Los médicos alertan del uso indiscriminado de antibióticos dentro y fuera del San Agustín
Además, por primera vez, los resultados se han comparado con hospitales de toda Europa a través del estudio impulsado por el Centro Europeo para el Estudio y Control de las Infecciones (ECDC, por sus siglas en inglés).
«Nuestros datos se encuentran dentro de la media española, puede haber diferencias, pero no son significativas. Sin embargo, el estudio europeo indica que España es el quinto país con más uso de antibióticos, con los riesgos que implica», afirma la doctora Prendes. Así, cita Marc Sprenger, director de ECDC, para alertar del uso excesivo de los antibióticos con el riesgo que implica para la salud.
«La media europea es que, durante el estudio, tomaban antibióticos el 32,7% de los pacientes, cifra que España se eleva al 45,1%, en un porcentaje que se puede aplicar al Hospital San Agustín», asegura la microbióloga avilesina. «Es uno de los porcentajes más altos de la Unión Europea, en concreto somos el quinto país que más receta y desde el ECDC no dudan en llamarnos la atención por este porcentaje», explica la microbióloga avilesina.
El estudio demuestra una clara distribución en la tendencia del uso de antibióticos, con un mayor porcentaje en los países del sur de Europa, donde Grecia alcanza un 54,7% y Rumania un 49,9%. Portugal tiene un punto más que España e Italia se encuentra a un punto de nuestro país.
El mayor problema se registra en los denominados antibióticos de «amplio espectro». Pilar Prendes explica que «son antibióticos muy potentes y se debe usar con mucho cuidado porque se produce una selección natural de las bacterias y aumenta su resistencia a los tratamientos», asevera.
De hecho, en el Hospital San Agustín ya se vienen produciendo casos de resistencia de los gérmenes a los medicamentos. «Están aumentando; otra de las causas es el incremento de la población mayor, con más riesgos de tener infecciones, junto con un mayor uso de los antibióticos».
La resistencia y que se prolongue la estancia hospitalaria afecta negativamente al paciente, pues empeora su pronóstico, y también a la eficiencia del sistema, al representar un incremento en los costes necesarios para curar una determinada patología.
En este sentido, alerta a los facultativos sobre la necesidad de ser muy precavidos con los nuevos medicamentos. «Hay que tener mucho cuidado con los nuevos antimicrobianos de amplio espectro, porque pueden aumentar la resistencias si se utilizan mal», aseguró.
En este sentido, recordó las recomendaciones del Centro Europeo para el Estudio y Control de las Enfermedades Infecciosas. «Es necesario reflexionar sobre el uso de los antibióticos», apunta.
Pilar Prendes considera que la población general también debe asumir su responsabilidad ante el alto consumo de los antibióticos, comenzando «por no tomarlos si no existe una prescripción médica». Entre otros motivos, porque la causa de la infección puede ser un virus. En ese caso, el antibiótico no ayuda a la curación y existe el riesgo de contribuir a generar resistencia en los gérmenes.
«Por eso el uso de los antibióticos debe ser siempre bajo receta médica y siguiendo la prescripción. No se debe automedicar», afirmó. También aconsejó evitar reticencias ante las recetas de genéricas. «Más allá del ahorro económico que implican, y que es importante, son medicamentos de igual calidad que el medicamento original y donde existe un amplio conocimiento sobre sus efectos en el cuerpo», afirmó.
Tendencia a la baja
Además del uso de los antibióticos, la investigación rastrea los datos sobre las infecciones hospitalarias o nosocomiales, aquellas que se producen al tercer día de ingreso del paciente en un centro hospitalario y que se atribuyen a la propia hospitalización.
Su prevención es un tema que preocupa a todos los gestores sanitarios. Una infección hospitalaria alarga los ingresos, complica el pronóstico del enfermo y aumenta la mortalidad. Lograr reducir su porcentaje siempre es un síntoma de calidad.
«Los datos pueden variar de un año a otro», explica la doctora Prendes, «por eso lo importante es la tendencia». Desde ECDC se elogia la metodología aplicada en España con el EPINE, toda vez que los diferentes hospitales utilizan el mismo sistema de trabajo, lo que facilita compartir los conocimientos y mejorar la asistencia sanitaria. Más aún cuando es el único país europeo que lleva una serie histórica tan larga con un mismo método de trabajo, lo que facilita la comparación y análisis de los datos.
En este sentido, los datos avalan el trabajo que se viene realizando. Así, en 1990, la media de infecciones hospitalarias en España era del 8,4% y, en 2012, de 7,6%. Aunque en último ejercicio, los datos del Hospital San Agustín mejoran la media nacional y arrojan unas infecciones del 3,2%, la doctora Pilar Prendes evita cualquier comparación.
«Al tratarse de datos de un solo día, la situación puede variar mucho de un año a otro. Lo que hemos visto en este tiempo es que los datos de España son comparables a los del San Agustín. Para nosotros, lo importante es comprobar que la tendencia es de una reducción; no comparar un año», asevera.
El estudio también fija los lugares donde son más frecuentes las infecciones. El primer puesto corresponde al sistema respiratorio seguidas del tracto urinario. El tercer puesto de las infecciones nosocomiales es a las infecciones quirúrgicas, producidas durante o por la intervención. «Tanto en el Hospital San Agustín, como en España y en Europa se repiten estos comportamientos», explica la doctora Prendes.
La consecuencia generalizada es el aumento de los días de hospitalización, un agravamiento del paciente y un aumento del coste sanitario.
De forma paralela a las infecciones nosocomiales, el estudio determina los procesos cuyo origen se sitúa en el exterior del centro sanitario. Son conocidas como «infecciones comunitarias». El año pasado, se registró un porcentaje del 18,9%; es decir, que de cada 100 ingresados en el centro, casi 19 era por una infección producida en el exterior del centro sanitario. La cifra se ha mantenido estable a lo largo de toda la serie histórica del EPINE, explica la jefa del servicio de Microbiología.
La investigación se realiza analizando todas las historias clínicas de los pacientes que se encuentran ingresados en un mismo día en el Hospital. Para poder participar en el EPINE es necesario tener un mínimo de cien camas. Además, los hospitales se distribuyen en tres grandes grupos en función de su categoría: I, para centros hasta 200 camas; II, entre 201 y 500 y III, para hospitales de más de 500 camas. El San Agustín siempre se ha encontrado en la categoría II. Por ejemplo, en 2012 contaba con 370 camas en el momento de realizar la investigación.
Trabajo en equipo
Este trabajo es realizado desde la comisión de Infecciones, donde participan miembros de los diferentes servicios hospitalarios. Los resultados, además de divulgarse en el interior del centro de referencia de la comarca, son indicadores de calidad que no faltan en la mesa del equipo directivo. Además, la comisión de Infecciones se implica junto con el equipo de Microbiología en la divulgación de los resultados.
«Los datos son de gran importancia», explica Pilar Prendes, «incrementa nuestros conocimientos ante las infecciones; nos ayuda a identificar problemas comunes; divulgamos el conocimiento y promocionamos un instrumento estandarizado para mejorar la calidad en el centro», explica la jefa del servicio de Microbiología.
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