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«Nos dejaron tirados desde el principio»

 «Nos dejaron tirados desde el principio»

26.02.13 - 00:29 - A. PALACIO | AVILÉS.

Trabajadores de IMSA lamentan que el Principado «haya tardado tres meses en reaccionar».Aseguran que hasta el momento sólo han sido sometidos a análisis de sangre y orina y que la mayoría sigue de baja.

Los trabajadores de Ingenierías del Norte (IMSA) que resultaron intoxicados con mercurio y metales pesados el pasado mes de noviembre, mientras realizaban obras de mantenimiento en la torre de refrigeración en la planta de tostación Asturiana 4 en Asturiana de Zinc (AZSA), denuncian que el Principado ha tardado tres meses en preocuparse por su salud. «Nos dejaron tirados al principio y ahora es tarde, el Principado tenía que haber hecho todo esto hace tres meses, para saber qué teníamos exactamente y empezar a tomar medidas». Doce de estos trabajadores estuvieron ayer en la redacción de LA VOZ DE AVILÉS, en donde reflexionaron en voz alta sobre lo que les está pasando. Este es su testimonio.

Aseguran que desde la intoxicación apenas tienen información, ni han sido sometidos a suficientes análisis para determinar qué causó el problema, ni han tenido cobertura médica por parte de la mutua. «Creemos que es grave y ya va siendo hora de que alguien dé la cara y nos explique qué ha pasado».

A uno de los trabajadores que estuvo ingresado en el Hospital San Agustín después del accidente, Laureano Fernández, sólo le han realizado «una analítica en tres meses», aunque la mayoría de sus compañeros se somete a pruebas de sangre y orina, para controlarlas, una vez a la semana. «Es lo único que nos hacen, pruebas de sangre y orina, y control de los resultados a la semana siguiente», indican. «Todavía no sabemos ni qué clase de mercurio es, ni si vamos a tener consecuencias negativas o repercutirá en algún órgano en el futuro», una de las cuestiones que más les preocupa en este momento.

De los 53 trabajadores de IMSA que realizaban estas tareas, 51 resultaron intoxicados. El caso más grave que se conoce llegó a alcanzar los 960 microgramos de mercurio por litro en la sangre, cuando el máximo permitido es de 15 microgramos, aunque los propios afectados comentan que «pudo haber más compañeros intoxicados que no hicieron la analítica en un primer momento, y que días después dieron niveles más bajos». De hecho, el trabajador que presentaba esos 960 microgramos de mercurio por litro en la sangre «a los quince días tenía 50 microgramos».

Según creen, «nos están dando largas y en la mutua no nos han mirado porque se quieren quitar la situación de encima». Muchos de ellos explican que «nos dicen que las pruebas de los especialistas las tenemos que pagar y encargar nosotros» y apuntan que la médica responsable de llevar su caso resta importancia a los síntomas. A Sergio Fernández le dijeron que encargase una prueba de esfuerzo por su cuenta «cuando dije que me dolía el pecho» y a otro compañero, Víctor García, le comentaron que su edad podía influir también en su estado de salud. Otro, Eduardo Legido, comenta que «me dijeron que no debía comer algún tipo de pescado y que debía beber muchos líquidos», lo que a su juicio «es una manera de que los valores vayan bajando por su cuenta» sin necesidad de seguimiento médico, algo con lo que no está de acuerdo. Sin embargo, a otro trabajador de IMSA, Santiago Muñiz, no le dijeron «nada sobre lo que tenía que beber, o comer mucha fruta o cosas así, me dijeron que siguiera con mi vida normal, como si nada», a pesar de haber presentado sudoración excesiva en las manos y tener problemas para dormir desde el accidente en el mes de noviembre.

En la mutua han llegado a decirles «que los síntomas eran de antes, que los dolores musculares podrían deberse a otro motivo», como le sucedió a José Luis Blanco, uno de los pocos trabajadores que ya ha sido dado de alta. La recurrió, pero el tribunal consideró que estaba en condiciones de reincorporarse al trabajo con normalidad a pesar de que «nadie me había hecho ninguna prueba en todo este tiempo». Su problema es que es ahora cuando están empezando a someterle a análisis para descubrir lo que puede sucederle. En el Principado «nadie explica nada» e incluso les han dado largas «desde el Instituto Nacional de Toxicología, porque llamamos para intentar saber con qué clase de mercurio nos intoxicamos, pero no conseguimos que nadie nos explicase nada», añaden.

«No es cierto que estemos dados de alta, ni que vayamos a recibirla», indican los trabajadores intoxicados, que también explican que todas las pruebas las han pagado de su bolsillo. Víctor García comentó este punto en la mutua, «recordando que era un accidente laboral y que tenían que buscarlo ellos, y aunque insistí mucho no veían conveniente mandarme al médico». A Eduardo Legido en la mutua también le dijeron que el sabor metálico de los últimos días podía deberse «a que necesitaba una limpieza en el dentista».

También se refieren a la falta de información con respecto a la intoxicación sufrida. «A mí me habían dicho en el Hospital San Agustín que tenía presencia de zinc, cadmio y aluminio», recuerda Santiago Muñiz, que no fue ingresado, aunque tuvo que acudir al hospìtal en dos ocasiones por encontrarse mal. También aseguran que «desde un principio nadie sabe cómo actuar, ni qué tenemos, ni porqué lo tenemos ni en qué influye y tendríamos que haber sido sometidos a pruebas específicas».

Por otro lado, Sergio Fernández explica que según la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, «en un accidente de este tipo la mutua está obligada a enviar al trabajador al especialista, y aunque digan que están siguiendo el protocolo de actuación de estos accidentes, en realidad no están haciendo nada, ni pruebas de cómo ha afectado a los órganos, ni en la vista ni nada». Los trabajadores pidieron ser sometidos, en la mutua, a pruebas oftalmológicas porque todos presentaban algún tipo de problema de visión. «Al primero sí le dijeron que podía deberse a la intoxicación por mercurio, pero al resto nos dieron un informe en el que no se explicaba nada al respecto». Los afectados tampoco se fían del médico de Asturiana de Zinc (AZSA) que llevó a cabo la investigación. «Queremos que quede claro nuestro descontento, porque nos llegó a decir que los síntomas podrían ser de antes y tres meses después seguimos sin saber nada». Entre otras cosas, el especialista les explicó «que el tipo de mercurio con el que habíamos sido contagiados no pasaba a la masa encefálica, es decir que el sistema nervioso no iba a estar afectado, pero hay compañeros que han realizado electromiografías y han salido valores alterados, y nosotros seguimos sin saber de qué tipo es, y si hay riesgos con otros metales» que aparecieron alterados en los primeros análisis que se le hicieron a los trabajadores.

Controles a más trabajadores

«Sabemos que los efectos pueden tardar en pasar entre seis meses y un año, y estamos preocupados porque después de esto tendremos que seguir trabajando si nos encontramos bien». Muchos de los trabajadores que denuncian esta situación creen que en cuestión de «pocas semanas» tendrán los niveles en sangre y orina ya normalizados, por lo que creen que podrán ser dados de alta «a pesar de tener un problema». Piden también «que se controlen y se hagan análisis de trabajadores de otras contratas, que estaban trabajando allí en ese momento y de los que no se ha sabido nada, si están intoxicados o no». Otro de los trabajadores afectados, Francisco Gallardo, también lamenta «que nadie se preocupase de nosotros, que no nos hayan hecho un seguimiento».

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