Las Pussy Riot, los asaltos a supermercados y los simbolistas
nuevatribuna.es | José Manuel Rambla | 13 Agosto 2012 - 14:06 h.
Uno de los mayores anatemas que puede sufrir cualquier iniciativa es recibir el adjetivo de simbólica.
Este conjuro conservador afecta de forma especial al ámbito de lo social, donde nunca falta el hipercrítico realista que ante cualquier movilización ciudadana, huelga u otra forma de protesta, muestre su coincidencia con las peticiones pero se desmarque de la convocatoria reprochándole su carácter “simbólico”. De esta manera el concienciado observador puede justificar su pasividad -y en ocasiones hasta su beligerancia contra el movimiento- amparándose en su eterna espera de la acción realista y contundente que permita la toma del Palacio de Invierno de turno…(leer más)
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