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Capítulos 13 y 14 del informe "La situación de la Salud y el Sistema Sanitario en España" editados por la Fundación 1º de Mayo…

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Ya sólo restan 2 de los 16 capítulos de los que se compone la edición.

Crisis y perspectivas del mercado farmacéutico

Trabajo de Carlos Ponte sobre la crisis y perspectivas del mercado farmacéutico que forma parte del informe global sobre "La situación de la Salud y el Sistema Sanitario en España".  

En los últimos 60 años, las medicinas producidas por la Industria Farmacéutica han contribuido significativamente a mejorar el bienestar de los individuos y la sociedad, con resultados notables en el tratamiento de enfermedades, el control del dolor y la mejora de la calidad y expectativas de vida. Sin duda, los medicamentos y dispositivos tecnológicos son bienes sociales básicos en los cuidados de la salud.

No se pueden olvidar las aportaciones de la Industria; pero su hegemonía (dar respuesta a la carga de enfermedad siempre con medicamentos), sus contradicciones intrínsecas y las deficiencias de la regulación pública han convertido a los medicamentos en bienes comerciales con un mercado mundial de más de 900 mil millones de dólares y creciente concentración monopolística. La prioridad y la racionalidad de la Industria es el máximo afán de lucro de los accionistas y no los pacientes o el público, con la consecuencia de graves limitaciones en el acceso, la seguridad y la eficacia de los medicamentos.

Las Corporaciones Farmacéuticas diseñan, producen, distribuyen e inducen los precios de los medicamentos, pero donde no hay mercado no invierten y los medicamentos son casi prohibitivos en los países con bajos niveles de renta, con enfermedades de alta mortalidad sin apenas líneas de investigación; pero donde hay capacidad de consumo se amplían injustificadamente los precios y las indicaciones.

La Industria Farmacéutica, uno de los iconos del nuevo capitalismo, representa mejor que nadie la imagen y el sueño del neoliberalismo y sus prácticas de maximizar los beneficios. Es cierto que no se trata de industrias caritativas, pero sus negocios tienen cada vez menos valor productivo y se alejan cada día más de lo que se ha denominado “nueva economía”: Se paga más por menos y no es exagerado afirmar que estamos ante una gigantesca burbuja farmacéutica, insostenible para la sociedad y para la propia Industria.

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La investigación clínica y biomédica en España

Trabajo de Luis Palomo sobre la investigación clínica y biomédica en España que forma parte del informe global sobre "La situación de la Salud y el Sistema Sanitario en España".

La investigación que se realiza en los centros sanitarios, y la investigación que se realiza en organismos no estrictamente asistenciales pero con aplicabilidad sanitaria, debe contribuir tanto a mejorar la salud de los individuos como el funcionamiento y la toma de decisiones en las organizaciones y en los centros. En última instancia, la investigación debe contribuir a incrementar la esperanza y la calidad de vida de las personas, a mejorar la práctica clínica de los profesionales y centros, a promover la innovación tecnológica y terapéutica y a optimizar los beneficios sociales.

Los profesionales sanitarios somos deudores de los avances tecnológicos, porque han modificado sustancialmente nuestra forma de entender las enfermedades y de aplicar los diagnósticos y los tratamientos. Podemos decir que, por encima de otros acontecimientos, el siglo XX fue el siglo de la ciencia y que la principal virtud de los avances científicos aplicados a la sanidad consiste en que han incrementado la supervivencia de las personas y han mejorado la calidad de la vida humana.

Los progresos científicos animan la evolución social, a su vez la sociedad respalda la investigación. En el caso particular de la investigación médica, la sociedad acepta con facilidad las innovaciones por cuatro razones: Por una parte, por el prestigio y el poder que ostentan los profesionales, que están protegidos por el mandato social; en segundo lugar, la innovación, cualquier innovación, se presenta como superior a lo reemplazado; en tercer lugar, innovar es consecuente con los valores culturales predominantes, y, por último, el culto a la salud es una ideología poderosa en las sociedades modernas y laicas, con un amplio poder de convocatoria, especialmente entre las clases medias, las cuales han perdido sus lazos con la cultura tradicional y se sienten cada vez más inseguras en un mundo que cambia con rapidez.

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