Ahora va a resultar que el FMI da la razón a los sindicatos españoles que desde siempre defendieron que los gobiernos deberían estimular el crecimiento y dejar en un segundo plano la reducción del déficit
El frenazo en la eurozona alienta las dudas sobre el ritmo del ajuste fiscal
Las economías de Alemania y Francia se estancan. La nueva directora del FMI recomienda a los países con menor deuda posponer la reducción de sus déficit públicos.
nuevatribuna.es
Cuando aún humea el fuego encendido por la crisis de deuda soberana, una nueva amenaza asoma por el horizonte. La eurozona se frena. Alemania y Francia apenas vieron crecer su producto entre abril y junio, defraudando las expectativas depositadas en la potencia de sus economías. El peligro es tan cierto, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) –antaño adalid del ajuste fiscal a ultranza- llamó hoy por boca de su recién estrenada directora gerente, la francesa Chistrine Lagarde, a levantar el pie, no del acelerador, sino del freno, en el ritmo de ajuste fiscal decretado por los Gobiernos en esta fase de la crisis. Mientras, al otro lado del Atlántico, Barack Obama anunciaba un nuevo plan de estímulo económico.
La eurozona dio hoy martes nuevas muestras de que el mundo podría encaminarse a una nueva recesión económica. La caída del producto en Alemania y Francia, la más pronunciada desde principios de 2009, dio alas a las tesis que defienden la necesidad de que los gobiernos estimulen el crecimiento, al menos en el corto plazo, y dejen para más adelante la reducción del déficit. En España, esta tesis viene siendo sostenida desde antiguo por los sindicatos. Lo sorprendente fue escuchar hoy a Christine Lagarde, nueva directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), defender lo mismo.
Para Lagarde, la solución pasa por que los países con menor deuda sostengan la demanda, aflojando la presión del pie sobre el freno del ajuste fiscal. “El ajuste fiscal debe resolver el dilema de no ser demasiado rápido ni demasiado lento”, concretó la francesa. “A los mercados no les gustan los altos niveles de endeudamiento”, prosiguió. “Pero un crecimiento bajo o negativo les gusta aún menos”, observó, refiriéndose a la tensión vivida la semana pasada en los mercados de deuda soberana.
Nuevo plan de estímulo en EEUU
Mientras Lagarde lanzaba su proclama, que supone un giro radical en las posturas antaño defendidas por el FMI, en Estados Unidos, Barack Obama anunciaba un nuevo plan de estimulo. El presidente norteamericano, que se encuentra de gira –en autobús--, para contrarrestar el creciente poder de la reacción republicana, encabezada por el Tea Party, avanzó detalles del programa que pretende dinamizar la economía, “crear puestos de trabajo y controlar el déficit”.
Así Obama pretende llevar en septiembre al Congreso la creación de una nueva línea de crédito fiscal para fomentar la contratación, especialmente de las de mediana edad. “No estamos creciendo tan rápido como querríamos”, reconoció, agobiado por los malos datos del paro, que ronda el 9 por ciento, en la recta final de su mandato, que aspira a renovar el próximo año. Además, el plan prevé fomentar la inversión en nuevas tecnologías, especialmente en las llamadas energías limpias e intentará revisar la actual Ley de Patentes, según dijo Obama, que no renuncia a su intención de subir impuestos a las clases más altas, como se le reclama desde algunos sectores.
Europa se frena
En Europa, los datos del producto interior bruto (PIB) mostraron a las claras la magnitud del frenazo. Así, en el segundo trimestre, la economía de Alemania creció un 0,1 por ciento, mientras que la de Francia se quedó en el 0 por ciento, frente al 1,3 y al 0,9 por ciento, registrados tres meses antes, respectivamente, según datos de Eurostat. En el caso de Alemania, el consenso de economistas esperaba un crecimiento del 0,5 por ciento. Los malos datos afectan también a otras economías, como la de Holanda, que pasa al 0,1 por ciento, frente al 0,9 por ciento anterior. Por su parte, España e Italia experimentaron menores caídas, al partir de datos más bajos. En el caso de España, el PIB creció un 0,2 por ciento y en el de Italia, un 0,3 por ciento. En conjunto, la eurozona creció un 0,2 por ciento respecto al trimestre anterior, y un 1,7 por ciento, en términos interanuales, frente al 2,5 por ciento del trimestre anterior.
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