Al hilo del debate abierto por el Sr. Consejero sobre si todos deberíamos o no cobrar igual
DESDE MI VENTANA LO VEO ASI
Antes hay que despolitizar y democratizar la gestión…
Se dice en el último documento elaborado por el Consejo Interterritorial de nuestro Sistema Nacional de Salud titulado “ACCIONES Y MEDIDAS PARA PROMOVER LA CALIDAD, LA EQUIDAD, LA COHESION Y LA SOSTENIBILIDAD DEL SISTEMA NACIONAL DE SALUD” que “… se considera necesario trabajar para definir criterios comunes para las retribuciones que permitan incrementar la productividad y la calidad de los servicios de salud y establecer procedimientos de planificación compartidos”. Se dice, y a la par, en la línea del necesario “Pacto por la Sanidad” que ya muy pocos cuestionan, se trabaja en la idea, entre otras, de que nuestro Sistema Nacional de Salud, en política de recursos humanos, no puede ser la suma independiente de 17 Servicios Autonómicos que compiten entre sí en lugar de colaborar y coordinarse en el todo único que conforma el SNS en nuestro país…
En ese contexto, y sólo en él es dónde hay que plantear este debate sobre las retribuciones de los profesionales en un marco rígido de igualdad absoluta o en un marco flexible de posibles desigualdades…
¿Tenemos que cobrar todos lo mismo en nuestras respectivas categorías profesionales?...
La respuesta hace años que se dio y es que NO. Incluso se pusieron en práctica con la aquiescencia sindical algunos medios, pero tanto las políticas de incentivos variables (CPV) como los de las Carreras Profesionales, han fracasado en la introducción de la aplicación de un sistema que ligara objetivamente el esfuerzo individual óptimo en cantidad, calidad y seguridad, con un incentivo económico o de otro tipo.
¿Deberían estos fracasos hacernos reflexionar sobre lo oportuno de la necesidad de establecer este tipo de mecanismos incentivadores? O del análisis de las causas de los fracasos ¿podemos extraer cuál es el elemento que una y otra vez se repite para que fracase algo que hoy se hace imperativamente necesario…?
Cualquier trabajador de la salud de cualquier ámbito sabe responder sin titubear esta cuestión: … los incentivos, hasta ahora, han estado cargados de elementos subjetivos en su evaluación, lo que propicia los amiguismos, la discriminación injustificable por adscripciones personales o políticas … ¡¡todo lo contrario de la profesionaldad!!
Y en ello tiene mucho que ver la ausencia de una carrera de gestión que apueste nítidamente por la profesionalización de los distintos niveles de responsabilidad, y el definitivo abandono de la instrumentalización política de la misma.
¿Puede y debe haber incentivos?
Sí, pero antes los políticos deberían de dejar de utilizar la sanidad como instrumento partidista y transferir la gestión a los profesionales que, a su vez, sólo deberían ser controlados a través de los adecuados mecanismos de participación ciudadana…
De no hacerse así todo intento de introducir éste estímulo fracasará.
Ahora hay un nuevo instrumento capaz de propiciar esto en el ámbito de nuestra Comunidad Autónoma: Las Unidades de Gestión Clínica…
Pero ya están cuestionadas por su “politización”, especialmente las del HUCA …
Está claro que así nunca llegaremos muy lejos.
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