Sanidad, doce meses en blanco
Hace ahora un año, en concreto el 8 de octubre de 2012, la sanidad pública asturiana iniciaba su conflicto laboral más espinoso, prolongado y tormentoso que se recuerda. Durante más de tres meses, los quirófanos y las consultas de hospitales y centros de salud funcionaron a medio gas, debido a la protesta a la que estuvieron convocados los más de 4.000 médicos adscritos al Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa). La mecha del conflicto fue la ampliación de jornada y el nuevo modelo de trabajo que, finalmente, acabó implantando el Principado en la sanidad. Los facultativos se quejaban de ser los funcionarios a los que más se les 'castigaba' por la decisión de Mariano Rajoy de elevar la jornada laboral pública de 35 a 37,5 horas semanales, ya que mientras al resto del personal de la Administración sólo se les prolongó media hora al día su tiempo de trabajo, en Sanidad se diseñó un nuevo sistema que recortaba guardias, horas extras y 'modulos de tarde' para mayores de 55 años, además de implantar por la vía de la imposición el trabajo de tarde no remunerado.
Fueron necesarios 96 días de conflicto y 33 jornadas de huelga intensiva para que Administración y médicos enterraran el hacha de guerra. El 11 de enero de 2013, la Consejería de Sanidad y el Sindicato Médico de Asturias (Simpa) acabaron estrechando sus manos, después de reconocer públicamente que ambas partes habían cedido en sus pretensiones iniciales (unos más que otros). El caso es que los efectos colaterales de la huelga aún perviven, sobre todo para los pacientes. El paro obligó a suspender 4.000 operaciones quirúrgicas y 9.110 pruebas diagnósticas, entre las que se incluyen estudios tan importantes como escáneres, resonancias y endoscopias, para los que en la actualidad hay más de un año de demora.
Casi tres meses para operarse
Los últimos 12 meses constituyen un año prácticamente en blanco para la sanidad pública, tiempo en el que el Sespa y la consejería han centrado buena parte de sus esfuerzos en aligerar los tiempos de espera para intervenciones y consultas, tiempo que abultó por demás el conflicto médico. De momento, la ampliación de jornada no ha permitido dejar los tiempos de demora en las ratios que había antes de que se iniciara la huelga médica. En la actualidad son 19.183 los pacientes pendientes de una operación, casi dos mil más de los que había en septiembre de 2012, cuando los facultativos aún no se habían declarado en huelga. La demora media para una intervención está en 83 días, seis más que un año atrás. Pero los peores tiempos están en las consultas y en las pruebas. Hay enfermos que llevan más de 12 meses a la espera de una resonancia o de un escáner.
Para colmo, el Sespa tampoco ha sido capaz de implantar un modelo de trabajo de tarde que sea válido para todos los hospitales y centros de salud. Sanidad ha aceptado como solución intermedia que cada servicio pacte su propio sistema vespertino. Se dan así casos de médicos que concentran las horas de tarde una vez al mes o que las realizan cada dos semanas. El Sespa intentó imponer un modelo en el Hospital Central a través de turnos de tarde para los facultativos, pero se vio obligado a rectificar. Su intención es volver a la carga este trimestre y obligar a operar de tarde, de forma rutinaria de aquí a finales de año, a todos los servicios quirúrgicos con pacientes en lista de espera desde hace más de seis meses. La medida afectaría al HUCA, Cabueñes, Valle del Nalón, San Agustín, Cangas del Narcea y Oriente.
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