Factores demográficos, orográficos, socio-culturales, el dispositivo asistencial etc, inciden en toda lectura mínimamente rigurosa del gasto por habitante
Gasto sanitario: las diferencias se disparan
Asturias es la tercera región que más dinero per cápita destina a salud
10.06.2013, Pablo ÁLVAREZ, en La Nueva España.
La crisis y los consiguientes recortes están disparando las diferencias entre el dinero que destinan a sanidad unas comunidades autónomas y otras. Las cifras son elocuentes. El País Vasco tiene previsto dedicar este año a la salud 1.552 euros por habitante y Navarra, 1.419. En ambos casos se mantienen las cuantías de 2012. En el polo opuesto, la Comunidad Valenciana sitúa su gasto en 965 euros per cápita y Andalucía en 999, en ambos casos con reducciones muy sensibles con relación al ejercicio precedente. Asturias ocupa el tercer puesto, justo por detrás de las dos comunidades citadas, con 1.370 euros por usuario, después de un ajuste de recursos del once por ciento con relación a 2012. La media española es de 1.191 euros por ciudadano.
Estas cifras han sido difundidas por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP). Como suele suceder con las estadísticas, se prestan a interpretaciones de todo tipo. Lo que resulta incuestionable es que un mayor gasto per cápita no implica automáticamente una mejor asistencia sanitaria. Es necesario tener en cuenta muchos factores.
Resulta evidente que atender a un millón de habitantes concentrados en el cogollo de Madrid es muy distinto a prestar asistencia al millón de almas que viven diseminadas por la geografía asturiana. El Principado está distribuido en ocho áreas sanitarias, cada una dotada de un hospital como mínimo. Luego están los centros de salud. Para los núcleos más pequeños y aislados, los consultorios periféricos. Un tupido árbol de muchas ramas que, naturalmente, sale caro.
Navarra y el País Vasco siempre se han caracterizado por un gasto sanitario elevado, relacionado en teoría con las ventajas de sus regímenes fiscales. Las restantes autonomías hacen lo que pueden y lo que quieren. En los últimos tiempos, más bien lo que pueden. Los recortes se imponen, y el gran desafío consiste en aplicarlos del modo menos lesivo posible para los ciudadanos. En la otrora todopoderosa sanidad catalana acaba de hundirse el prestigioso Hospital Sant Pau.
El médico Carlos Ponte, responsable en Asturias de FADSP, ha echado números y asegura que el gasto sanitario público de la región ha menguado un doce por ciento (más de 180 millones de euros) desde 2010. Sostiene que la política de recortes «está yendo a lo fácil, pero no a lo nuclear». Según Ponte, «hay que usar el bisturí, no la podadora». La cuestión es ponerse de acuerdo en qué es «lo nuclear» y atreverse con ello.
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