Avilés planta cara al dolor de espalda
El servicio de Rehabilitación del Hospital San Agustín actualiza sus métodos de trabajo y la colaboración entre Primaria y Especializada contra las lumbalgias
No existe una estadística exacta, pero se cuentan con los dedos de una mano las personas que nunca han sufrido un dolor en la espalda. «Se ha venido diciendo que el 80% de la población ha sufrido dolores de espalda, pero es un dato que se ha manejado sin evidencias científicas, aunque todo el mundo lo acepta como válido», comenta el doctor Miguel Jiménez Álvarez, jefe del servicio de Rehabilitación del Hospital San Agustín.
Lo cierto es que, aunque no se cuentan con estadísticas fiables, los dolores de espalda, las lumbalgias, «son el segundo motivo de consulta en adultos en Atención Primaria después de los problemas respiratorios», destaca el doctor Jiménez. El problema excede los límites meramente sanitarios. «Abordarlo implica no sólo recursos sanitarios; posiblemente es uno de los procesos que más gasto genera en horas laborales, bajas. Estamos ante lo que puede parecer una patología banal, pero con un coste enorme», asevera.
El Hospital San Agustín (HSA) ha decidido actualizar el protocolo de intervención ante el dolor de espalda, con circuitos específicos en función de las denominadas 'banderas rojas' o síntomas peligrosos y con una visión global de los recursos del Área Sanitaria III, ya que los médicos y rehabilitadores de Atención Primaria juegan un papel destacado. Al mismo tiempo, se tiene en cuenta qué casos deberían ser derivados a Reumatología, Traumatología o el propio servicio de Rehabilitación del Hospital. El pasado jueves, 10 de octubre, se presentó la guía en una sesión médica.
Entre el servicio de Rehabilitación del HSA y los equipos de Rehabilitación de Atención Primaria existe una costumbre de trabajar en equipo desde hace años. El nuevo protocolo actualiza la forma de abordar esta patología y agiliza las derivaciones a atención especializada. Más aún cuando se trata de un problema muy extendido.
Tan sólo el servicio de Rehabilitación del San Agustín recibe entre 500 y 600 pacientes por lumbalgia al año. De ellos, entre 350 y 400 reciben tratamientos de rehabilitación que van de uno a 3 meses, en función de su situación. Es la punta del iceberg del dolor de espalda en Avilés.
A ello se une los pacientes atendidos en Atención Primaria y que no figuran en esa estadística. Y aquellos que, después de un primer episodio, lo resuelven por sus propios medios, acudiendo a la red de servicios de rehabilitación privados que existe en la comarca.
A pesar de la amplia incidencia del dolor de espalda, el doctor Jiménez lanza un mensaje de tranquilidad. «En cierta manera, el dolor de espalda es inevitable porque es inherente a la vida. De hecho, en los últimos años se ha asumido la expresión lumbalgia mecánica inespecífica porque los diferentes estudios han demostrado que no se puede especificar su origen. Aquí podemos enmarcar la mayor parte de los casos que llegan a la consulta médica», comenta.
Los propios médicos son conscientes de que muchos afectados no llegan a pisar la consulta médica. «Son casos de lumbalgias que duran de una a tres semanas y que los afectados resuelven por su propios medios», explica el rehabilitador del Hospital San Agustín.
De hecho, algunos consejos básicos pueden reducir los episodios de esta naturaleza. «Vigilar el peso, hacer ejercicio de forma regular como nadar o caminar y una buena higiene postural son hábitos que, si bien no llegan a evitar el dolor de espalda, pueden prevenirlo», afirma Miguel Jiménez Álvarez.
Los casos que acuden al médico presentan episodios de dolor más frecuentes, con varios meses de molestias constantes. La mayor parte de las situaciones son resueltas en Atención Primaria.
Vigilancia de 'banderas rojas'
El nuevo protocolo recuerda la necesidad de prestar atención a los signos de alarma o 'banderas rojas' de la terminología anglosajona. «Si un dolor de espalda aparece con fiebre, pérdida de peso no explicada, sospecha de patología inflamatoria, entre otros, puede ser síntoma de otra enfermedad más grave, como un tumor o una infección en la columna. En estos casos, no hay que perder tiempo y se establecen unas derivaciones a Trauma o Reumatología», destaca el doctor Jiménez.
Estas 'banderas rojas' se producen en una minoría de enfermos y la rapidez de respuesta es esencial. La mayor parte de los enfermos responden a la denominada Lumbalgia Mecánica Inespecífica (LMI). «Una vez descartados los signos de peligro, para nuestro diagnóstico es fundamental una buena exploración física y escuchar al paciente. En ocasiones es suficiente, aunque a veces pueden ser necesarias radiografías, escáneres, incluso resonancias; pero no es necesario realizarlas», apunta el doctor Jiménez.
De hecho, estos pacientes suelen requerir más tiempo del habitual en la consulta. «Como mínimo, una buena exploración necesita 20 minutos. En Avilés, estamos haciéndolo y somos unos afortunados. Conocemos otros compañeros que no tienen esa posibilidad», comenta.
A partir de ahí, se fijará el tratamiento. «Debemos aclarar al paciente la benignidad de su dolor, su posible origen. En algunas personas, la ansiedad ante el dolor puede llegar a condicionar negativamente la evolución», añade Jiménez.
De hecho, en ocasiones «existen ideas preconcebidas que son negativas. El peor enemigo del dolor de espalda es el reposo. A veces hay que moverse, igual un pequeño paseo por casa, pero es necesario moverse», señala el doctor Jiménez.
El rehabilitador indica que «en algunos episodios, una persona puede tener dos o tres días de reposo, pero a partir de ahí, debe comenzar a moverse en la medida de lo posible. A partir de la segunda semana de reposo, los músculos se atrofian y eso siempre es peor».
Además de analgésicos, un buen número de episodios se superan con sesiones de rehabilitación y ejercicios, incluso que los pacientes pueden realizar en su domicilio. Cada uno de los casos de lumbalgia que es tratado en el San Agustín recibe una guía de ocho páginas con los consejos para tratar de forma adecuada su espalda.
Aunque la mayor parte de los casos se resuelven con tratamientos conservadores, existen situaciones en las que es necesario operar. «Cuando el origen del dolor es una hernia y se produce un déficit neurológico como pérdida de fuerza o sensibilidad debe operarse. En el resto de casos, es aconsejable aplicar un tratamiento conservador durante un periodo de seis a doce meses antes de operar», explica el doctor Jiménez.
Además de los riesgos que siempre implica pasar por el quirófano, el jefe de Rehabilitación señala que «los estudios sobre la evolución de los pacientes operados después de cinco años no es mucho mejor de los que no se operaron. Sólo el 40% de los pacientes que se operaron sin la existencia de un déficit neurológico tuvieron beneficio de la operación».
El experto considera que estos casos en España se produce «un exceso de cirugía», atribuyéndole a diferentes factores como «la presión laboral porque no se puede mantener una baja durante el tiempo que necesita para la recuperación con un tratamiento conservador». Una situación que también se produce en Avilés durante los últimos años.
«En los últimos cinco años ha crecido en España el número de operaciones. Ahora mismo recibimos más pacientes para rehabilitación con cirugía de espalda que hace unos años», apunta al tiempo que recuerda que «los estudios que se están haciendo en el Reino Unido y Estados Unidos advierten del exceso en el número de cirugías».
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