El personal sanitario endurece su protesta
Los sindicatos mantienen su encierro en la sede del Sespa y los trabajadores cortan el acceso a Oviedo a través de la autopista «Y»
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La Unión de Consumidores de Asturias denuncia la destrucción de la sanidad pública.
Lne.es » Sociedad y Cultura Oviedo, Pablo ÁLVAREZ
«Más recortes por arriba, menos por abajo», proclamaba una de las pancartas. «Negociación, no imposición», gritaba la multitud congregada ayer ante la sede del Servicio de Salud del Principado (Sespa) para protestar por el modo en que el Gobierno asturiano ha aplicado en la región el aumento de la jornada laboral del personal de la sanidad pública.
Los citados lemas ilustran muy adecuadamente el estado de ánimo de los trabajadores sanitarios del Principado, que parece caldearse a medida que transcurren los días. Los delegados sindicales permanecen encerrados desde la mañana del miércoles en la sede del Servicio de Salud del Principado (Sespa). Tras el fracaso de cuatro negociaciones, aseguran que mantendrán el encierro hasta que obtengan un acuerdo satisfactorio o vean encauzada una respuesta a sus demandas. Sus compañeros se concentraron en la tarde de ayer en la plaza del Carbayón para manifestarles su apoyo y expresar su protesta y a continuación cortaron el tráfico en el acceso a Oviedo por la autopista «Y», así como en las calles General Elorza y Foncalada.
Por separado, pero con un mismo tono de irritación, el Sindicato Médico de Asturias (SIMPA) prepara una estrategia que se plasmará, el próximo miércoles, en la convocatoria formal de movilizaciones. Un nuevo conflicto sanitario, que unos y otros consideran que puede llegar a la huelga, parece inevitable.
El origen de este ambiente de crispación figuraba ayer en el «Boletín Oficial del Principado» (BOPA): el acuerdo del Gobierno asturiano que amplía de 35 a 37,5 horas la jornada de trabajo semanal del personal de la sanidad pública asturiana. El SIMPA sostiene que su contenido es altamente lesivo para los médicos, y pone el acento en la supresión de la libranza del día posterior a las guardias. Además, a nadie se le escapa que muchos facultativos perderán una porción relevante de sus retribuciones como consecuencia del aumento de la jornada ordinaria, que generará un recorte de las guardias y la desaparición de los programas vespertinos de consultas y operaciones. Estos últimos venían siendo pagados como un concepto adicional.
Para el resto de los trabajadores de la sanidad, el mayor escollo está centrado en la ponderación de las jornadas nocturnas. «El personal que trabaja a turnos en Asturias y que hace 42 noches al año deberá trabajar 60 horas más que los colegas de las demás comunidades autónomas», subrayó Francisco Menéndez, responsable del Sindicato de Celadores (Sicepa-Usipa), quien precisó que frente a las 1.530 horas anuales estipuladas en otras autonomías, en Asturias se ha implantado una jornada de 1.590 horas. Según los sindicatos, las reuniones con las autoridades sanitarias -encabezadas por Celia Gómez, gerente del Sespa- no han supuesto acercamiento alguno.
«Comisiones Obreras va a impulsar esta movilización libre de cualquier atadura y sin conexión alguna con ningún centro de poder», advirtieron Gonzalo Gayol y Alejandro González, dirigentes de CC OO que forman parte del grupo enclaustrado en las dependencias del Sespa. En el encierro participan también delegados de UGT y de los sindicatos de enfermeros (SATSE) y de auxiliares de enfermería (USAE).
«Este Gobierno se está comportando con modos más propios de una dictadura, impidiéndonos salir del edificio ni siquiera para comprar medicamentos», enfatizaron los representantes sindicales, en alusión a la orden dada por la Consejería de Sanidad según la cual quien salga de la sede del Sespa no puede volver a entrar. Durante la concentración de protesta se llevaron a cabo varios izados de un caldero atado a una cuerda en el que los compañeros de los sindicalistas enviaban objetos a los encerrados.
«Llevamos aquí tres días y estamos cansados, pero orgullosos de vuestra actitud y reforzados por vuestra presencia», tronaba el megáfono desde las ventanas del edificio del Principado. «La unidad sindical no corre ningún peligro», añadieron los encerrados
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