Nervios a prueba de MIR
Un total de 2.465 licenciados se examinaron ayer en Asturias para obtener una de las 6.707 plazas
Foto: dcha, Alejandro García, Lara González, Javier Cuevas, Sergio Blanco y Daniel Caravia, ayer, antes del examen. J. VALLINA
La Voz de Asturias. 29/01/2012 00:00 / PILAR CAMPO
una carrera, siete meses de curso intensivo y una dura disciplina de diez horas de estudio diarias, de lunes a sábado. Todo un sacrificio que se jugaban ayer, a una sola prueba de cinco horas de duración, decisiva para su futuro laboral, los gijoneses Sergio Blanco, Javier Cuevas y Alejandro García, el ovetense Daniel Caravia y la sierense Lara González. Ellos formaban parte de los 1.429 médicos, 15 licenciados en Farmacia, 23 en Química, 74 en Biología, 87 en Psicología, siete en Radiofísica y 830 en Enfermería que ayer se examinaron en Asturias para tratar de conseguir una de las 6.558 plazas de Médico Interno Residente (MIR) y 149 en régimen de alumnado que convoca el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Oviedo, con estos 2.465 aspirantes, era la cuarta ciudad con más opositores.
“Con todo lo que estudiamos, esperemos que todo salga bien, porque es mucho esfuerzo”, reconocía a las puertas de la Facultad de Derecho, Sergio Blanco. Su amiga Lara González, que reside en La Fresneda, dedicó “todo el tiempo” de que disponía para estudiar a lo largo de estos duros meses. Alejandro García, que apostaba por la especialidad de Medicina Interna, admitía que con tantas horas de concentración en los estudios, los domingos, su único día libre, “los apuras más”.
Jessica Hernández, Luis Antonio García y Antonio de León recorrieron los más de 9.000 kilómetros que separan su país natal, México, del Principado para salir airosos del MIR. “Asturias es el mejor sitio para preparar las oposiciones”, explican estos licenciados que aspiraban a obtener una plaza en las especialidades de Ginecología, Oftalmología y Cirugía. A escasos metros se encontraban los venezolanos Francisco Goncalvez y Karys Khilzi, que confiaban en que el examen se convirtiera en su salvoconducto para lograr su ansiada plaza de Neurocirugía y Cardiología, respectivamente.
La vallisoletana Miriam Blanco, de 25 años recién cumplidos, esperaba su turno para acceder a la facultad con “ganas de hacer bien el examen”.
Desde dos horas antes de que se abrieran las puertas de las facultades de Oviedo -se instalaron 31 mesas de exámenes- se apreciaban numerosos grupos de licenciados que, tratando de controlar los nervios, buscaban sus nombres en las listas de convocados, repasaban las últimas horas de estudio, o calculaban la proporción de aspirantes por especialidad.
A esta convocatoria se presentaron 13.584 licenciados en Medicina de toda España. Como novedad, se exigía un dominio más exhaustivo del castellano. La prueba para médicos constaba de 225 preguntas, más 10 de reserva, de las que 30 introducían el apoyo adicional de imágenes para complementar los textos de las preguntas.
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