Un trabajador boliviano pierde una extremidad en una panificadora y su jefe le abandona camino del hospital tras tirar el miembro a la basura
Sin brazo y sin papeles
Un trabajador boliviano pierde una extremidad en una panificadora y su jefe le abandona camino del hospital tras tirar el miembro a la basura
Valencia / Oviedo
Agencias / Ch. N.
Su hermana Silvia lo resumió con una crudeza tan esencial que asusta: «Venimos desde Bolivia dejando a la familia para buscar una vida mejor, pero esto no es una vida mejor, mi hermano ha perdido un brazo, que es su herramienta de trabajo». Franss Melgar Vargas, boliviano, de 33 años, trabajaba el paso 28 de mayo, como todos los días, en una panificadora de Gandía, en Valencia, amasando cuarenta kilos de harina cuando una bolsa se le cayó, la máquina le enganchó el brazo y se lo seccionó. Franss pudo parar a tiempo el equipo y evitar morir enganchado en el mecanismo. Su jefe, que no lo había dado de alta en la Seguridad Social ni le había hecho ningún contrato, también quiso evitar problemas. Se llevó a Franss al Hospital de Gandía, le dijo que al llegar a urgencias dijera que simplemente «había sido un accidente y nada más» y acabó abandonándolo en mitad de la calle, a un centenar de metros del hospital. Regresó a la fábrica, limpió como pudo la maquinaria y tiró el brazo a un contenedor de basura.
Un viandante fue el que ayudó a Franss a llegar al servicio de Urgencias, donde los médicos se pusieron en contacto con el cirujano Pedro Cavadas y su equipo para ver si le podían reimplantar el brazo. Por este motivo, lo trasladaron hasta el Hospital Virgen del Consuelo de Valencia, donde nada se pudo hacer. La Guardia Civil, alertada por los médicos, se había presentado en la fábrica y había rescatado el brazo de un contenedor, en dos bolsas de plástico y con restos de masa de pan. Estaba tan deteriorado que el reimplante fue imposible.
Denuncia de CC OO
Franss se quedó en el Hospital Virgen del Consuelo de Valencia, en la Unidad de Vigilancia Intensiva (uvi) del centro. Ahora, todavía en planta, dice que se encuentra bien y sin miedo a su jefe. Tendido en la cama del hospital, con un muñón en su brazo izquierdo, todavía no sabe si aparecerá algún donante compatible y podrán hacerle un trasplante.
El sindicato CC OO ya ha anunciado que se personará contra los propietarios de la panadería industrial por un delito contra el derecho de los trabajadores y otro de omisión de ayuda.
Según ha denunciado el secretario comarcal de CC OO en la Ribera-Safor, Josep Antoni Carrascosa, Franss trabajaba en la empresa desde hacía dos años «con jornadas de 12 horas diarias, sin contrato, y por un sueldo de 23 euros al día».
La Guardia Civil del cuartel de Oliva, que, alertada del suceso por los médicos del hospital, acudió a la fábrica para recuperar el brazo seccionado, se ha personado también de oficio en la causa, según las mismas fuentes.
El sindicato CC OO ha ofrecido de forma gratuita a la familia del joven boliviano sus servicios jurídicos para su defensa en la causa.
Aunque no han trascendido más detalles de la investigación, sí se sabe que La Guardia Civil de Gandía dejó en libertad a los dos jefes de Franss tras tomarles declaración.
Los agentes detuvieron a los dos jefes, hermanos propietarios de un horno, el pasado martes, por un delito contra los derechos de los trabajadores, ya que, supuestamente, tenían trabajando a su cargo a personas sin ningún tipo de contrato.
Respecto a la denuncia de que uno de los jefes le abandonó metros antes de llegar al hospital porque carecía de contrato y no estaba dado de alta en la Seguridad Social, la Guardia Civil está investigando los hechos por si adopta cualquier otra medida, indicaron fuentes próximas a la investigación. La Guardia Civil dio parte al juzgado de lo sucedido, aunque por el momento el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana no ha abierto ninguna causa al respecto.
Silvia, la hermana de Franss, insistió en que el empresario abandonó a su hermano porque «no tenía permisos ni licencias» y, además, «tenía a sus trabajadores sin contrato, sin papeles».
Al mismo tiempo, ha pedido ayuda «a personas y sindicatos», para que este caso no se quede «así» y lo sucedido a su hermano pueda «tener consecuencias».
Por su parte, los responsables de la empresa en la que trabajaba Franns prácticamente no han realizado declaraciones. Tan sólo han reconocido que el joven boliviano no tenía contrato de trabajo pero han sostenido que sí le prestaron la ayuda necesaria cuando sufrió el accidente
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