Una protección barata frente al infarto
El metoprolol, un fármaco que cuesta menos de 2 euros, reduce un 25% el daño causado por los colapsos cardiacos, según ha demostrado un grupo de especialistas españoles
Foto: Valentín Fuster -cuarto por la izquierda en la fila delantera- y varios de los autores de la investigación sobre el metoprolol.| luisma murias Fotos de la noticia
Lne. 15.12.2013 | 01:02 Oviedo, Pablo ÁLVAREZ / Europa Press
Es barato, bien conocido, hace años que se emplea y ahora se le ha hallado una nueva y muy relevante utilidad. Un grupo de científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), liderado por el director general del centro, Valentín Fuster, ha logrado reducir hasta en un 25 por ciento el daño cardiaco producido durante un infarto a base de administrar el fármaco metoprolol, cuyo coste es inferior a los dos euros.
En el equipo de investigadores figura José Manuel García Ruiz (Oviedo, 1979), cardiólogo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), quien ha estado tres años trabajando en el CNIC y actualmente mantiene lazos de colaboración con el equipamiento emplazado en Madrid, donde transcurre una semana al mes.
"Hemos demostrado que el metoprolol reduce el tamaño del infarto, pero ahora debemos comprobar si esa disminución del daño se traduce en un aumento de la supervivencia de los pacientes", explica el doctor García Ruiz, quien agrega que todo induce a pensar que la respuesta será afirmativa, "pero hay que demostrarlo empíricamente". Esta investigación será ahora acometida por el CNIC con un amplio grupo de enfermos entre los que figurarán algunos asturianos.
Los responsables de la investigación sobre el metoprolol subrayan la importancia del estudio, denominado "METOCARD-CNIC", tanto por los resultados obtenidos, que tendrán repercusión a nivel mundial, como por ser el resultado de una estrecha coordinación entre diferentes equipos asistenciales. "Éste es un ejemplo para España de que realmente podemos hacer las cosas juntos y bien", destaca Valentín Fuster, director de la unidad de cardiología del prestigioso Hospital Monte Sinaí, de Nueva York, y máximo responsable del CNIC.
El ensayo clínico fue realizado íntegramente en España, con la participación de 270 pacientes. Conviene reseñar que el interés comercial del metoprolol es prácticamente nulo, enfatiza Borja Ibáñez, codirector de la investigación y cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Es un medicamento de bajo coste, perteneciente a la familia de los beta-bloqueantes y que se venía utilizando para el tratamiento de la hipertensión arterial y de otras enfermedades cardiovasculares. También se empleaba para el infarto, pero en un momento bastante posterior al colapso cardíaco.
Los investigadores han podido comprobar cómo actúa el metoprolol ante un infarto agudo de miocardio, producido por la obstrucción brusca de una arteria coronaria y que requiere una atención urgente. "Cada minuto que la arteria coronaria permanece ocluida, se van necrosando de forma exponencial las células del corazón", señala José Manuel García Ruiz.
La estrategia más idónea para reducir la extensión del infarto consiste en realizar una angioplastia urgente. En función del tiempo que se tarde en abrir la coronaria, la necrosis tendrá una extensión mayor o menor. Cuando la afectación es extensa, el corazón pierde una gran parte de su fuerza contráctil -de su función de "bomba"- que, posteriormente, es muy difícil que pueda recuperar.
"Cuantos más sean los gramos de músculo cardiaco necrosados mayor es la probabilidad de que los supervivientes sufran en el futuro complicaciones", por ejemplo insuficiencia cardiaca, arritmias graves o, incluso, la muerte en los meses o años siguientes, explica Ibáñez. En consecuencia, la posibilidad de reducir la cantidad de tejido que se necrosa durante un infarto reviste una gran importancia.
Mediante una resonancia magnética cardiaca realizada una semana después del infarto, los investigadores cuantificaron los gramos de corazón que habían resultado necrosados en cada paciente. Así pudieron comprobar que aquéllos que habían recibido metoprolol tenían un tamaño de infarto más reducido comparado con los que no lo habían tomado. Este aspecto se asoció una mayor fuerza contráctil del corazón. "Los resultados han sido excepcionales porque hemos visto que estos enfermos han tenido hasta un 25 por ciento de mejora y que, además, pueden tener menos ingresos hospitalarios y menos exploraciones e intervenciones a largo plazo", indica Borja Ibáñez, en cuyo grupo de investigación está integrado José Manuel García Ruiz.
Valentín Fuster -Premio Príncipe de Asturias de Investigación en 1996- ya ha anunciado que el CNIC auspiciará un estudio internacional para conocer cuál es el mecanismo por el que esta terapia funciona en pacientes con infarto y, además, ver si realmente consigue reducir la mortalidad a largo plazo. Asimismo, se estudiará si realmente es más efectivo cuanto antes de suministre.
"Actualmente ya se puede recibir este fármaco pero todavía las guías no obligan su administración tras un infarto de miocardio. Por ello, es necesario realizar un estudio de eventos para comprobar que, efectivamente, puede disminuir la mortalidad", señala Borja Ibáñez.
El estudio del CNIC ha sido publicado en la revista "Circulation", de la Asociación Americana del Corazón. A juicio de los expertos, en el momento en el que se confirmen los datos con un ensayo más numeroso, podría cambiar la práctica clínica diaria habitual ante un paciente que, hasta ahora, no recibía rutinariamente este medicamento antes de someterse a una angioplastia, la intervención recomendada para abrir la arteria ocluida que ha provocado el infarto.
"Los resultados no sólo son muy prometedores, sino que abren la puerta a nuevas investigaciones", destaca José Manuel García Ruiz. El cardiólogo del HUCA, cuyo perfil obedece al moderno paradigma de médico-investigador, agrega que avances de esta naturaleza se complementan a la perfección con las medidas encaminadas a la concienciación de la sociedad para que el paciente reaccione con celeridad ante los síntomas del infarto y pueda ser trasladado con la mayor celeridad posible a un centro sanitario donde se le practique una angioplastia. En Asturias, esta técnica está disponible en el HUCA y en el hospital gijonés de Cabueñes durante las 24 horas del día y los 365 días del año.
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