Oído sindicatos: ¡con la cabeza bien alta!
Había una vez un hombre que al cruzarse con otro por la acera le sujeta por el brazo y le exclama con alegría: ¡Hola Manuel, cuánto tiempo y qué cambiado estás! Y ante el silencio de éste, el hombre, con la misma alegría, le continúa diciendo, muchacho qué cambiado estás, tan delgado y calvo que eras antes, y ahora tan gordo y con esa melena. Y ante la falta de respuesta, el hombre sigue insistiendo: que cambio chico, si incluso eres mucho más alto, dónde vas a parar Manuel, vaya cambio que has hecho, nadie diría que eres tú. Disculpe señor, le contesta el otro, lamento decirle que no le conozco de nada, y además debo aclararle también que yo no me llamo Manuel, me llamo Juan. Lo ves Manuel, lo que has cambiado, lo que yo te digo, si incluso te has cambiado el nombre, Manuel...(leer más)
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