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Esperas que desesperan

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Las altas demoras que presenta la sanidad pública han llevado a muchos pacientes a denunciar su situación y reclamar soluciones 

 José Antonio Fra tiene una válvula coronaria calcificada. ::JOSÉ SIMAL

 El Comercio. 17.02.14 - 01:44 - LAURA FONSECA | GIJÓN

 Son pacientes a los que se les ha acabado, precisamente, la paciencia. Hartos de esperar o cabreados ante los abultados tiempos de demora que el Servicio de Salud (Sespa) les ponía por delante, varios enfermos asturianos han cogido el toro por los cuernos y se han animado a denunciar públicamente su situación. Muchos como ellos acuden a los servicios de Atención al Paciente, donde el número de reclamaciones vinculadas a las listas de espera se han disparado, confirman fuentes sanitarias. Pero José Antonio Fra, Irene Cedeira y Olimpia Tielve han querido acudir a este periódico para dar cuenta de uno de los puntos flacos de la sanidad pública como son los tiempos de espera para operarse o realizar una prueba sanitaria y que estos días ha sido motivo de intenso debate político. Tal ha sido la polémica y el revuelo que estos casos han generado, que la ola de críticas ha obligado al consejero de Sanidad, Faustino Blanco, a dar un paso al frente y adelantar el anuncio de la entrada en vigor de un decreto de tiempos máximos de demora para intervenciones y consultas.

La normativa, cuyo contenido ha sido detallado por este periódico, dota a los enfermos de una herramienta legal con la que poder reclamar cuando una operación o una cita médica se retrasa en exceso. El decreto abre la puerta a exigir contrapartidas en el caso de que el paciente decida operarse en un centro privado ante la elevada demora en la sanidad pública. En principio, el Sespa sopesa tres horizontes generales: 180 días de tiempo máximo para operaciones quirúrgicas, 90 días para pruebas como resonancias, TAC o ecografías, y 60 días para primeras consultas en Atención Especializada.

En dos de los tres casos de los que se hizo eco este periódico el Sespa ya tomó cartas en el asunto. Se trata de Irene Cedeira, la joven de 34 años que desde julio de 2012 aguardaba para que le extrajeran un cálculo renal. Tras la denuncia pública fue operada el pasado día 7 de febrero en el HUCA. Irene ya se recupera de la intervención en su casa. Otro caso fue el de Olimpia Tielve, que llevaba siete meses pendiente de ser llamada para una resonancia. En Cabueñes le habían dado cita para septiembre de 2015 para que el traumatólogo le informara de la prueba, que aún no le había hecho. El hospital gijonés reconoció el error en la citación y la convocó el pasado miércoles para la resonancia y el día 24 de este mes para el traumatólogo. Por su parte, José Antonio Fra, el gijonés de 56 años con una afección coronaria grave, continúa aguardando. Nadie del Servicio de Salud del Principado se ha puesto en contacto con él. Ante la demora a la que se enfrentaba en la medicina pública y tras haberle sido anulada una cita en Cabueñes pese a haber sufrido una angina de pecho, este paciente, que tiene una válvula coronaria calcificada y cuyo corazón comenzará a correr riesgo de infarto en apenas dos meses, denunció que el Sespa le proponía operarle dentro de nueve meses. Sigue esperando.

«Estamos igual o peor que hace 14 años», advierte el cirujano José María Valle

El Comercio. 17.02.14 - 01:43 - L. FONSECA | OVIEDO.

Hace ahora catorce años, el doctor José María Valle, por aquel entonces jefe de Cirugía Cardíaca del Hospital Central de Asturias (HUCA), se enfrentaba a la apertura de un expediente por parte del Insalud. Asturias aún no contaba con transferencias sanitarias y las declaraciones públicas de este cirujano asegurando que las listas de espera eran «como el corredor de la muerte», provocó una polémica que traspasó las fronteras regionales. Valle, que fue quien realizó el primer trasplante de corazón en Asturias allá por 1998, no había sido el único médico que denunciaba el fallecimiento de pacientes mientras aguardaban por una operación en la sanidad pública. Fue tal la dimensión de la polémica, que el Ministerio de Sanidad, en aquel entonces en manos de Celia Villalobos, se vio obligado a tomar cartas en el asunto, poniendo en marcha en todo el territorio Insalud un plan de choque para reducir las demoras coronarias. A partir de entonces, los hospitales, entre ellos el HUCA, quedarían obligados a operar a los enfermos del corazón en un tiempo máximo de dos meses (60 días). Pero la medida no duró mucho tiempo, ya que a partir de 2002, y de la mano del traspaso sanitario, cada autonomía comenzó a aplicar su propia normativa. ¿Consecuencia? Las listas de espera volvieron a desbocarse.

El caso del gijonés José Antonio Fra, paciente con una cardiopatía grave al que el Sespa asegura no poder operar antes de nueve meses, tal y como avanzó EL COMERCIO, le trae a José María Valle «muchos recuerdos». Cree este cirujano, jubilado de la sanidad pública hace seis años, que «pocas cosas han cambiado. Estamos igual o peor que hace 14 años», considera este especialista que continúa ejerciendo en la medicina privada. Valle sigue considerando que «las listas de espera son el vía crucis de los consejeros de sanidad de todos los gobiernos e ideologías». Lo peor es que «las consecuencias de la mala gestión sanitaria no la pagan ni los políticos ni los médicos, sino los enfermos». Este cirujano cree necesario un pacto entre autonomías en materia de atención sanitaria y demoras. Cuando Valle denunció hace 14 años que las listas de espera eran como «el corredor de la muerte», en el HUCA había 116 enfermos pendientes de operación cardíaca, 14 de ellos, con demoras de más de seis meses. Ahora son 177 los que aguardan por una intervención coronaria en el Central, cinco con esperas por encima del medio año. La mayor parte, 131 pacientes, son para operaciones de cirugía valvular, como la de José Antonio Fra.

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