«Trabajar a turnos es algo a lo que no se acostumbra nadie»
«Lo peor es cambiar de turno cada una o dos semanas, es cuando más se ve afectada la salud del trabajador»
El doctor Julio Domingo Jiménez Luque, médico del trabajo de la empresa SP Asepeyo en Córdoba, fue uno de los intervinientes en la jornada inaugural del quinto Congreso Internacional de Ergonomía y Psicosociología que desde ayer se celebra en el Hotel NH Palacio de Ferrera. Desde la propia organización del congreso reconocía ayer que la suya «es una disciplina tan amplia» que en la cita caben charlas sobre creatividad, diseño, arquitectura o, en el caso de Jiménez Luque, sobre cómo organizar los turnos de trabajo en las empresas de un modo más eficaz y que no le cueste la salud al trabajador.
-¿Qué factores se han de tener en cuenta a la hora de fijar los turnos?
-No existe una regla fijada, y el hacerlo bien o mal depende de muchos aspectos, como las características de la empresa, la edad de los trabajadores... Dependiendo de cada caso puede ser preferible turnos de 8 ó 12 horas, modificar la velocidad de rotación y los turnos de descanso...
-¿Hay un sistema menos malo?
-A trabajar a turnos no se acostumbra nadie nunca. Haces de tripas corazón y te haces a ello porque tienes que llevar un sueldo a casa. Pero, al margen de eso, los turnos cortos, en los que se dan cambios cada 24 ó 48 horas, son menos malos para la salud que los que duran una semana o dos. O bien aquellos que son muy largos, de uno o dos meses, tampoco suelen ser tan problemáticos.
-¿Cuáles son las consecuencias más frecuentes en la salud?
-Sobre todo se dan problemas relativos al sueño, trastornos cardiovasculares, digestivos... Pero luego hay una consecuencia negativa que no se suele tener tan en consideración, y son los efectos psicosociológicos. Yo suelo decir que la turnicidad la sufre el trabajador, pero la padece su familia. Las relaciones sociales y familiares se ven muy afectadas por los turnos, porque es muy difícil que el trabajador se pueda organizar cuando los horarios de quienes le rodean son otros.
-¿La crisis se nota a la hora de diseñar los turnos?
-Sí, claro. Sobre todo se nota en que lo primero que han hecho las empresas es quitar el turno de noche al haber menos producción. Pero lo cierto es que cómo se organicen los turnos es algo que no tendría que afectar en los costes. Al empresario le da igual a qué hora produzcan sus trabajadores mientras lo hagan.
-¿Qué cuestiones cree que no se suelen tener en cuenta a la hora de diseñar los turnos de trabajo?
-Lo que nunca se tiene en cuenta es el tiempo de desplazamiento del trabajador desde su casa. Nunca se adecuan los horarios, por ejemplo, a los servicios de transporte público y ese aspecto es realmente muy importante en materia de seguridad.
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