«No se puede predecir cuándo se conseguirá la vacuna contra el sida»

 

 

 

 

 

 

24.08.11 - 08:06 - A. PALACIO | AVILÉS

 

 «La historia de la vacuna del sida es, por el momento, una historia de fracasos, no podemos decirlo de otra manera», se lamentó José Alcamí Perejo, del Centro Nacional de Microbiología, en La Granda. El nuevo curso, que dirige desde ayer Santiago Grisolía, se centra en las distintas vacunas, sus consecuencias clínicas, el sistema inmunológico y su importancia social y estratégica.

Alcamí adelantó algunas claves de su conferencia explicando que «en los últimos cinco años se ha puesto en marcha una nueva línea de investigación» que, por el momento no permite garantizar una vacuna y, de hecho, «habrá una cierta duda sobre si su eficacia será igual a las que hoy tenemos». En ese sentido, comentó que «a las vacunas les pedimos que sean eficaces en más del 90% de los casos» y aún queda mucho camino para saber si alcanzará los mismos niveles.

El experto recordó que «se ha ido prometiendo repetidamente una vacuna y ha sido un enorme error, porque no se puede predecir en qué momento se conseguirá». Comentó además que actualmente «los tratamientos en los pacientes que están infectados son extraordinariamente eficaces», hasta el punto de que el sida «ya no es una enfermedad mortal y puede ser considerada como crónica».

Los fármacos han conseguido «alargar la cantidad de vida, pero también la calidad de vida de los pacientes infectados, así como sus expectativas». A pesar de todo, Alcamí explicó que «en medicina siempre decimos que un paso adelante en tratamiento supone dos pasos atrás en prevención». Al respecto, apuntó que «ahora mismo nadie tiene por qué morir de sida, pero eso está haciendo que se baje la guardia en cuanto a la prevención».

Según las estadísticas, el número de nuevos afectados asciende a 3.500 personas al año y «ha disminuido el miedo a morir por esta enfermedad», porque a pesar de que la medicación «es de por vida», es más eficaz que hace 10 años.

Alcamí también recordó que el 70% de los infectados en los años 80 eran los adictos a las drogas por inyección intravenosa y los colectivos homosexuales, mientras que la epidemia en las décadas posteriores, «que todavía continúa» ha tenido una mayor incidencia en heterosexuales. «Ahora se ha vuelto a añadir un repunte en los colectivos homosexuales, un sector muy concienciado en la lucha contra esta epidemia».