España encabeza la tasa de paro de menores de 24 años
Nuestro país, junto con EE UU, encabeza la transformación de los jóvenes en parados de larga duración
El Comercio. 25.07.10 - ELISA GARCÍA | MADRID.
La crisis económica y laboral se ha cebado con los más jóvenes. El desempleo de los menores de 24 años aumenta en todos los países, pero España y Estados Unidos encabezan las trágicas subidas, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Desde que comenzó la recesión, la tasa de paro entre el colectivo se ha incrementado en siete puntos y se sitúa por encima del 21%. En los dos últimos años, el avance ha sido el más brusco de la historia.
La tasa de desempleo de los jóvenes en España llega al 40% (con independencia de los distintos métodos de medición), pero la OIT lanza la voz de alarma porque el peligro ya no se limita a esa elevada proporción, sino a que los trabajadores de 15 a 24 años «se están convirtiendo en un grupo de parados de larga duración» con consecuencias «devastadoras y persistentes». Además, «los jóvenes que carecen de educación general o profesional y de experiencia laboral son especialmente vulnerables a la crisis».
Los responsables de la OIT recomiendan una serie de medidas para paliar la dramática situación de los jóvenes. Defienden el aumento de la permanencia en el sistema educativo mientras la creación de empleo continúe débil, pero entienden que estas políticas formativas deben ir reforzadas con acciones eficaces de impulso a la contratación de los trabajadores de menor edad, por considerar que es el mejor procedimiento para evitar su exclusión social.
Para la OIT es imprescindible una estrategia coherente que combine políticas macroeconómicas de apoyo con transiciones de la escuela al trabajo consolidadas y una ayuda bien estructurada para los parados. «Esto es factible -afirma la organización- y buena prueba de ello es que países como Alemania y Brasil han obtenido mejores resultados que otros estados». La OIT no cierra los ojos a la precariedad presupuestaria en que operan los gobiernos para cumplir sus rigurosos programas de reducción del déficit, pero asegura que es «posible apoyar el empleo y, al mismo tiempo, alcanzar objetivos fiscales y sociales a largo plazo».
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