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El trabajo se desarrolló íntegramente en la Universidad de Oviedo con la colaboración de distintos departamentos…

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El equipo de Otín logra alargar la vida de ratones con envejecimiento prematuro

La hormona de crecimiento insulínico es especialmente baja en los enfermos con este síndrome

El tratamiento aumenta un 25% la esperanza vital en casos de progeria y abre puertas contra el envejecimiento convencional

01.09.10 - SAILA MARCOS | OVIEDO, en El Comercio.

El equipo de Carlos López-Otín ha dado un nuevo paso contra la progeria o envejecimiento prematuro, una enfermedad que sólo afecta a entre 200 y 300 personas en el mundo, pero que resulta completamente devastadora para quienes la padecen. El avance es importante para acabar con la patología y también para avanzar en el estudio de los porqués del envejecimiento convencional. «Este nuevo trabajo plantea una opción para mejorar la situación clínica y extender la vida de los enfermos, pero además supone un importante avance desde el punto de vista científico, puesto que proporciona claves sobre los mecanismos responsables del envejecimiento normal y el papel desempeñado por el sistema endocrino del mismo», destacaba ayer López-Otín.

El equipo dirigido por el catedrático de la Universidad de Oviedo ha desarrollado un tratamiento que permite alargar en un 25% la vida de ratones con envejecimiento prematuro. El trabajo revela los mecanismos implicados en el desarrollo de esta enfermedad y plantea un tratamiento alternativo para los pacientes con estas patologías. Los enfermos de progeria presentan durante los primeros años de vida síntomas propios de personas de edad avanzada: osteoporosis, pérdida de grasa subcutánea, alopecia y fallos cardiovasculares, entre otros. Además, su esperanza de vida es inferior a los 20 años.

El trabajo se desarrolló íntegramente en la Universidad de Oviedo con la colaboración de distintos departamentos. El equipo de investigación está formado por siete miembros: Guillermo Mariño, Alejandro Piñeiro, Álvaro Fernández, Fernando García, Antonio Fueyo, Jose María Pérez-Freije y el propio Carlos López-Otín. El laboratorio lleva ya casi una década estudiando las claves moleculares del envejecimiento, pero fue hace dos años cuando entraron de lleno en la investigación específica del factor de crecimiento insulínico, que parece ser el responsable de algunos de los síntomas más característicos de la progeria.

Los autores de la investigación, publicada ayer en la revista de la Academia Americana de las Ciencias, descubrieron que los ratones modificados genéticamente presentaban niveles anormalmente bajos de la hormona de crecimiento insulínica o IGF1. Esa modificación resultó ser la responsable de las principales manifestaciones de la progeria, lo que impulsó a los científicos a restablecer los niveles de la hormona. El resultado fue una mejoría notable de las patologías de los ratones, incluyendo ganancia de peso, recuperación de la grasa subcutánea y de la capacidad locomotora, disminución de la alopecia y un aumento considerable de la esperanza vital (un 25% más).

En trabajos publicados anteriormente, el mismo equipo de la Universidad de Oviedo ya describió cómo el envejecimiento acelerado se asocia con la activación anómala de mecanismos de protección frente al cáncer. Para bloquear la acumulación de la proteína responsable de esta enfermedad, desarrollaron un tratamiento farmacológico. «En 2008 un trabajo publicado por nuestro laboratorio en la revista 'Nature Medicine' dio lugar a un ensayo clínico internacional del que ahora se benefician prácticamente todos los pacientes con este síndrome. El tratamiento condujo a una duplicación de la esperanza de vida y a una clara mejoría de los síntomas de envejecimiento de los ratones y por eso se trasladó inmediatamente a los pacientes. Pero pensamos que todavía este primer tratamiento es insuficiente y por eso estamos buscando alternativas complementarias», apunta Alejandro Piñeiro. En este sentido, el codirector de la investigación, José María Pérez-Freije, señalaba a EL COMERCIO que «la estrategia derivada del trabajo está dirigida con dianas moleculares diferentes, por lo que podría poseer un efecto cooperativo con la anteriormente propuesta y ambas podrían ser aptas para su uso combinado en humanos».

El nuevo tratamiento todavía no se ha probado en personas. «Se aplicó a pacientes con síndrome de Laron, una enfermedad que también se caracteriza por los bajos niveles circulantes de la hormona IGF1, lo cual facilita las cosas a la hora de establecer un ensayo clínico, que ya comenzamos a discutir con el doctor Nicolas Levy, coordinador en Europa de estos ensayos», explicó Piñeiro.

El tratamiento que propone este trabajo consigue paliar los principales síntomas de las patologías progeroides. Hasta hace dos años, las opciones terapéuticas que tenían los pacientes con envejecimiento acelerado eran prácticamente nulas.

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