«Haber sufrido un infarto no significa renunciar a una vida de plenitud»
13.03.12 - 00:52 -
Sobrevivir a un infarto es una experiencia amarga, pero superable en un alto porcentaje. Esa es la idea sobre la que giró la conferencia pronunciada ayer en Valdecarzana por el cardiólogo Víctor Manuel Rodríguez. El médico del Hospital San Agustín disertó sobre este particular como parte del ciclo de charlas 'Ay, corazón', que organiza la Sociedad de Amigos del País.
-¿Hay vida 'normal' después de un infarto de miocardio?
-En un alto número de casos, sí. Aunque lógicamente depende del paciente y de las características del episodio sufrido, el mensaje de mi conferencia es precisamente ese: que una vez padecido, hay posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida. Porque en la mayor parte de casos el infarto es un aviso de que no estamos haciendo vida sana.
-¿Y cómo influye el ritmo de vida de nuestra sociedad, aparte del tabaquismo, la obesidad o el sedentarismo?
-En nuestro tiempo, la aceleración diaria y el estrés son el enemigo a batir para que no se dé una predisposición al daño cardiovascular. Además de esos otros factores que menciona, por supuesto.
-¿Influyen a este respecto la aparición de dietas 'milagro', la poca higiene del sueño y otras costumbres en esa onda?
-Las dietas desequilibradas son poco o nada cardiosaludables, y no cabe duda que no tener unos ciclos de sueño apropiados ni una vida ordenada no ayuda mucho a tener un corazón sano. Cuando el daño aparece, las medidas a tomar incluyen corregir todo ello de modo inmediato, para que el desenlace no sea fatal.
-¿Qué avances terapéuticos destacaría en lo tocante al corazón?
-En los últimos diez años se ha progresado mucho, tanto quirúrgica como farmacológicamente hablando. En lo que respecta al Área Sanitaria III, la de la comarca avilesina, desde hace tres años se llevan a cabo de modo habitual las llamadas angioplastias (intervenciones por catéter en la arteria con la colocación de un muelle sin oclusión). Puede parecer una explicación muy técnica, pero lo importante es que esto, junto al trabajo en red con el Hospital Central y el servicio de ambulancias, nos hace estar en vanguardia de la cardiología española.
-¿Es habitual que tras un episodio coronario se den casos de estrés postraumático, depresión u otros daños de orden psicológico?
-Los casos de depresión y accesos de ansiedad son habituales, sobre todo cuando la muerte ha estado cerca. Para eso son muy útiles los talleres educativos hospitalarios.
-¿Y qué suponen esos talleres?
-Me parecen esenciales. Hace unos años, al paciente que sufría un infarto se le daban unas pocas indicaciones cuando recibía el alta. Ahora, con esta herramienta se dan las pautas para llevar una forma de vida en la que no haya que renunciar a la plenitud. Y la reacción de los usuarios es muy positiva en ese sentido.
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