Blanco acudía a la Junta a petición del PP y lo hacía, al menos en teoría, para informar sobre la destitución de la gerente del Sespa, Celia Gómez, que fue relevada de su cargo a mediados del pasado enero. En su lugar fue designado Tácito Suárez, hasta entonces jefe de Gabinete de Sanidad. Sin embargo, y pese a la insistencia de los populares, primero, y de Foro Asturias, después, Faustino Blanco no llegó a aclarar por qué destituyó a la que durante año y medio fue su ’número dos’. El consejero se limitó a indicar, como ya lo había hecho en la sesión plenaria del 24 de enero, que el cambio buscaba «dar un nuevo impulso a la sanidad asturiana» y negó cualquier tipo de discrepancia con Celia Gómez, cuya profesionalidad y gestión, incluso, llegó a defender. Blanco recriminó a la diputada del PP, Victoria Delgado, los halagos ahora realizados a la figura de la gerente destituida. «Hasta hace un mes su discurso hacia el Sespa era crítico», le recordó.
Las cuencas, lo más avanzado
En cuanto a la fusión de áreas sanitarias -un proyecto que, tal y como adelantó ayer EL COMERCIO, cuenta con el apoyo de IU y UPyD-, el consejero avanzó que su departamento «ya está trabajando en ello» y que lo hace «sin ruido mediático ni profesional». A preguntas del parlamentario de UPyD, Ignacio Prendes, Blanco precisó que buena parte de los hospitales y centros sanitarios ya están funcionando bajo el modelo de fusión que quiere implantar Sanidad en lo que queda de legislatura. Las áreas sanitarias más avanzadas son las de las cuencas, Mieres y Langreo, que tras la reordenación quedarán unificadas. La Consejería ha querido aprovechar la apertura del nuevo Hospital Álvarez-Buylla para fomentar las sinergias entre ambas zonas.
Jarrio y Avilés también han hecho lo propio en lo concerniente a servicios básicos y logísticos, mientras que Oviedo y Gijón van con algo más de retraso, explicó. No obstante, Sanidad confía en que el modelo organizativo esté casi concluido a finales del verano y que la nueva normativa, que sustituirá a la ley del Sespa de 1992, llegue a tramitación parlamentaria en el último trimestre del año. Ignacio Prendes, en principio favorable a la fusión, mostró sus dudas de que con ese calendario la nueva ley pueda ser negociada y aprobada en lo que queda de legislatura.
En el turno de fijación de posiciones, el PP acusó al consejero de mantener una postura de «autocomplacencia». Victoria Delgado se quejó del tono bronco de Faustino Blanco. «Esta comparecencia ha sido decepcionante en el fondo y en las formas. Ese tono irascible, airado y agresivo dice poco de usted», le recriminó la diputada popular, a lo que Blanco, luego, se disculpó asegurando que «a lo mejor me he excedido en el fragor del debate. Si es así, lo siento», le dijo.
Con quien también mantuvo un sonoro enfrentamiento verbal fue, una vez más, con el parlamentario Albano Longo. Sobre todo cuando el representante de Foro Asturias le preguntó si la decisión de destituir a Celia Gómez provenía de unas supuestas amenazas que, según él, había realizado la exgerente para «destapar cosas de Gispasa». Blanco respiró hondo y respondió: «Eso que usted dice es pura inmundicia». Posteriormente le pidió a Longo respeto por las instituciones: «Esto no es ¡Sálvame!», dijo en alusión al programa de televisión.
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