Los geriátricos anuncian despidos y cierres

Foto: Una persona con dependencia pasea con un amigo. :: MARIO ROJAS

El Comercio. 21.05.12 - 03:39 - CHELO TUYA | GIJÓN.

El atasco para el reparto de prestaciones suma medio millar de casos en la legislatura

Critican al Principado por abusar «del recurso más barato» de la Ley de la Dependencia y reclaman «inspecciones» en los hogares de dependientes

Debido al aumento de pagas a familiares para el cuidado a domicilio de parientes con dependencia

«Todas las inversiones hechas ante las perspectivas creadas por la Ley de la Dependencia desembocaran en numerosos despidos y cierres de empresas». Ana Gil está muy preocupada. La presidenta de una de las tres patronales geriátricas de la región, Asacesema (Asociación Asturiana de Centros y Servicios de Mayores), la que más empresas suma, no comprende cómo el Principado ha vuelto a apostar por la paga al cuidador familiar, «el recurso más barato», en lugar de potenciar los servicios.

Tal y como adelantó EL COMERCIO, la Consejería de Bienestar Social e Igualdad agilizó el mes pasado la tramitación de esta ley en permanente atasco -3.876 asturianos esperan a ser valoradas y 6.008 a recibir la prestación a la que tienen derecho- con la multiplicación de las pagas al cuidador familiar. En sólo un mes aprobó 230 de estos expedientes, en los que el dependiente opta porque un pariente le cuide en casa a cambio de percibir una nómina que oscila entre los 531 y 301 euros, además de darse de alta en la Seguridad Social.

La ley dice que esta paga sólo debe darse en casos excepcionales, pero la realidad es que el 46,41% de los asturianos que se benefician de la dependencia, 7.301 de los 14.009 beneficiarios totales, han optado por ella. La consejera de Bienestar Social e Igualdad, Paloma Menéndez, confirmó los datos de este periódico, pero aseguró que, aunque su prioridad es «incrementar los servicios», la ley «da la última palabra al beneficiario para elegir lo que quiera».

15% de plazas vacías

A Ana Gil todo esto le parece «una vergüenza». Encuentra que la explicación real está tanto en la crisis económica, que lleva a muchos dependientes a solicitar una paga para un pariente en paro, y a que «es el recurso más barato y, como no hay dinero, pues se apuesta por él, aunque sea ilegal».

Ilegal, porque no se está aprobando con carácter excepcional, ya que reciben esta paga 4 de cada 10, y, también, explica la presidenta de Asacesema, «porque no se inspecciona si el dependiente al cual atiende un familiar está correctamente atendido». Por no inspeccionar, la Administración no parece hacerlo en cuanto a la obligatoriedad de darse de alta en la Seguridad Social. De los 7.301 asturianos que cobran por cuidar de un pariente, sólo 3.033 cotizan por ello.

Esta supremacía de las pagas ha tenido consecuencias directas en los servicios, sobre todo en los geriátricos. En lo que va de legislatura, las residencias han perdido 138 clientes beneficiarios de la Ley de la Dependencia, para contar con sólo 3.101. Lo grave para los empresarios es que esa cifra ha permanecido prácticamente inmóvil desde que la norma entró en vigor, en abril de 2007, a pesar de que se suponía que sería mucho mayor.

Tanto, como que la región cuenta ya con 16.000 plazas geriátricas, de las que el 15% están vacías y muchas más se van quedando libres porque las familias se llevan a casa al mayor con dependencia, para atenderle y cobrar, así, la paga al cuidador familiar. Una circunstancia clónica en los centros de día, que sólo han ganado 62 clientes en lo que va de legislatura -para llegar a los 1.428-, o los servicios de ayuda a domicilio, a los que según el Instituto de Servicios Sociales y Mayores (Imserso) prestan atención a 187 asturianos más que en julio pasado. Ya son 1.997.

Según Ana Gil, «lamentablemente, mientras no haya dinero, el recurso preferido continuará siendo el más barato», con poca confianza de que, en plazo breve, haya posibilidad de negociar con la Administración regional, «no hay ninguna reunión prevista, porque todavía no hay un Gobierno definitivo».

En su opinión, además de las plazas vacías y los posibles despidos y cierres, lo peor es que «a nadie le importa realmente el dependiente y nadie se preocupa de que esté adecuadamente atendido».