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¿Pagará Capio o pagaremos todos a través de la responsabilidad subsidiaria del sistema sanitario público?... no es el primer caso.

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Un hospital gestionado por Capio, obligado a pagar 100.000 euros por no diagnosticar un cáncer a tiempo

Pilar Lucas acudió tres veces a las Urgencias de la Fundación Jiménez Díaz, donde le diagnosticaron una infección de orina. Los médicos se negaron a hacerle la ecografía que pedía y meses después, falleció víctima de un cáncer de riñón.

 

ANNA FLOTATS, Madrid, 23/05/2013, en Público.

 

Pilar Lucas Vaquero, de 50 años, acudió tres veces a las Urgencias de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid aquejada de dolores renales después de que su médico de familia le diagnosticara una infección de orina. Cuatro meses después, en octubre de 2012, la señora Lucas era operada de un cáncer de riñón. Murió en marzo de 2013.

 

Por ese caso, el Servicio Madrileño de Salud ha sido condenado a pagar 100.000 euros de indemnización a su viudo, Olegario Ramiro, que califica de "inhumano" el trato que recibió su mujer en el hospital. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) considera que la Fundación Jiménez Díaz, uno de los cuatro hospitales públicos de Madrid gestionados por Capio, prestó una asistencia sanitaria "deficiente" con un "claro retraso en el diagnóstico de la enfermedad" de la paciente "con evidente pérdida de oportunidad en su tratamiento".

 

Pilar acudió a su centro de salud en junio de 2007 aquejada de "dolor en la parte baja de la espalda y emisión de sangre con la orina". Se le diagnosticó una infección de orina y fue tratada con antibióticos. La paciente mejoró durante los primeros días, pero los dolores volvieron a aparecer y el 29 de junio acudió a las Urgencias de la Fundación Jiménez Díaz. Aun así, el diagnóstico y el tratamiento no cambiaron. La misma situación se repitió dos veces más. La primera, el 30 de agosto, tras "sufrir hematuria [sangre en la orina] y molestias en la región lumbar izquierda", según señala el informe médico-legal aportado a la causa. Los facultativos repitieron "el mismo diagnóstico con las mismas pruebas exploratorias y parecido tratamiento".

 

La segunda visita a Urgencias fue el 7 de septiembre. Ese día, los médicos le hicieron una radiografía en el abdomen pero no encontraron nada extraño, por lo que repitieron el mismo tratamiento. Al día siguiente (festivo) Pilar acudió a las Urgencias de su centro de salud, donde le informaron de que era intolerante al medicamento que estaba tomando y que debía hacerse una ecografía. Luego, volvió a las Urgencias del centro gestionado por Capio. "La paciente insiste ante los médicos que el cuadro clínico de cistitis no parece normal en su evolución, solicita pruebas complementarias como una ecografía, a lo que se niegan los facultativos del hospital por no indicarlo los protocolos del centro", señala el informe médico-legal.

 

"Advertí al jefe de las Urgencias de que si le daba el alta a mi mujer, le denunciaría a los juzgados. Él me miró, firmó el alta, sonrió y me dijo: ’Ahora váyase usted adonde quiera’", rememora el viudo de la paciente por teléfono. Ante esa negativa, Pilar acudió a su seguro de asistencia médica privada y, tras ser vista por el urólogo de guardia, éste le prescribió con carácter de urgencia una ecografía y un TAC. Estas pruebas, realizadas el 10 y 11 de septiembre, pusieron de manifiesto "la existencia de una masa renal derecha como probable hipernefroma [el tumor renal más frecuente]". Cuando la Fundación conoció ese diagnóstico, llamó a la paciente. "Le dijeron que estaban a su disposición y que acudiera urgentemente al centro hospitalario", recuerda Olegario.

 

"Todavía tengo secuelas"

 

Con ese diagnóstico de la clínica privada, Pilar regresó a la Fundación Jiménez Díaz, donde tras estudiar las pruebas, le diagnosticaron Neoplastia Maligna de Riñón. El tumor se estaba extendiendo al hígado. El 8 de octubre fue operada de cáncer.

 

El tratamiento post-operatorio, implantado hacía seis meses en España y un año en Estados Unidos, no estaba disponible en la farmacia y, con receta, le dijeron a Olegario que tardaría unos 20 días en llegar a la botica. "Pagué la medicación con un cheque de 6.000 euros y al día siguiente, mi mujer se tomó la primera pastilla", cuenta Olegario, a quien después le reembolsaron esa cantidad.

 

Tras varias recaídas, Pilar falleció el 11 de marzo de 2008. "Fue una odisea terrible", relata Olegario, "estuve desesperado, y todavía tengo secuelas de todo aquello", cuenta.

 

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