Cruz Roja cierra quirófanos y reduce contratos ante una nueva caída de actividad
El centro concertado, que acusa la bajada de derivaciones de Cabueñes, desconoce, pese haberse anunciado, qué recorte va a aplicarles el Sespa
La Nueva España. A. RUBIERA
El hospital de Cruz Roja de Gijón va a empezar el mes de julio programando la mitad, o menos, de la actividad de quirófano que ha venido desarrollando en los últimos meses. Las cincuenta sesiones de cirugía -a razón de cinco quirófanos disponibles de mañana y otros tantos de tarde- que se cumplían en este último trimestre se van a quedar en muchas menos desde mañana mismo, ante la constatación de que las derivaciones de trabajo procedentes del hospital de Cabueñes «se han frenado de golpe», tal como explican desde la gerencia del centro.
Con el tradicional cierre de camas en verano y la anulación de cualquier contrato eventual para los meses de julio y agosto, recurriendo así al personal de quirófano disponible para cubrir trabajo en otras unidades, los responsables del hospital gijonés esperan contener la pérdida económica que ya están seguros que va a provocar la nueva situación de freno de actividad.
Pero los planes del verano son sólo unas primeras medidas de contención ante lo que puede venírseles encima a los centros concertados como el de Cruz Roja si se concreta definitivamente el anuncio que han hecho las autoridades sanitarias asturianas de que una parte del ajuste presupuestario en sanidad lo ejecutarán a costa de reducir actividad con los centros colaboradores. En Gijón, a finales de semana, ni los responsables del hospital de Jove -que atiende a población propia de la zona oeste-, ni de Cruz Roja -sin población asignada-, tenían ni idea de a qué medidas de recorte se referían los responsables sanitarios del equipo de Javier Fernández. Porque en ninguno de los dos casos ha habido reunión alguna en la que se acordara, o al menos se adelantaran, esas intenciones de ajuste.
«Lo cierto es que estamos asustados ante lo que puede venir, pero lo único que podemos hacer por ahora es intentar ajustar los gastos a la situación más inmediata, que es la del verano», explicaban desde el hospital de Cruz Roja. De esas medidas y esos temores ya se ha hecho partícipes a los portavoces de los trabajadores, para que se asuma que la «movilidad funcional» -nombre con el que se conoce al desplazamiento de trabajadores a unidades que no son las suyas, sin recurrir a contratar a eventuales- viene obligada por las circunstancias.
Hasta que llegó el freno, hace sólo unas semanas, en el hospital de Cruz Roja este año se llevaba un ritmo de trabajo de casos derivados del hospital de Cabueñes «que era muy similar al de siempre. El problema es que tenemos un contrato de actividad que no está actualizado y que está muy por debajo de lo que realmente realizamos anualmente», explican en Cruz Roja. Por eso mismo, temen que si el recorte lo aplican los responsables del Sespa frente a las cifras pactadas, les pueden quedar seis meses más del año a muy baja intensidad «porque ya hemos hecho mucho». Si el recorte se produce en tarifas, como ya ocurriera hace dos años, el temor se incrementa aún más.
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