Blogia
El Blog que te da toda la información para que tu decidas ...

El Calatrava costó 360 millones de euros, cinco veces más de lo presupuestado

20130515060327-15.calatrava-costo.jpg

Dos catedráticos de Arquitectura censuran el trabajo del arquitecto en Buenavista:«No es de recibo que tuviera la obra funcionando sin dirección»

Foto: Los catedráticos Rufino Hernández y Miguel Ángel Alonso del Val, ayer, antes de declarar en el juicio. luisma murias

 El juicio que se celebra en el Juzgado número 10 de Oviedo, en el que el arquitecto Santiago Calatrava y Jovellanos XXI se demandan mutuamente por impago de honorarios e incumplimientos del contrato, respectivamente, llegó ayer a su segundo día con las declaraciones de dos peritos aportados por los constructores y gestores del Palacio de Buenavista. Los catedráticos y arquitectos Miguel Ángel Alonso del Val y Rufino Hernández ofrecieron un detallado repaso al proyecto y aportaron datos poco conocidos sobre las cifras que rodearon la operación, como que el coste final total del Palacio de Congresos fue de algo más de 360 millones de euros, cinco veces más que los 76 millones de euros que Calatrava presupuestó como coste máximo a Alberto Lago en el año 2004.

 

 


Su declaración -al igual que la de los técnicos de la jornada del lunes por la tarde y la de los que declararon también ayer antes que ellos- siguió centrándose en una serie de puntos clave en torno a los que está girando el juicio:


l Cambios en el proyecto e indefinición de los trabajos. Los abogados de Calatrava, encabezados por Antoni Frigola, tratan de probar que el carácter cambiante de las peticiones de Jovellanos XXI (un proyecto de cines que desapareció, cambios en superficie de garaje, de centro comercial, aparición de las oficinas de Consejería, rebaja de una estrella en el hotel...) tuvieron mucho que ver en el modus operandi del estudio de Calatrava, que no contó con un proyecto de ejecución bien definido ni al principio ni al final. En Buenavista se decidió hacer proyectos de ejecución parciales, uno para cada parte (hotel, aparcamiento, centro comercial, palacio...), pero, según los arquitectos que declararon ayer, ninguno de estos proyectos estaba completo. Además, aseguraron los peritos de Jovellanos XXI, en buena parte de los casos el proyecto se entregaba cuando ya se habían realizado buena parte de las obras. «La conclusión general», declararon ayer, «es que el proyecto y la obra se iban haciendo al mismo tiempo».


Carlos García, arquitecto de Jovellanos XXI, explicó que desde el estudio de Valencia llegaban documentos titulados «DBuen» (abreviatura de «documento Buenavista») con los que se iba ejecutando la obra a medida que mandaban los planos.


Respecto a ese arranque de la obra, los abogados de Jovellanos XXI también tratan de probar que la elección de la cimentación (losa, no zapatas) fue un capricho más de Calatrava, que encareció el proyecto. Al revés, los colaboradores del arquitecto valenciano sostienen que esa elección fue resultado de la falta de definición de lo que se construiría luego encima. «El propio Calatrava insistió en que ante la incertidumbre del programa había que ser prudente con la cimentación», contó uno de los técnicos.


l Falta de personal. En las obras, el equipo de Calatrava tenía a Carlos Fernández (un arquitecto técnico que no cobraba como director ejecutivo técnico, que rechazó firmar los proyectos con ese título y que declaró ayer que nunca recibió ninguna orden de Calatrava), al arquitecto Emiliano González y a dos ingenieros. El arquitecto de Jovellanos XXI, Carlos García, declaró ayer que este arquitecto no iba a la obra todas las semanas y que el propio Calatrava «fue una vez a la obra de Buenavista». Los dos catedráticos aseguraron que el personal era insuficiente, y que incluso en 2009 llegó a desaparecer. «Hay una falta de responsabilidad, no es de recibo que tuviera la obra funcionando sin dirección facultativa. Que habiéndose caído el graderío en 2006 no haya nadie en 2009 me parece inaudito», señaló Rufino Hernández.


De hecho, los dos catedráticos concluyen que nadie ejerció la dirección facultativa de la obra, por lo que de los seis millones de honorarios correspondientes a la dirección de obra, quitan esta parte, casi tres millones de euros, que concluyen que Calatrava no tiene derecho a cobrar.


Los colaboradores del valenciano y sus abogados opinan, al revés, que siempre hubo equipo en la obra y que estas personas estaban apoyadas en todo momento por un equipo de 40 personas en Valencia, más los estudios de Zúrich y París.


l El colapso del graderío. Aunque el colapso del graderío es un asunto juzgado en el que se condenó solidariamente a todas las partes a pagar 3,5 millones a la aseguradora, y a pesar de que en aquella sentencia se denuncia que Calatrava no ejerció el papel de dirección de obra, en este juicio se está volviendo a a preguntar sobre qué se rompió (la cimbra del encofrado), quién supervisó y de quién fue la culpa.


l La cubierta móvil. El arco móvil es la otra gran cuestión del juicio sobre la que hoy, previsiblemente, hablarán los ingenieros. Hay dudas sobre quién recomendó a la firma Waagner Biro. Calatrava negó que fuera él y Carlos García le contradijo ayer. También se discute sobre quién rechazó los ajustes para que funcionara con vientos de 10 metros por segundo (si Calatrava por cuestiones estéticas o Alberto Lago por motivos de dinero) y quién decidió dejarla fija.

 

Las claves del juicio

15.05.2013 | 02:02

Cambios del proyecto


Los abogados de Calatrava quieren probar que las incertidumbres de la propiedad y sus constantes cambios provocaron que este proyecto, singular, se desarrollara de una forma más flexible. Jovellanos XXI, que el desarrollo de los trabajos fue totalmente irregular.


Irregularidades


Entre estos defectos se están citando la falta de personal, la responsabilidad ante el colapso del graderío en agosto de 2006, la imposibilidad de soldar sin que se rompiera la visera móvil, la ausencia de una dirección efectiva de los trabajos a pie de obra y los sobrecostes acumulados por el proyecto, sumados a los elevados honorarios del arquitecto catalán.

«El Ayuntamiento no receló ante las irregularidades», sospechan los peritos

15.05.2013 | 02:02

«La impresión que da es que el Ayuntamiento tampoco ha sido receloso ante las irregularidades». Lo dijeron ayer los dos catedráticos citados como peritos por parte de Jovellanos XXI. Sin embargo, finalmente sí hubo una pega por parte del Ayuntamiento, y ésta, precisamente, tiene mucho que ver con el juicio que ahora se celebra. La decisión de dejar fija la visera le ha supuesto a Jovellanos XXI que, por ahora, el Ayuntamiento se quede con 1,3 millones de la fianza.


Sobre el último tramo de las obras y la entrega al Ayuntamiento fue especialmente interesante el testimonio, el lunes por la tarde, de Francisco Vega, un hombre de Calatrava que llegó a Oviedo al final, en sus palabras, «para coordinar la gestión técnico-administrativa de la obra». En Jovellanos XXI pensaron otra cosa, y él mismo admitió que los asturianos le recibieron «con cierto recelo». «Pensaban que era un abogado que venía a renegociar», contó. Eso fue lo que volvió a declarar ayer el arquitecto de Jovellanos XXI, Carlos García. Según su testimonio, que Vega negó, la primera misión de este hombre era renegociar el acuerdo transaccional del 9 de diciembre de 2008 en el que Calatrava y Alberto Lago habían tratado de fijar honorarios, plazos de pago y algunas responsabilidades. Según García, Vega le llegó a mandar un correo con este acuerdo donde se modificaban las formas de pago y se incluía una cláusula que «eximía a Calatrava de toda responsabilidad en la cubierta móvil».


Lo que Francisco Vega contó es que en ningún momento pensó «que no fuera a cobrar lo que debían a Calatrava, los 9,285 millones». Vega contó que Jovellanos XXI le había dicho que el Ayuntamiento no tendría salvedades en el acta de recepción y sólo la misma mañana en que iban a realizarla se le anunció. «Me encontré el pastel ese mismo día», contó Vega. «El proyecto inicial a concurso poco tenía que ver con lo que se entregó, por lo que no entendí la salvedad de la visera. Porque para mí era una cuestión pacífica que el Ayuntamiento aceptaba debido a la urgencia de actividad, porque tenían previsto, creo recordar, un mitin del PP».

«En siete años Santiago Calatrava visitó una vez la obra del Palacio de Congresos»

 

 

Lne. 15.05.2013 | 02:02 Chus NEIRA

0 comentarios