Doce meses de reformas laborales infructuosas
El Comercio. 19.06.11 -JOSÉ LUIS GALENDE | MADRID.
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Desligarse del IPC, prioridad de los empleadores
Foto: Valeriano Gómez. :: E. C.
Algunos acuerdos y sobre todo la polémica han presidido la mayor parte de los ajustes del mercado de trabajo, todavía inacabados
Se cumple un año de los cambios impuestos por los mercados
Esta semana se ha cumplido un año del inicio de las reformas laborales en España con las que el Gobierno de Zapatero ha pretendido, casi siempre en solitario, adaptar el mercado
de trabajo a la nueva realidad económica y hacer frente a la presión insaciable de los mercados financieros; y todo ello bajo la presión de casi cinco millones de parados. Es pronto aún para conocer si algunas de las medidas van a funcionar y a la hora de hacer balance la proximidad del fin de la legislatura ha comenzado a condicionar los argumentos y conclusiones de las partes implicadas. Sindicatos y Gobierno coinciden en que el empleo no lo crean una normativa y unas instituciones si la economía no funciona, mientras que los empresarios reclaman reformas más profundas que las abordadas para disponer de mejores herramientas a la hora de competir en los mercados.
Aunque el diseño definitivo no ha sido aún decidido en algunos casos, los cambios sobre abaratamiento del despido, las pensiones, las políticas activas de empleo, el empleo sumergido, la negociación colectiva... sólo han servido hasta ahora para generar una gran polémica política y social, en la que ha quedado en evidencia la soledad del Gobierno y los intereses del PP en segar la hierba bajo sus pies. Está aún por verse la capacidad de algunos cambios para alterar el rumbo de un mercado laboral condicionado por una economía que languidece entre las presiones de la deuda y los ajustes para cumplir con el déficit. Pese a todo, la opinión más extendida es que la reforma laboral aprobada hace un año ha fracasado. El paro registrado, alegan entre otros argumentos, ha pasado de 3,982 millones de personas de junio de 2010 a 4,190 millones de mayo pasado.
El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, recordaba esta semana en Santander los males del mercado laboral español que obligaron a iniciar el intenso proceso de reformas: la dualidad del mercado laboral entre trabajadores fijos y temporales, la elevada rotación en los puestos de trabajo por el excesivo uso de los contratos temporales, un intenso recurso al despido como herramienta de ajuste en caso de crisis y una alarmante falta de flexibilidad, sobre todo en el funcionamiento interno de las empresas.
Demandas empresariales
Los empresarios amplían estas deficiencias a asuntos como la carestía del despido, el excesivo número de tipos de contrato, la vinculación del salario a la evolución del IPC, la excesiva judicialización de los conflictos laborales, el elevado absentismo y, sobre todo, la falta de flexibilidad generalizada en todos los ámbitos laborales, según recordaba en el mismo foro el presidente de la CEOE, Joan Rosell. También los sindicatos, a la defensiva desde que se ha iniciado el proceso de reformas, que les ha llevado a convocar una huelga general, tienen sus reivindicaciones. Y dado que no sitúan en la normativa ni en las instituciones del mercado laboral el origen del enorme problema, reclaman cambios sustanciales en aspectos como las políticas económicas o en los plazos de los ajustes.
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