Los boticarios alertan de que peligra una cifra relevante de empleos en las farmacias

 

El presidente del Colegio subraya que la facturación de las oficinas asturianas, donde trabajan más de 2.000 personas, está cayendo un 20%

Foto: José Villazón, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Asturias.

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Las claves. 

La Nueva España. Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

En el Principado funcionan 457 farmacias que dan empleo directo a algo más de 2.000 personas. La novedad del sector radica en que, por vez primera, está en peligro un volumen relevante de puestos de trabajo, según alertó ayer José Villazón, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Asturias. Villazón, que no aportó cifras, relacionó directamente la crisis de las boticas con la drástica caída de la facturación que están registrando las farmacias de la región, que el pasado mes de abril se situó en el 20 por ciento con relación a abril de 2010.

 

En situaciones de crisis, tal parece que casi cualquier indicador positivo genera efectos colaterales para determinados colectivos. La Administración sanitaria está encantada por la marcha del gasto en medicinas. En los cuatro primeros meses de 2011 el ahorro del Principado con relación al mismo período de 2010 se situó en el 12,7 por ciento y ascendió a casi 14 millones de euros: la factura de 121,4 millones contabilizada el año pasado bajó a 107,6 en el presente.

 

En el conjunto de 2010, la bajada del gasto fue del 2,5 por ciento con respecto a 2009. En España se quedó en el 2,3 por ciento. En 2011 los descensos están siendo mucho más acusados. El problema radica en que, como es natural, una reducción del gasto público en fármacos significa una reducción de la facturación de las farmacias.

 

Villazón sostiene que se han confirmado los peores augurios del Colegio, expresados hace ahora un año, cuando el Ministerio de Sanidad comenzó a aplicar las bajadas de precios. Aquellas predicciones apuntaban a una caída de un 16 por ciento en la facturación de las boticas asturianas. Villazón agrega que la venta libre (de medicamentos sin receta y de otros productos) también ha experimentado un descenso que oscila «entre el 20 y el 25 por ciento».

 

Según el presidente colegial, hasta el momento los recortes de plantillas han sido excepcionales en las farmacias de la región. Pese a lo cual -prosigue- en las listas del paro han comenzado a proliferar los farmacéuticos adjuntos, algo que hasta hace muy poco tiempo era totalmente excepcional.

 

Advierte Villazón de que, de persistir los fuertes recortes del gasto, «nos resultará muy difícil mantener los estándares actuales de calidad en la atención farmacéutica». En concreto, el presidente del Colegio ve peligrar tanto el empleo como el nivel de inversión en mejoras de las oficinas que los boticarios asturianos han venido impulsando en los últimos tiempos.

 

El presidente de los farmacéuticos cimenta su argumentación en que las boticas «son establecimientos sanitarios privados de interés público». En su análisis de la caída de la facturación se remonta al año 2000, cuando el Gobierno impulsó un real decreto en virtud del cual «tenemos que entregar a la Administración, como promedio, el 20 por ciento de nuestro beneficio».

 

Un factor que Villazón considera relevante es que «el 15 por ciento de la factura total está configurada por medicamentos ultracaros, en los que los farmacéuticos ganamos nada o casi nada». Los boticarios reciben un margen de beneficio en cada fármaco (del 27,9 por ciento, en términos generales), pero por encima de un determinado precio el beneficio ya no aumenta. Resultado: «Estamos dispensando medicamentos de 1.000, 2.000 o 3.000 euros, con un dinero que nosotros adelantamos a la Administración, que no nos paga hasta 40 días más tarde, y que además nos infla la factura y nos aumenta el descuento que nos aplica el Principado». Todo ello provoca que las medicinas de alto precio sean para los boticarios «muy antieconómicas».

 

Otro factor que lastra la rentabilidad de las boticas: «El 40 por ciento de las recetas son de medicamentos que cuestan menos de tres euros», indica Villazón, quien agrega que el Ministerio de Sanidad «ha bajado tanto algunos precios que los laboratorios han dejado de fabricar determinados fármacos en los países de la UE», lo que obliga a importarlos de países como Brasil o la India. El presidente de los boticarios censura que el Gobierno haya establecido los precios de referencia de algunos medicamentos sobre la base de productos «que sí están registrados, pero que no se comercializan».

 

De todo lo aducido, José Villazón obtiene dos corolarios. Por una parte, que «la rentabilidad real de las farmacias está entre el 6 y el 8 por ciento de la facturación, después de contabilizar los gastos y antes de pagar los impuestos». Segundo: «Las farmacias son un sector máximamente transparente y resulta evidente que todas ellas, y particularmente las más modestas, no pueden aportar un euro más a las políticas de ajuste del gasto sanitario».