El 24% de los pacientes con fibromialgia siente menos dolor tras hacer taichi como terapia
El servicio de Rehabilitación del San Agustín presenta las conclusiones de un estudio enfocado a analizar los beneficios de este tratamiento
08.10.12 - 00:26 -
La práctica de taichi contribuye a reducir el dolor que sienten los pacientes con fibromialgia. Esta es una de las conclusiones del estudio que el Servicio de Rehabilitación del Hospital San Agustín acaba de presentar y que pretendía analizar los posibles beneficios para las personas que padecen esta enfermedad crónica frente a los ejercicios que habitualmente se realizan con el fisioterapeuta.
El objetivo del estudio «era evaluar el beneficio que el aprendizaje y la práctica de taichi puede tener sobre un grupo de pacientes de fibromialgia controlados en el servicio». En noviembre del año pasado se comenzó a trabajar con el primer grupo, y el periodo de análisis finalizó en junio de este año. El estudio y posterior análisis fue desarrollado por el jefe del servicio de Rehabilitación del Hospital San Agustín, Miguel Jiménez, y las médicos adjuntas Rosana Navarro e Iratxe Isusi. Las clases de taichi corrieron a cargo de José Luis Monforte González, coordinador del estudio Chan Yuan y representante en Asturias de la Asociación Cultural Chang Chuen, que colaboró de forma desinteresada.
En total, se seleccionaron 50 pacientes: 25 continuaron con la actividad habitual que se realiza con los fisioterapeutas y los otros 25 recibieron clases de taichi. Una hora al día, dos días a la semana y durante dos meses y medio, divididos en clases de ocho participantes.
El jefe del servicio explica que el dato más significativo es que «el 24% de los pacientes del grupo de taichi que finalizaron el tratamiento tuvieron menos dolor», lo que, según el especialista, abre una nueva posibilidad a la hora de recomendar tratamientos a los pacientes.
De los 25 pacientes que recibieron clases de taichi, 15 terminaron el tratamiento, lo que supone un índice de abandono del 44%. En el otro grupo el abandono fue del 40%, por lo que el equipo sostiene que «los problemas de adherencia, que son habituales, también aparecen en este seguimiento».
El estudio pretendía medir dos variables. Por un lado, la percepción de dolor que tenían los pacientes antes y después del tratamiento, y también en qué grado ese dolor mermaba sus capacidades diarias. Las variaciones no son significativas en el segundo parámetro, pero de los 14 pacientes que terminaron el tratamiento con taichi «el 50% tenía un sentimiento de mejoría tras acabarlo, mientras que el otro grupo seguía prácticamente igual después de las sesiones».
El estudio, por tanto, concluye que «el taichi es más efectivo para mejorar el dolor que los ejercicios convencionales que deben realizar los pacientes con esta patología».
La ’fidelización’
Sin embargo, el equipo que dirige Jiménez aún no quiere lanzar las campanas al vuelo. Todavía falta la parte de ’fidelización’: una vez transcurridos unos meses de la finalización del estudio, volverán a ponerse en contacto con los pacientes para saber cuántos han continuado con la práctica de taichi. «La clave es conseguir que se enganchen, que encuentren algo que les motive y les guste, y puedan seguir con ello», coinciden los tres.
La fibromialgia es una enfermedad crónica, y aquellos que la sufren no sólo deben de realizar ejercicio físico diario, sino «incorporarlo a su pauta de vida», aunque el principal problema es que a la vez son personas con poca tolerancia al ejercicio. Cuando acaba su terapia física en el servicio de Rehabilitación son pocos los que continúan con los ejercicios, a pesar de que las recomendaciones médicas son casi siempre las mismas. En ese sentido, Jiménez explica que «es mejor hacer ejercicio en grupo, salir de casa y tener un sitio al que acudir para ’obligarse’».
Para realizar el estudio se seleccionaron pacientes habituales y también socios de la Liga Reumatológica que padecen esta patología. Antes de empezar fueron sometidos a una entrevista previa con un cuestionario sobre el impacto de la fibromialgia en sus actividades diarias, otro sobre su salud y un análisis de la escala analógica visual. En ella, con valores entre el 0 y el 10, los pacientes deben señalar al especialista cuánto dolor han sentido en la última semana, siendo 10 el mayor dolor que imaginen.
De los participantes, 48 fueron mujeres y dos varones, y la media obtenida tras valorar sus escalas analógicas visuales del dolor fue de ocho. Jiménez explica que este valor puede parecer exagerado para una persona que no padezca esta enfermedad, reconocida como tal por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace 20 años, pero «estos pacientes tienen el umbral del dolor muy bajo, y para lo que otro paciente puede ser una leve molestia, generalmente para ellos es un dolor insoportable».
La media de edad de los participantes era de 52 años, y muchos de ellos presentaban trastornos del sueño. Por lo general, estos pacientes también sufren síntomas depresivos con más frecuencia que la población sin ningún tipo de enfermedad crónica.
Los pacientes con fibromialgia son aquellos que sufren un dolor generalizado en las partes blandas (músculos y tendones) durante más de tres meses, cuando no se ha detectado otra patología y que habitualmente también padecen dolor de cabeza, cansancio crónico, alteración del sueño, colon irritable... «No hay ninguna prueba médica que se pueda hacer, la enfermedad se diagnostica por el relato del paciente y la exploración del especialista», recalca Jiménez.
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