La minería exhibe su apoyo social

Miles de personas se manifiestan en Mieres en defensa del carbón y de sus comarcas y culpan a Rajoy «y a los gobiernos anteriores» de llevar al sector «hacia el abismo del cierre»

Lne. 18.04.2013 | 05:21 Mieres del Camino, L. M. D. / J. V. / A. V. Más fotos

Las previsiones de los sindicatos se quedaron cortas. Un caudal de gente, miles de personas, exigieron ayer en Mieres la continuidad de la industria del carbón asturiana y un futuro para unas comarcas mineras agobiadas por el alto índice de paro, la despoblación y la falta de alternativas. Más de 30.000 personas según los sindicatos, 10.000 para la Policía Local -que se quedó muy corta en su recuento- participaron en la multitudinaria marcha que partió desde el Campus de Mieres, uno de los emblemas de la reactivación minera, hasta el parque Jovellanos. Las calles del centro de Mieres se quedaron pequeñas para la riada de gente que las tomó, desde las siete de la tarde, hasta que acabó de leerse el manifiesto en defensa de las Cuencas, poco antes de las nueve de la noche.

La cabecera de la manifestación, con la pancarta con el lema «En defensa del carbón y las comarcas mineras», ya había llegado al final del recorrido de la protesta cuando había mucha gente que todavía estaba en la calle Valeriano Miranda, en la zona inicial de la manifestación, y aún debían recorrer las calles Manuel Llaneza, Teodoro Cuesta, Carreño Miranda y Numa Guilhou. Buena parte aún no había llegado al parque Jovellanos cuando el periodista lavianés Roberto Pato comenzó a leer el manifiesto: «Las comarcas mineras que tradicionalmente han sido el exponente de lucha social se encuentran en la actualidad al borde de la desesperación».

El texto, consensuado entre los organizadores de la protesta -los sindicatos mineros SOMA-FITAG-UGT y la Federación de Industria de CC OO-, afirmaba que «los sucesivos recortes de la minería» han dejado prácticamente sin «esperanza» a los valles carboneros, en los que hay menos habitantes y más parados que en la época más dura de la reconversión minera, a principios de los años 90. En las Cuencas se supera la media española de paro general y juvenil, de envejecimiento y de pobreza. Y mientras tanto «las decisiones que viene tomando el Gobierno de Mariano Rajoy nos hacen plantearnos un futuro cada vez más negro».

Los manifestantes acusaron a Rajoy «y a los gobiernos anteriores» de llevar al sector carbonero «hacia el abismo del cierre y la desaparición total por la vía de los incumplimientos». Los recortes en las ayudas aprobados por el Ejecutivo del PP «están condenando al sector minero al cierre definitivo en el corto plazo, tanto a Hunosa como a las empresas privadas del Suroccidente asturiano». Especialmente críticos fueron con la situación que están pasando los trabajadores de estas explotaciones privadas. «A diferencia de los mercados, que no tienen ni nombre ni rostro, sí podemos apuntar quienes son los responsables de que una comarca minera como es la del Suroccidente atraviese los momentos más difíciles de su historia. Sus nombres son Victorino Alonso (empresario del carbón) y el Gobierno del Partido Popular».

Precisamente en la manifestación de ayer hubo abundante representación de trabajadores de la zona del Suroccidente. Grupos de Unión Minera del Norte portaban su propia pancarta, al igual que trabajadores de Pilotuerto. También numerosas camisetas negras se acordaban de los mineros de Cerredo. Prácticamente todos los trabajadores de la minería asturiana estuvieron representados en la movilización.

Pancartas de los distintos pozos mineros de Hunosa, de las mujeres del carbón -cuyo lema era «Violencia es cerrar las cuencas mineras y no ofrecer ninguna alternativa»- y de los subcontratados, de los que también se acordaron en el manifiesto. «No nos queremos olvidar de los subcontratados. Seguimos trabajando concienzudamente por sus intereses y por su incorporación en Hunosa de pleno derecho», una empresa pública que ha «fracasado» en sus planes de reactivación económica de las Cuencas.

Los incumplimientos en el plan social de los prejubilados, uno de los colectivos más representados en la marcha, «profundiza en la gravedad de la crisis y pone a muchas familias contra la espada y la pared porque estas prejubilaciones suponen un colchón de rentas importantísimo que está permitieron mantener un nivel de consumo en las Cuencas y el de toda la región».

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