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Mensaje de esperanza para la diabetes infantil

Mensaje de esperanza para la diabetes infantil

El Hospital San Agustín trata a 30 niños con esta patología, «una de las enfermedades infantiles crónicas más frecuentes»

 

25.02.13 - 01:41 - FERNANDO DEL BUSTO | AVILÉS.

«El trabajo en equipo es fundamental para ayudar a la familia y al niño a ser felices».

Aunque la diabetes tipo 1 es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia, los pacientes y sus familias abordan hoy en día el diagnóstico con cierta tranquilidad. «La confirmación de esta enfermedad cambia la vida en toda la familia, pero en la actualidad, disponemos de los suficientes recursos para que un niño con diabetes tipo 1 sea feliz y desarrolle plenamente todas sus capacidades», afirma la doctora Isolina Riaño, jefa del servicio de Pediatría en el Hospital San Agustín.

En la actualidad, el centro trata a 30 menores con esta patología. No es la cifra real de la incidencia en la comarca, ya que la libre elección de especialista permite que en en este momento que desde Avilés se trate a niños de toda Asturias, lo que muestra la calidad del equipo de Endocrinología Pediátrica del HSA. En toda España, cada año se diagnostican de 10 a 25 niños por 100.000 menores de 14 años. «Ahora mismo se investiga la epidemiología en Asturias», apunta Riaño.

La diabetes tipo 1 se debe a factores genéticos y, sobre todo, a una alteración autoinmune contra la que no existen consejos claros de prevención. «Se investiga mucho, aunque aún no hay evidencias. La lactancia materna exclusiva y la no introducción precoz, antes de los cuatro o seis meses, de proteínas de leche de vaca podría servir de protección», comenta la doctora Riaño.

La enfermedad se presenta de forma inesperada. «Existe un pico de casos entre los 9 y 14 años y cada vez aparece más en lactantes», comenta Isolina Riaño. Las señales de alarma son varias. En el caso de los niños de más edad, pierden el control del esfínter y comienzan a orinarse de noche en la cama después de años sin hacerlo; empiezan a beber mucho; tienen hambre y adelgazan. Son señales de alarma que aparecen de repente y, por lo tanto, motivan la visita al Pediatra. Lograr el diagnóstico precoz es fundamental.

En este sentido, Riaño destaca el gran nivel alcanzado por los pediatras avilesinos, con una actualización constante. El último ejemplo es un reciente curso de actualización impartido en el Hospital San Agustín en el que participaron 50 profesionales de Especializada y Primaria con una duración de diez horas. Riaño destaca que «incluso hubo lista de espera por el interés despertado».

«Golpea a la familia»

Una vez confirmado el diagnóstico, la diabetes tipo 1 «golpea a toda la familia», explica de forma gráfica Isolina Riaño. La familia deberá aprender aplicar el tratamiento de insulina, hoy por hoy, sólo de forma inyectable; controlar los niveles de glucosa antes y después de la comida, la propia alimentación, vigilar para que el niño haga ejercicio físico... Un cambio total en la vida familiar donde, para el menor, será muy importante mantener unas rutinas diarias.

«Hoy en día, la perspectiva del niño diabético es mucho mejor que hace quince años. Es una enfermedad crónica, pero con el control adecuado podrá crecer sano y desarrollar todos sus potencialidades».

Aunque la familia «debe aceptar la enfermedad, y a veces no es fácil, y aprender a convivir con ella, lo fundamental es darles un apoyo multidisciplinar», comenta Riaño. Además, la jefa de Pediatría destaca que «también es muy importante la accesibilidad a la familia, para que pueda resolver inmediatamente todas las dudas, y también ante los profesionales de Primaria».

Son aspectos que miman en el servicio de Pediatría. Incluso el propio concepto de equipo, ya que supera los límites del recinto sanitario. «Todos debemos estar coordinados y en el equipo es muy importante el papel de la escuela. Raro es el profesor que, a lo largo de su carrera profesional, no se encuentre con un niño o un adolescente diabético».

Su presencia en el aula generará nuevas realidades, como la necesidad de los controles de glucosa, o velar por la alimentación para que sea adecuada a las actividades que hace. «Con una correcta planificación, el niño diabético puede hacer todo lo que quiera. En Avilés, existe una buena coordinación con los centros», subraya.

No menos importante es el papel de las asociaciones de diabéticos, como elemento de apoyo a las familias y a los propios pacientes. «Es muy importante que todos estemos coordinados. De esta manera, logramos mejorar la calidad de vida de las familias y de los niños», concluye Isolina Riaño.

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