Una residencia de Llanes aplica un programa pionero en materia de sujeciones

Sierra del Cuera pretende alcanzar «mayor bienestar y dignidad para los residentes y un cambio en la cultura de la movilidad»

Foto:Mónica Llaca y Eloy Ortiz con el protocolo Libera-Ger. :: G. F. B.

El Comercio. 19.10.13 - 00:22 - GUILLERMO F. BUERGO | LLANES.

La Residencia Sierra del Cuera, ubicada en la localidad llanisca de Lledías y abierta en el año 1990, acomete estos días la última fase de la implantación del programa Libera-Ger, un minucioso protocolo de actuaciones para establecer y evaluar el sistema de gestión y control de las sujeciones físicas y farmacológicas de los residentes. La norma está avalada por la Fundación Cuidados Dignos y, según Eloy Ortiz Cachero, director de la residencia llanisca, «trata de introducir cambios en la cultura de la movilidad para ofrecer a los residentes mayor bienestar y dignidad. Todo ello bajo la filosofía de que la persona debe ser el centro de atención y cuidados».

En España el 23% de los residentes en centros de mayores están sometidos a medidas físicas o químicas de sujeción restrictiva con el fin de facilitar su cuidado y manejo. En la residencia Sierra del Cuera «ya se ha bajado a un 12% de sujeción física entre los residentes» y Eloy Ortiz estima que «el objetivo de futuro es ir a sujeción cero, en realidad una utopía porque en Dinamarca están al 2,2% y en Italia en un 4%». Lo fundamental para el centro residencial llanisco, que es pionero en Asturias en la implantación de la norma Libera-Ger, es «caminar hacia un cambio de cultura para abordar, avalar, auspiciar y acoger el asunto de las sujeciones tanto por el personal laboral de nuestra residencia y como por los familiares de los residentes».

Bajo el epígrafe ’P’Alante’, Sierra del Cuera ya está poniendo en marcha el programa para eliminar las sujeciones entre los residentes y el director cree que en su desarrollo va a aportar «beneficios físicos, psicoemocionales y sociales». Entre los beneficios físicos apunta a «una disminución de autolesiones, úlceras, caídas y atrofias», que van a representar una mejoría «en el tono muscular, la movilidad y el apetito». De los provechos psicoemocionales espera conseguir Eloy Ortiz que entre los residentes desaparezcan episodios de «angustia, agresividad, apatía y confusión». Y de la utilidad social estima que será básica para anular «sentimientos de vergüenza, aislamiento y deshumanización».