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Los MIR hacen memoria

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El «recordman» Ramón Campayo enseñó sus técnicas para recordar cifras y conceptos a toda velocidad a 1.350 estudiantes

Foto: Los alumnos del curso del MIR, atentos a las explicaciones de Campayo. luisma murias

Lne.es » Oviedo Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Ramón Campayo se desliza con la suavidad de un bailarín sobre el escenario del teatro Campoamor y con elegancia y naturalidad va hilando una danza con palabras, cifras, conceptos, imágenes. Campayo es campeón mundial de memorización y lectura rápida, así que la agilidad con la que retiene y recupera de su cerebro todo tipo de datos es sorprendente, pero aún más extraordinaria si cabe es su imaginación, su facilidad para crear historias a la velocidad del rayo y hacer de ellas la llave de sus recuerdos. Ayer, durante una «master class» de cuatro horas, enseñó a unos 1.350 alumnos del MIR (médico interno residente) de Oviedo «cómo funciona la mente, cómo estudiar, cómo memorizar cualquier tipo de información, cómo incrementar la velocidad de lectura y de procesamiento mental».

 

Hoy, sus jóvenes discípulos ya deberían estar listos para aplicar lo aprendido. Eso asegura Ramón Campayo, que tiene en su haber todos los récords mundiales de memoria rápida y que viaja por el mundo dando conferencias y seminarios sobre técnicas de estudio. «Saldrán de aquí con la técnica bien cogida y mañana mismo podrán empezar a usarla», garantizaba ayer, a media mañana, durante un receso en el que sus alumnos hacían cola para conseguir una fotografía junto a él.

 

Jaime Antonio Baladrón es el director de los cursos intensivos del MIR que se imparten en Oviedo desde hace años y que siguen estudiantes llegados de toda España y, cada vez más, de muchos países iberoamericanos. «El examen del último año fue tan exigente que ya no basta con conocimientos, se piden conocimientos por segundo», explica, así que en la búsqueda por «mejorar el rendimiento de nuestros alumnos hemos llevado al límite las técnicas de estudio habituales, las convencionales, y ahora hemos querido ir más allá y jugar con otras armas». Fue así como dieron con Ramón Campayo, «que enseña la técnica que usa él mismo y que da unos frutos estupendos».

 

El albaceteño, que tiene el título de hipnotista por una Universidad francesa, colabora en programas de radio y televisión y que incluso participó en una de las ediciones del popular concurso «¿Qué apostamos?», es capaz de memorizar en solo un segundo veinte dígitos decimales. ¿Cómo? Pues básicamente, por lo que explicó ayer, creando historias que se abren camino a través de su mente hacia el dato que quiere memorizar. Así, por ejemplo, para acordarse de los usos y contraindicaciones del adapaleno, un medicamento que se usa para curar el acné, Campayo idea una secuencia de imágenes, lo más detallada posible, aconseja, en la que un hada -que le ayuda a recordar la primera parte de la palabra- con una pala -que la hace pensar en la segunda y le permite completarla, adapaleno- salta a la cara de un adolescente y le va limpiando el acné. Tanto la historia como el método resultan un tanto extravagantes, pero el campeón de la memoria asegura que funcionan.

 

«Mi objetivo es que salgáis de clase sin tener que estudiar apenas en casa», afirma. Y pone otro ejemplo: cómo memorizar a los autores de la Generación literaria del 98, también con una secuencia de imágenes. Imaginar un valle nos hace pensar en Valle-Inclán y un puente de barajas para cruzarlo en Pío Baroja; todos los escritores, continúa, caminan en fila, a la cabeza un mono, una palabra que le recuerda el nombre de Unamuno, y al final uno que va azotándolos para que se den prisa, Azorín, y con los latigazos el que va delante gime, ya está: Jiménez, Juan Ramón. «El secreto está en verlo todo bien en nuestra mente», afirma, y luego, con práctica y repetición, los estudiantes lo harán fácilmente y con toda espontaneidad.

 

Con un ordenador y papel en el que escribir, Campayo instruyó a los estudiantes del MIR en estas destrezas, más sencillas de aplicar que de explicar. No dejaron ni un sitio libre y siguieron absortos sus explicaciones sobre cómo transformar los números en palabras, crear cadenas de imágenes y, en definitiva, sus historias para recordar.

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