El ruido del tráfico nocturo daña la calidad de vida de más de 41.000 asturianos
Los accesos al sur de Gijón, Lugones, La Corredoria con el nuevo HUCA y Mieres son las áreas donde se registran más afectados
Foto: La A-66a, a su paso al lado de la iglesia de Santullano, es uno de los principales focos de ruido de día y de noche. :: MARIO ROJAS
El Comercio. 29.08.11 - RAMÓN MUÑIZ | GIJÓN
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Más de 41.000 asturianos conviven cada noche con un ruido superior a los 50 decibelios que invade sus domicilios. La contaminación acústica procede del tráfico registrado en las autovías y vías rápidas de titularidad estatal. Los 50 decibelios se corresponden con el bullicio que pueden producir un ronquido, una lavadora o una nevera.
Dentro de este grupo, 17.200 personas soportarían un runrún superior a los 55 decibelios, marca que alcanza un ruido de fondo cuando ya dificulta la conversación. La peor parte, en todo caso, se la llevarían 700 sufridos ciudadanos a cuyos hogares el tráfico viario vuelca sonidos que exceden los 70 decibelios. Conciliar el sueño en esas condiciones es como acostarse dejando sonar toda la noche una batidora o un despertador.
Los datos proceden de un estudio que maneja el Ministerio de Fomento tras analizar la contaminación acústica que producen las carreteras de su competencia que presentan altos niveles de tráfico y que discurren cerca de núcleos poblados. Los tramos así seleccionados para estudio sumaban 146,54 kilómetros sobre una red, la viaria de titularidad estatal, que en Asturias cuenta en total con 25.633 kilómetros de firmes.
Para calibrar la magnitud del problema hay que completar estos rsultados con los procedentes de las carreteras de titularidad autonómicas. Esta red se prolonga por otros 71.076 kilómetros. De ellos, el Principado seleccionó los 218,1 que más intensidad de tráfico registran, tomó muestras sonoras y echó números. El resultado es que el tráfico nocturno de esta red secundaria afecta a 28.500 astuarianos.
Calidad de vida
El zumbido del tráfico rodado daña así la calidad de vida de un grupo de entre 41.000 y 69.500 asturianos. Resulta difícil precisar más el dato, puesto que hay viviendas como las del barrio de La Corredoria que reciben la contaminación acústica de la A-66a estatal, pero también la AS-II, lo que obliga a computarlas tanto en los estudios de fomento como en los del Principado. En todo caso, la Directiva Comunitaria 2002/49/CE, la Ley del Ruido aprobada en 2003 y su correspondiente desarrollo reglamentario aprobado en 2007 establecen que en las nuevas actuaciones urbanísticas, las inmisiones de las infraestructuras de transporte no podrán superar los 45 decibelios en horario nocturno si en la zona hay hospitales y 50 para el suelo residencial. Por lo tanto, es un objetivo de calidad establecido de cara a las viviendas a edificar en el futuro.
Pero, ¿qué hacer con los inmuebles ya construidos, con la gente que vive en hogares levantados cuando el ruido era consdierado una molestia con la que convivir y no un daño al que combatir? Aquí la norma es más abierta, pero viene a obligar a las Administraciones a adoptar todas las medidas correctoras que sean viables para remediar la situación. Entre las mismas se proponen la instalación de pantallas acústicas que absorban el ruido de la carretera y la renovación del pavimento.
Los ’puntos negros’ a los que deberían dirigirse estas medidas correctoras están bien identificados. Los accesos al sur de Gijón, medio Lugones, parte de La Corredoria (incluido el nuevo HUA), así como una porción de Mieres aparecen con las áreas con mayor número de ciudadanos expuestos.
Entre los responsables de esta contaminación acústica está la ’Y’ Oviedo-Gijón-Avilés, que en algunos tramos registra casi 800 vehículos a la hroa durante la noche. «Su alta velocidad de circulación de tráfico y el alto porcentaje de vehículos pesados» hacen de ésta una autovía interurbana, expone el estudio de Fomento. El efecto es que quienes viven a 500 metros de esta vía llegan a escuchar 13 veces por minuto el paso de algún tipo de vehículo, que en las viviendas entra con una sonoridad de 55 decibelios o más.
El informe de Fomento consdiera especialmente grave la situación del ramal de la ’Y’ que da acceso al centro de Oviedo, esto es, la A-66a. La población afectada en La Corredoria y Teatinos y Prados de la Vega es de 5.900 ciudadanos, «pero lo más crítico es el número de personas afectadas por niveles superiores a 55 decibelios, que son 2.700». El informe, en todo caso, es anterior a la entrada en servicio del nuevo acceso al HUCA, operación que ha permitido renovar parte del pavimento de la A-66a, reduciendo parte de las emisiones sonoras. La protagonista de este bullicio, la ’Y’, cumplió recientemente 35 años en servicio, desde que fuera impulsada por el ministro de Obras Públicas de la época, el maliayo Antonio Valdés González-Roldán, quien la proyectó con un firme de hormigón estriado. Era una solución idónea para una Administración, la de entonces, donde las prioridades eran un buen agarre a la calzada dentro de una región lluviosa, y dar con una calzada resistente, dado el importante tráfico de pesados que se preveía para la principal autovía de la región.
Desde entonces, el devenir de la sociedad ha hecho del ruido un problema a combatir desde todos los flancos, hasta tal punto que ahora sería impensable recurrir al mismo material por lo ruidoso de la rodadura.
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