2009, se ha entrado en una disminución del gasto sanitario público, que además es mayor que la contracción del PIB. Resulta llamativo que se publique en agosto de 2013 un Informe que ignore estos datos y dice muy poco del rigor del mismo.

Otro de los problemas del Informe es el sesgo ideológico que esta expresado en la Introducción y lógicamente aparece a lo largo del mismo. Los autores utilizando una referencia “moderna” (Aristóteles, siglo IV antes de  nuestra era) intentan colocarse en lo que ellos entienden como “justo medio”, creando de una manera artificial dos supuestos enemigos del SNS, caricaturizando sus posiciones con una notable ausencia de “moderación” que hubiese sorprendido a su supuesto mentor filosófico. 

En realidad estamos ante una de las posiciones ideológicas que fomentan la privatización que está presente en nuestro país hace mucho tiempo al menos desde el Informe Abril de 1991, una posición “blanda” si se compara con las más “duras” de Lasquetty y compañía, pero que a la postre pretenden justificar las mismas actuaciones y por lo tanto es complementaria. Amparándose en unas supuestas evidencias científicas, en algunos casos tan inexistentes como las que han señalado sobre tendencias de gasto sanitario, plantean soluciones inscritas en un paradigma nunca demostrado, las supuestas ventajas de la introducción de incentivos de mercado, de la competencia y de la participación del sector privado (lo que eufemísticamente se denomina colaboración público- privada)  en la provisión de los servicios sanitarios. Como siempre estos planteamientos se encubren en declaraciones genéricas como la búsqueda de “una mejora de la eficiencia” que todo el mundo desea pero que hay planteamientos, como los privatizadores, que la practica ha demostrado que avanzan en sentido opuesto. Un sesgo ideológico presente en todo el Informe.

El Informe por supuesto contiene muchos datos e información que es de  interés, y que pueden ser utilizados para comprender el funcionamiento y los problemas del SNS.

En conclusión estamos ante un Informe con sesgos metodológicos e ideológicos básicos que desnaturalizan su contenido supuestamente científico y que hace afirmaciones que la realidad demuestra que son totalmente erróneas, la utilidad del Informe queda así circunscrita a los fines de la entidad financiadora, que es de agradecer, aparece claramente explicitada. Estamos ante otro de los trabajos seudocientificos  que intentan recuperar el terreno ideológico en que se sustentan las políticas privatizadoras de la Sanidad Pública tan desprestigiadas por las movilizaciones sociales y profesionales.

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