Por ENRIQUE TORDESILLAS
La movilización continúa el día 18
Lo que está en juego es algo más que la reforma laboral o de las pensiones, nos jugamos el Estado del bienestar, el modelo social europeo, la subordinación de los mercados al poder político, la esencia de la democracia.
nuevatrobuna.es, 12.12.2010
A pesar que desde el Gobierno han dicho en numerosas ocasiones que no eran necesarios nuevos ajustes, el presidente Zapatero comenzó el mes anunciando un nuevo paquete de medidas orientadas a privatizar lo poco que queda en manos del Estado, rebajar impuestos a algunas empresas y recortar las prestaciones sociales.
Las propuestas del Gobierno son propias de la plataforma reivindicativa de cualquier organización empresarial, no me extraña que la patronal española se muestre tan contenta (¿serán las conclusiones de la reunión con el G-37?), aunque algunos empresarios (el capital es insaciable) las consideren insuficientes. Por supuesto, ninguna mención a modificaciones fiscales que permitan un reparto más justo de los costes de la crisis, no sea cosa de que el capital se enfade. Una vez más el PSOE se muestra fuerte con los débiles y débil con los poderosos.
No sabemos cuáles fueron los compromisos que adquirió la vicepresidenta Elena Salgado en la reunión del Ecofin de mayo pero, a estas alturas, está suficientemente claro que la única estrategia que tiene el Gobierno para salir de la crisis es seguir los dictados que le marcan los defensores del liberalismo económico, ceder a los chantajes del mercado. Hay que hacer, como recomienda el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, las reformas necesarias para dar confianza a los inversores sean o no necesarias para fortalecer nuestra economía, sea cual sea su coste social.
Por eso, después de inyectar dinero a la banca (que no ha servido para facilitar créditos y activar la economía), de una reforma laboral orientada a facilitar el despido (que para lo único que ha servido, como ya anunciaron CCOO y UGT, ha sido para destruir empleo y convertir puestos de trabajo fijos en precarios), el Gobierno proporciona más recursos económicos a las Pymes por si tienen a bien invertir parte de este dinero en creación de empleo, algo más que dudoso.
El siguiente paso que tiene previsto dar Zapatero es una reforma drástica del sistema de pensiones, precipitada (no es tan urgente desde el punto de vista del mantenimiento del sistema) e injusta (para garantizar el futuro hay que hablar de gastos pero también de ingresos), y no es de descartar que utilice el rechazo social que ha generado el salvajismo de los controladores aéreos para laminar derechos sindicales.
No es cierto que el Gobierno no tenga otra salida, claro que hay alternativas a esta política, pero si no somos capaces de impulsarlas, de contrarrestar la presión que ejercen sobre el Gobierno los mercados financieros, ¿para qué sirven las instituciones?, ¿dónde está la democracia?
Lo que está en juego es algo más que la reforma laboral o de las pensiones, nos jugamos el Estado del bienestar, el modelo social europeo, la subordinación de los mercados al poder político, la esencia de la democracia.
No estamos solo ante un conflicto de naturaleza laboral, sino confrontando distintos modelos de sociedad. Por eso es necesaria una respuesta de la ciudadanía en general, por eso es importante que el próximo día 18 llenemos las calles de personas que no nos resignamos, que sabemos que otra política es posible y estamos dispuestas a pelear por ella.
Enrique Tordesillas, Colaborador de El Periódico de Aragón y Radio Zaragoza
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