«Estoy vivo y respiro»

Jesús Otero, coordinador de trasplantes de Asturias, se recupera satisfactoriamente del injerto de pulmón al que fue sometido el jueves

 La Nueva España. Oviedo, P. R.

«Estoy vivo, respiro. Me siento bien, excelentemente bien». Jesús Otero Fernández, coordinador de trasplantes de Asturias y sometido él mismo, el pasado jueves, a un injerto de pulmón en el hospital Marqués de Valdecilla de Santander, se recupera satisfactoriamente de la intervención. Su voz, a través del teléfono, volvía a sonar ayer con fuerza. La fuerza que da haber cambiado un pulmón agotado por otro vigoroso. «En un mes creo que estaré trabajando», declaraba a LA NUEVA ESPAÑA.

 

Coordinador de trasplantes del Hospital Central de Asturias desde 1986 y responsable autonómico de esa disciplina desde 1990, actividad que combina con la de una jefatura de sección en la unidad de vigilancia intensiva (UVI), Jesús Otero ha tenido el curioso privilegio de conocer los dos lados del trasplante, el médico y el del enfermo. Sabe lo que es solicitar órganos a una familia destrozada por la muerte de un ser querido, sabe lo que es hacer la llamada telefónica al receptor y, desde hace un tiempo, conoce lo que significa que suene el teléfono para anunciar que hay un donante.

 

«Yo no sé muy bien si me lo merezco, pero ha sido una delicia. Por supuesto me siento en deuda con la familia del donante y con el donante», afirma.

 

El doctor Otero padecía desde hace algún tiempo una severa enfermedad pulmonar que no le impidió acudir a su trabajo. El equipo del hospital de Valdecilla le practicó el pasado jueves el trasplante de pulmón y, según él mismo declaraba ayer, «he tenido un postoperatorio fabuloso».

 

«Me mantuve despierto desde el primer día y a las 48 horas me quitaron el tubo. Ayer (por el sábado) ya empecé a comer y a caminar. Estoy muy bien, hasta he leído LA NUEVA ESPAÑA. En dos o tres días pasaré a planta», señalaba.

 

De momento, Jesús Otero permanece ingresado en cuidados intensivos. A su lado, como siempre, permanece su esposa, Dolores Escudero, médico del HUCA e integrante del equipo de trasplantes.

 

«Una vez que ha pasado todo, la sensación que tienes es que te reafirmas en lo bonita y apasionante que es la medicina. Nos sentimos muy deudores, con la familia del donante, con la sociedad, con nuestro sistema público sanitario y con la organización de trasplantes. Estamos felices», subraya la doctora Escudero.

 

Nacido en Zaragoza en 1947, el doctor Otero y su equipo de trasplantes han gestionado unas novecientas donaciones de órganos, con unas tasas anuales que han llevado a Asturias a los primeros puestos del ranking nacional. En su puesto de coordinador autonómico de trasplantes, desde el que ha trabajado en estrecha colaboración con Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), ha dedicado gran parte de su vida a promover las donaciones e impulsar diferentes programas de trasplante.

 

Ayer recordaba el enfado que, en ocasiones, le producía la negativa de algunas familias, pocas, cuando se les solicitaba algún órgano del familiar fallecido. «Siempre son momentos muy duros, por eso la gratitud es tan grande. Sin esas decisiones no se podrían producir los trasplantes».