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Pero sin ayudas financieras para los tratamientos…

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Los centros de salud del Principado refuerzan las ayudas para dejar de fumar

Salud quiere que las terapias grupales para abandonar el tabaco «lleguen a todos los que las necesiten»

18.01.2011 – GIJÓN, en El Comercio.

Más de uno y de dos han iniciado 2011 con el firme propósito de dejar el cigarrillo. El endurecimiento de la ley antitabaco, que desde el pasado día 2 de enero prohíbe fumar en lugares históricamente permitidos como son bares, cafeterías y restaurantes, ha incrementado la demanda de tratamientos, algunos de los más variopintos, que ayudan a decirle adiós a la nicotina. Los centros de salud del Principado, muchos de los cuales cuentan con terapias grupales para dejar el hábito tabáquico, no son ajenos a este fenómeno. «La percepción que tenemos es que la demanda ha crecido», asegura el director de Enfermería de Atención Primaria de Gijón, Fernando Alonso, uno de los primeros responsables sanitarios en organizar en Asturias talleres y grupos para quienes están intentando abandonar el tabaco.

Los centros de salud estudian ahora redoblar los programas antitabaco, con el fin de que «lleguen a todos los que lo necesiten», explican fuentes sanitarias. En Asturias, el desarrollo de iniciativas como estas, donde los fumadores pueden encontrar ayuda psicológica y estímulo para que el cigarrillo deje de formar parte de su rutina diaria, no está igual de extendido en todas las áreas. Gijón, Avilés y Oviedo (por este orden) figuran a la cabeza. Y es precisamente en algunos de estos centros donde los responsables de Primaria sopesan sacar las terapias fuera del ámbito estrictamente sanitario.

Hasta ahora, la captación de fumadores deseosos de pasarse al pelotón de los 'ex' se hace a través de las consultas de los médicos de Primaria. El problema es que muchos fumadores no acuden a su facultativo para pedir consejo y «quedan por el camino». La Consejería de Salud puso en marcha un programa de prevención y control del tabaquismo. El mismo arrancó en 2009 y estará en vigor hasta 2012. El mismo se basa en la captación y el consejo sistemático en las consultas médicas individuales y en la potención de grupos de deshabituación.

Salud quiere ahora dar un paso más y diseñar intervenciones comunitarias que permitan llegar a personas que no acuden habitualmente al médico. En Gijón, los responsables de Enfermería de Atención Primaria empezarán a trabajar este asunto con la Fundación Municipal de Servicios Sociales. Una de las ideas es realizar charlas informativas en los diferentes centros municipales integrados. La iniciativa pionera será luego extendida a otras áreas.

Reducir las esperas

Tener que aguardar por un tratamiento no es bueno para alguien que ha decidido que quiere dejar de fumar. De ahí que el Sespa pretenda también reducir las esperas que hay ahora para apuntarse a alguna de las terapias grupales. «Tenemos que agilizar los circuitos de derivación para que no existan grandes demoras», explica Fernando Alonso. En Gijón, 50 fumadores han iniciado a lo largo de este mes tratamiento para abandonar el tabaco. Otros 90 lo harán en febrero. En el área sanitaria de Avilés han hecho lo propio 40 fumadores, mientras que en el Hospital Central de Asturias, donde existe una consulta especializada de deshabituación tabáquica, las peticiones de quienes quieren apuntarse han crecido un 20% en apenas un mes.

Quienes llevan años dedicándose a esto, mucho antes de que en España se prohibiera echar una calada en la barra de un bar, recuerdan que convertirse en ex fumador es difícil, pero no imposible. El índice de éxito alcanza un tercio al año de haber iniciado un tratamiento.

Siete sesiones

Cada terapia grupal se desarrolla a lo largo de siete sesiones (una a la semana. Cuando ha transcurrido medio año, el 40% se mantiene sin probar la nicotina y a los doce meses, sigue siendo ex fumador el 35%. Aunque un tercio de éxitos podría considerarse una tasa algo baja, Alonso precisa que «son muy buenos resultados», pues «dejar el hábito tabáquico no es nada fácil», insistió.

Los psiquiatras piden terapias contra el tabaco gratuitas para sus enfermos

Julio Bobes defiende que la adicción es muy superior en pacientes con patologías mentales

18/01/2011 00:00 / P.Á.R. Oviedo

Los últimos cálculos hablan de que la tasa de fumadores oscila en torno al 25% de la población en España, pero esa cifra se dispara cuando se trata de enfermos mentales, donde se supera el 50%. Ante tal situación, los psiquiatras estiman que la Consejería de Salud tendría que financiar a este tipo de pacientes los tratamientos para dejar de fumar.

Uno de los profesionales que apoya esta teoría es el catedrático de psiquiatría asturiano Julio Bobes, quien señaló ayer a este periódico que este tipo de enfermos no tienen ayuda financiera para acudir a planes para combatir el tabaquismo. Por el contrario, enfermos con graves patologías cardiovasculares sí cuentan con subvenciones de hasta el 50% del tratamiento. Bobes explica que, en los enfermos mentales con diagnósticos de bipolaridad y esquizofrenia, la adicción al tabaco es mucho mayor. “Les cuesta mucho más dejarlo, en su mayor parte no tienen medios y yo creo que habría que hacerles un guiño”, indicó Bobes.

Una de las cuestiones que inciden en la dificultad para acceder al tratamiento es, según Bobes, que muchos de los pacientes tienen pocos recursos económicos y además, un buen número de ellos son personas sin trabajo. Y Bobes da un dato: la primera causa de mortalidad de este tipo de enfermos mentales no es el suicidio como se podría interpretar en un primer momento, sino las enfermedades cardiovasculares, cuestión donde el tabaco es letal. “Aquí es el tabaco el que explica la alta mortalidad”, indicó el también presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica.

Editorial Ante tal situación, Bobes publicará en breve un editorial en la revista Jano que avala con cifras el hecho de que se tenga que ayudar a este segmento de la población a abandonar el tabaco. Por ejemplo, Bobes cita en su trabajo que queda patente que los llamados sustituvos nicotínicos contribuyen a que un 13% de los enfermos con diagnóstico esquizofrénico abandonen el cigarro y otro 50% disminuya el consumo. La tasa de abstinencia se va hasta el 22% si se utilizan otro tipo de fármacos como el bupropion.

El problema es que estos tratamientos tienen un coste de 500 euros. “Dado el alto nivel de discapacidad y las dificultades económicas se debe ayudar a estas personas”, defendió Bobes.

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