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Zapatero resucita este viernes el Impuesto sobre el Patrimonio

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Rubalcaba adelanta la maniobra, que gravaría solo a las rentas más altas e inyectaría a las comunidades 1.400 millones adicionales

Foto: La vicepresidenta económica, Elena Salgado, durante la presentación de unos datos. :: D. OCHOA DE ALZA / AP

El Comercio. 12.09.11 - JULIO DÍAZ DE ALDA | MADRID.

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Salgado y Blanco ganan la partida

Sí, habrá una nueva subida de impuestos. Será solo para los que más tienen y servirá para aplacar a los mercados y, al tiempo, inyectar algo de dinero, no mucho, en las maltrechas arcas autonómicas. ¿Cómo? A través del Impuesto sobre el Patrimonio, que el Consejo de Ministros resucitará el próximo viernes.

Así lo desvelaron fuentes socialistas después de que su candidato a las elecciones generales del 20-N, Alfredo Pérez Rubalbaca, asegurase ayer que él, personalmente, le había pedido al presidente Rodríguez Zapatero que lo hiciera «ya» y sobre «los patrimonios más grandes». Ya lo insinuó recientemente Elena Salgado -defensora de recuperar el impuesto- al decir que si hubiera cambios llegarían desde el lado de los ingresos, y no a través de un nuevo recorte de los gastos.

Aún se mantiene un cierto halo de misterio sobre los detalles, aunque parece que la idea que maneja el jefe del Ejecutivo es que el gravamen afecte solo a los patrimonios superiores a los 600.000 euros anuales, con un tipo impositivo que rondaría el 1% o el 2%. Con esos mimbres, la recaudación anual prevista se acercaría a los 1.400 millones de euros, que no estarían disponibles hasta el año 2012.

Una ayuda para los balances autonómicos, cuya ejecución presupuestaria ha devuelto a España al centro de la diana de los mercados. Las regiones han consumido en seis meses casi todo el déficit previsto para el conjunto del ejercicio.

Será también un evidente ’gesto de izquierdas’ con el que intentar atraer votos para el candidato Rubalcaba, que, por cierto, tiene en su cartera más planes para que los ricos paguen más, caso de que llegara a gobernar. El líder de facto del PSOE llevará en su programa de campaña la creación de un nuevo tributo a las grandes fortunas -de carácter nacional y no autonómico, como el vigente Impuesto sobre el Patrimonio- cuya recaudación, aseguró ayer en un acto de la Fundación Ideas en la localidad madrileña de Galapagar, dedicaría a crear empleo entre los más jóvenes.

Durmiente

Se da la paradoja de que fue el propio José Luis Rodríguez Zapatero quien, al llegar en 2008 al palacio de la Moncloa, convirtió Patrimonio en un impuesto ’durmiente’ y bonificado al 100%. Elena Salgado se ha referido también al hecho de que el tributo esté ’aparcado’, para resaltar que si fuera necesaria su reactivación bastaría un real decreto que estaría listo «en muy pocas horas». Eso evita la promulgación de una ley ’ad hoc’ que, dada la proximidad de los comicios generales, es materialmente imposible de sacar adelante por falta de tiempo para su tramitación parlamentaria.

El Impuesto de Patrimonio generó 2.121,5 millones en 2007, el último año que estuvo en vigor. Con carácter general estaban obligados a declarar los contribuyentes con un patrimonio superior a 108.000 euros (sin contar con el valor de la vivienda habitual), con pequeñas variaciones entre comunidades autónomas. La elevación del mínimo exento que surgirá de la reforma del próximo viernes busca así elevar el mínimo exento, con lo que se evitaría que, una vez más, las rentas medias pagaran el pato de la crisis.

 

Se da la circunstancia de que el reparto de la recaudación del Impuesto del Patrimonio ha sido y será muy desigual en términos regionales. Las comunidades de Madrid y Cataluña serían las grandes favorecidas porque en ellas residen la mayoría de las grandes fortunas. Juntas recaudaron 1.168 millones en 2007, más de la mitad de los ingresos totales, según datos facilitados por los técnicos de Hacienda.

Una vez más, los llamados mercados han obligado al Ejecutivo a dar un paso al frente para aprobar una medida que, en la práctica, supone dar marcha atrás en algo de lo que en su día se enseñoreó el presidente Zapatero. Pero no hay más remedio. Con el Banco Central Europeo (BCE) dividido sobre la idoneidad de la compra de bonos españoles e italianos, la amenaza de la recesión internacional en el aire y el elevado déficit que soporta el país, había que hacer algo.

España no es la única que, azuzada por las circunstancias, se ha visto obligada a buscar nuevos recursos. Italia ha aprobado también subidas de impuestos en una alocada carrera por frenar su prima de riesgo y Grecia busca la manera de evitar la bancarrota a cualquier precio.

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