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Las medidas del Principado para la sanidad chocan con médicos, usuarios, IU y PP

Las medidas del Principado para la sanidad chocan con médicos, usuarios, IU y PP

Los facultativos dicen que el Ejecutivo «echa balones fuera» y los pacientes critican su «demagogia»

Iglesias plantea subir impuestos a los ricos para obtener más recursos

Las propuestas del Principado para garantizar la sostenibilidad futura de la sanidad asturiana colisionaron ayer de lleno con los planteamientos del resto de los agentes implicados en el debate. Sobre todo las más sensibles, aquellas que instan a médicos y pacientes a no abusar de un sistema de salud cuyo coste se ha encarecido exponencialmente en los últimos años. Profesionales y usuarios acusaron al Gobierno de «echar balones fuera» y de no asumir su responsabilidad en este incremento del gasto, una crítica a la que se sumaron las fuerzas políticas. También Izquierda Unida, socio del PSOE en el Ejecutivo, que se pronunció con rotundidad. «Si la culpa es de los médicos y de los pacientes, ¿para qué hace falta la Consejería de Salud?», ironizó su coordinador, Jesús Iglesias.

Las reacciones a las palabras de la portavoz del Ejecutivo, que el pasado jueves realizó un profundo análisis de la situación de la sanidad durante su visita a la feria de muestras, llegaron de todos lados. En síntesis, Ana Rosa Migoya había reclamado a los médicos que limiten la solicitud de pruebas diagnósticas y la emisión de recetas, y pidió a los usuarios que eviten el abuso de los servicios de urgencias de los hospitales, en muchos casos colapsados, si sus problemas pueden resolverse en los centros de salud.

Directamente aludidos por la portavoz, los profesionales sanitarios no tardaron en posicionarse. «Parece lógico pensar que el principal responsable de la buena o mala gestión del sistema de salud es su administrador», dijo la presidenta del Colegio Oficial de Médicos de Asturias, Carmen Rodríguez, «y no los facultativos o los pacientes». De ahí su conclusión de que el Gobierno «intenta echar balones fuera».

Rodríguez ve asimismo sorprendente este emplazamiento, «cuando nunca se ha contado con nosotros para nada ni se nos ha pedido opinión» a la hora de buscar soluciones para la sostenibilidad del sistema. Que las hay. Asegura, por ejemplo, que disponer de más tiempo para atender a cada paciente permitiría ahorrar en gasto farmacéutico, ya que se podrían realizar mejores diagnósticos y, en consecuencia, recurrir menos a la socorrida receta.

Más duro aún es el secretario general del Sindicato Médico (Simpa), que ironiza con «lo bonito que es eludir responsabilidades» cuando, a su juicio, la culpa del «agujero» que hoy padece la sanidad asturiana recae esencialmente en la Administración regional. ¿Por qué? José Luis Sánchez Barbero entiende que el Gobierno ha utilizado las distintas convocatorias electorales para prometer más y más ofertas sanitarias a los ciudadanos «y ponerse así medallas», lo que ha desembocado en una cartera de servicios «agobiante» que ha disparado el gasto. En su opinión, el Ejecutivo está alertando ahora de la mala situación del sistema «como coartada para introducir el copago» y otras medidas de corte privatizador.

También los usuarios de la sanidad asturiana se sienten molestos. La presidenta del Defensor del Paciente, Carmen Flores, criticó el discurso «demagógico» del Principado y se preguntó si Vicente Álvarez Areces «piensa que a los ciudadanos nos gusta ir a unas urgencias colapsadas o que la ingesta de fármacos es el deporte de los asturianos».

Otras fórmulas de ahorro

Flores ve «desafortunado» que el Ejecutivo inste a no abusar de pruebas y recetas y le recuerda que deberá asumir la responsabilidad si algún paciente sufre algún problema «por falta de diagnóstico o recorte en la medicación». Mejor ahorrar, apostilla, «en publicitar lo maravilloso que es el Gobierno o en lo bien que lo hacen».

Los palos al Ejecutivo llegaron incluso de Izquierda Unida. Gaspar Llamazares negó el mensaje «alarmista y demagógico» de los socialistas de que la sanidad asturiana está en peligro, que combatió de forma tajante. «Ni los ciudadanos abusan del sistema ni es insostenible ni despilfarrador, es barato, de calidad y de los mejores del Estado», zanjó. El diputado advirtió de que el Principado se equivocará si pone sus miras sobre los facultativos y los usuarios, y le recomendó mirar hacia las empresas farmacéuticas y hacia los beneficios que obtienen en una sociedad fuertemente medicalizada. Eso, y apostar más en serio por los genéricos.

También el coordinador de IU en Asturias, Jesús Iglesias, abundó en esta idea. «Los médicos deben recetar lo que es necesario», comenzó, rechazando de seguido cualquier tentación de optar por la fórmula del copago de los medicamentos. «La solución no es esa sino avanzar hacia un sistema fiscal más progresivo en el que pague más quien más tiene», explicó. En este sentido, confirmó que en la negociación del presupuesto regional de 2010 propondrá un aumento de la presión fiscal para las rentas más altas.

Izquierda Unida asegura que el sistema sanitario no corre peligro y que su sostenibilidad está plenamente garantizada, algo en lo que coincide con el PP. Pero sólo en eso. Porque los populares asturianos abundaron ayer en el mensaje de la víspera, centrado en alertar de un plan oculto para privatizar la sanidad y en el «despilfarro» del Gobierno en sus «chiringuitos». Para la formación que preside Ovidio Sánchez, «no es de recibo» que se intente culpar de los problemas a los usuarios o a los médicos. El recorte de prestaciones, dicen, está a la vuelta de la esquina.

 

 

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