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El arte de restaurar un hospital

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El San Agustín renueva dos unidades de Traumatología y Medicina Interna

Foto: Un pintor se prepara para acondicionar una de las habitaciones del Hospital Sna Agustín. :: MARIETA

El Comercio. 21.08.11 -A. PALACIO | AVILÉS.

La gran mayoría de familias aprovecha el comienzo del verano para hacer obra en casa, pintar y meter a la lavadora todos los edredones y mantas que se quedarán en el armario hasta que vuelva el frío. En el Hospital San Agustín sucede algo parecido: en la temporada estival se realizan menos operaciones quirúrgicas, y el descenso de pacientes permite cerrar unidades de hospitalización para darles esa mano de pintura que necesitan, poner al día todo el aparataje de las habitaciones y hacer una limpieza general en profundidad. La medida, tal y como recuerda el director de gestión del centro, Carlos Pintado, es algo habitual en este hospital durante los veranos, y en ningún caso supone ningún trastorno para los pacientes ingresados. Aunque en ocasiones anteriores sólo se trabajaba en un área, este año se han cerrado dos unidades de manera simultánea: la 3ª Sur y la 6ª Norte, que corresponden a unidades de hospitalización de Traumatología (’Trauma’) y de Medicina Interna.

En todo el proceso, el equipo de mantenimiento del San Agustín tiene la primera palabra, y el equipo directivo la última. «En Mantenimiento tienen una lista con distintos baremos y son los que estipulan qué plantas son las que necesitan una intervención más rápida», indica Pintado. En cuestión de días la decisión está tomada: se decide qué área quedará cerrada «en función de los pacientes» y se comienzan los trabajos.

El presupuesto, por lo general, está «entre los 12.000 y los 15.000 euros», aunque no implica la renovación del aparataje que se utiliza en las distintas habitaciones, porque los procedimientos son distintos: es necesario darlo de baja y después seguir los pasos que marca la ley sanitaria.

Lógicamente, no se necesitan las mismas obras en todas las estancias, pero «por lo general el primer equipo en entrar a trabajar es el de fontanería». Revisan tuberías, grifos y duchas. Y a partir de ahí, electricistas, mecánicos, carpinteros... «Lo normal en cualquier obra», insiste Pintado.

El equipo de mecánicos revisa camas, los tubos neumáticos -a través de los que se envían pruebas a los laboratorios-, el aire acondicionado, los aires medicinales -vacuómetros y caudalímetros-, los enchufes y hasta las persianas. Al respecto, Pintado explica que «las ventanas tienen doble cristal y las persianas van entre los dos».Es una cuestión de higiene: no hay cortinas ni persianas exteriores para no atraer ni bacterias ni basura que pudiesen afectar a los pacientes.

El equipo responsable de las renovaciones también supervisa que todos los elementos de prevención de incendios estén al día y tengan un correcto funcionamiento. «En el presupuesto ya se detallan todas las operaciones que van a ser necesarias», apunta Pintado, desde el cambio de una esquinera hasta la renovación de una puerta, pasando por el cambio de las gomas de los grifos, algo que además se realiza de forma más habitual.

En esta revisión general también se modifican los colores que antes tenían las plantas. «Queremos descartar la idea negativa de tener que venir al hospital». Para ello, tienen un novedoso sistema que ha permitido pintar las paredes «de todos los colores: amarillo, rosa, azul... Todo depende del tono», apunta el director de gestión.

La limpieza general de una unidad de hospitalización únicamente se realiza una vez al año, pero cada habitación «se limpia en profundidad cada vez que sale un paciente», aclara.

Unidades más complicadas

Otras unidades, «como Urología y el servicio de Otorrinoralingología» presenta más problemas a la hora de cerrar un área para revisar una planta, principalmente por el volumen de pacientes. Tras el cierre de estas dos plantas el equipo directivo tiene en mente la 5ª Sur, «que siempre es más complicada». Hubieran querido ponerla a punto este verano, pero no parece que vaya a ser posible.

Hay dos unidades en las que la renovación es diferente. Por un lado está Pediatría, «más complicada de cerrar porque todo está adaptado para los niños» y una reubicación resultaría más problemática, y también la Unidad de Cuidados Intensivos, que sigue sus propios protocolos en cuanto a mantenimiento, revisión de aparatos y por supuesto, un control aún más exhaustivo de todas las cuestiones higiénicas.

El doctor Pintado añade que en esta época del año también se aprovecha la renovación de los quirófanos cerrados para renovarlos, aunque cada especialidad tiene los propios y, de tener que cerrar alguno para renovarlo, «se trata de ubicarlo en un quirófano con características similares». Como ejemplo, indica que «de cerrar el de Urología o Ginecología los pacientes podrían ser intervenidos en uno u otro quirófano».

Estas decisiones también dependen del servicio de Mantenimiento, encargado -entre otras cuestiones- de hacer un seguimiento de todas las estancias hospitalarias y evaluar las necesidades de cada habitación, quirófano o unidad de hospitalización concreta. No en vano, hay más de sesenta trabajadores sólo en esa plantilla. «Antes de tomar la decisión de qué área vamos a cerrar nos reunimos con el ingeniero, que también nos explica cuáles serán las próximas que deberíamos someter a una renovación» en próximas campañas.

Porque, en realidad, la renovación de cualquier hospital siempre es en círculo: cuando se termine de revisar todas las alas de todas las plantas, será necesario volver a actuar en las primeras que se recuperaron.

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