«La cirugía con mejor relación coste-beneficio es la de prótesis de rodilla o de cadera»
El doctor Antonio Murcia Mazón, jefe del servicio de traumatología de Cabueñes, en su despacho del hospital. marcos león
«Nunca he recibido toques de atención por utilizar los productos más caros o para que redujéramos el número de implantes»
Gijón, A. RUBIERA
Hace sólo unos días que el doctor Antonio Murcia Mazón cumplió 25 años al frente del equipo de traumatología y cirugía ortopédica del Hospital de Cabueñes. En este cuarto de siglo de trabajo en Gijón le ha dado tiempo de articular un servicio que ha crecido de forma importante y en varios frentes: en profesionales vinculados -en la actualidad son veinte médicos-, en actividad asistencial y en proyección y cualificación académica y científica. Murcia Mazón, que desde el pasado mes de noviembre es catedrático de Traumatología y Cirugía Ortopédica de la Universidad de Oviedo, está rodeado de un equipo del que, dice sin tapujos, que se enorgullece: «La mitad de los médicos tiene publicada su tesis doctoral; somos habituales de los congresos nacionales e internacionales de la especialidad y también tenemos publicaciones en revistas de impacto. Estoy convencido de que nuestra actividad quirúrgica y científica es reconocida por toda España; creo que estamos bastante por encima de la media nacional y eso, tengo que decirlo, es un orgullo que debe sentir la ciudad de Gijón».
Y todo eso al tiempo que el servicio lidia con una actividad asistencial que tiene una fuerte demanda y que, en lo más reciente, les ha obligado a meterse de lleno -desde septiembre a finales de año- en un plan especial para atajar la lista de espera de las prótesis de cadera y rodilla. Han sido cuatro meses de intenso trabajo de todas las categorías profesionales de Cabueñes, que obligó a operar en jornadas de tarde -incluso los viernes- y también los sábados por la mañana. Gracias a ese programa especial se llevaron a cabo más de 400 operaciones de prótesis de rodilla y cadera y la lista de espera ha quedado «muy manejable» para este año. A un programa especial como el que acaba de realizar su servicio el doctor Murcia se niega a que lo llamen «peonadas».
-Un trabajo que implica tanto compromiso como una cirugía nunca se puede llamar así. Tiene un componente despectivo, como de fabricación de tornillos o limpieza de cunetas, que me parece profundamente injusto. Hay otros nombres que me parecen mucho más adecuados, como están «PELE» (plan de eliminación de listas de espera) o simplemente jornada vespertina, y eso no es despectivo para nadie.
-Con el programa especial han resuelto más de 400 operaciones de implantes de cadera y rodilla. En total, en un año, ¿cuántos implantes se ponen en Cabueñes?
-Venimos a hacer unas 650 prótesis, entre cadera, rodilla y hombro, que cada vez se hacen más. Es una cifra muy importante para un hospital como éste.
-¿Va a más este tipo de operaciones?
-Sí, y la razón es obvia: la población de Gijón está envejecida y, además, recibe a muchos jubilados de toda Asturias; eso hace que haya muchas personas en lista de espera pendientes de recibir prótesis, que mejoran muchísimo su calidad de vida.
-¿Tanto repercute en la calidad de vida?
-No hace tanto tiempo las señoras mayores de 80 años -lo digo en femenino porque viven más que los caballeros- no salían de su casa más que para ir a misa, y si salían. Hoy en día, después de recibir una prótesis de cadera o de rodilla, a la que antes le tenían mucho miedo, no sólo salen a misa, salen también a tomar un café con las amigas o a dar un paseo, con mucha frecuencia.
-Se ha mitigado el miedo a estas operaciones.
-No se ha mitigado, es que se ha quitado el miedo a que las prótesis tienen una edad límite, por encima de la cual no se deben poner. Algo que yo digo que no es cierto. Además, no es infrecuente que los lunes, cuando hacemos la evaluación de los ingresos que hemos tenido el fin de semana en el servicio, veamos que hay tres o cuatro enfermos mayores de 90 años con una cadera rota, una fractura vertebral o patologías de ese tipo. Y muchos de esos pacientes, sobre todo mujeres, son personas que viven solas y tienen una autonomía que pueden recobrar si se las opera pronto y se las devuelve a las condiciones más parecidas a como estaban antes de tener la fractura. En todas esas circunstancias está el crecimiento de nuestra actividad.
-¿Tienen algún hito en cuanto a operar a pacientes de edades muy avanzadas?
-Hemos operado a pacientes de 101, 102 años, pero es testimonial.
-¿Y se ha rejuvenecido el enfermo al que se pone prótesis?
-Menos, porque la calidad de la asistencia en ginecología, pediatría y cirugía ortopédica hace que los casos quirúrgicos infantiles que nos llegan sean escasos. Cuando yo vine a Gijón operábamos dos o tres luxaciones congénitas de cadera al mes; ahora pasan años y a lo mejor sólo se operan casos muy singulares. Esto habla a favor de la medicina neonatal, que logra mejores diagnósticos, de forma más precoz y que derivan en menos necesidades quirúrgicas.
-¿Diría que hay una edad buena para ponerse un implante de cadera o rodilla?
-Hoy día la idea generalizada de los profesionales y los enfermos es que deben operarse cuando no tienen calidad de vida. ¿Para qué quiere alguien disfrutar de una prótesis de los 70 a los 90 años si cuando se le presenta la enfermedad tiene 50 años? Será preferible, en ese caso, disfrutar de la prótesis entre los 50 y los 70 años. Y a los 70 ya veremos lo que hay que hacer, porque la cirugía va evolucionando mucho.
-Con la situación económica cada vez más complicada y las previsiones de gasto sanitario siempre disparándose, ¿teme que haya que frenar la actividad de un servicio como el suyo?
-Desde que yo estoy aquí puedo garantizar que nunca se me ha llamado la atención por la carestía de un implante, o porque los productos que usábamos fueran los más caros del mercado. En el caso de este año, por ejemplo, gracias a la intervención de la gerencia y dado que íbamos a hacer un esfuerzo en aumentar el número de implantes, sé que se ha negociado bien con las firmas comerciales, que han rebajado y han hecho un esfuerzo por facilitarnos los implantes más económicos en un porcentaje nada despreciable.
-O sea, que los recortes no le llegan.
-Sabemos que hay recortes sanitarios, pero en la práctica no nos están condicionando en absoluto. Ni tenemos que optar por productos de dudosa calidad, ni se nos pide que reduzcamos el número de implantes, ni jamás he recibido instrucciones para retrasar cirugías porque estuviéramos mal económicamente... Nada. Y eso es bueno que lo sepa la población.
-¿El despegue de la cirugía ortopédica ha sido tan importante como parece?
-Sí, muchísimo. En los años setenta las mejores prótesis estaban en la vitrina de los antequirófanos; por entonces los enfermos tenían miedo a recibir los implantes y los cirujanos no estábamos plenamente convencidos de su durabilidad. Hoy todo eso ha cambiado. Está demostrado, bajo todos los puntos de vista, que el enfermo que recibe un implante (sobre todo si es de cadera o rodilla) es el que mejor relación coste-beneficio tiene, por muy caro que sea el implante. En nuestro servicio seguimos haciendo revisiones a pacientes que llevan operados 10-15 años y 20 años, que vienen por aquí como quien pasa por la ITV, una vez al año o cada dos años, para ver que la prótesis sigue funcionando.
-¿Qué precio tiene esta operación?
-Depende del hospital, pero entre 10.000 y 15.000 euros, seguro. Ahí va todo incluido: el precio de la prótesis, el cirujano, el cocinero, los días de ingreso, las consultas...
-¿Está de acuerdo en que hayan sido incluidas entre los procesos que, por ley, no deben soportar una lista de espera de más de 6 meses?
-Creo que esa decisión se tomó porque son dos de las patologías más frecuentes, junto con las cataratas. Otra cosa es que yo valoro cualquier dolor y entiendo que para el ciudadano de 60-70 años que tiene un juanete o una artrosis vertebral eso es tan importante como si necesitara una prótesis.
-¿Este año habrá que volver a hacer un plan especial para resolver la lista de espera de estos procesos?
-Si vamos como estamos ahora, no. Tenemos la lista perfectamente controlada. Lo de este año fue una circunstancia que vino dada por el parón de Cruz Roja (tuvimos que dejar de operar allí esas prótesis, por decisión administrativa) y porque en septiembre nos encontramos con una lista de espera que no era la adecuada, así que hubo que hacer un plan específico.
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